jueves, 24 de enero de 2013

Capítulo 1: El Presunto

Capítulo 1: El Presunto.


El timbre del Instituto KAIZEN Center de MAMBA Ryu sonó esa tarde a las 2:37, poco después de que Shodai regresara de su vuelta ciclista. Recién duchado y muy cansado después de haber trasnochado y madrugado para trabajar en su libro de filosofía titulado ‘Las Enseñanzas del Sennin – Introducción al Camino de la Sabiduría’, nuestro Sennin se estaba preparándo para entregarse a la ardua tarea de una bien merecida y muy necesitada siesta, cuando sonó de nuevo el timbre.  ‘¡Qué demonios!’, pensó, ‘¡sesenta segundos antes y todavía me estaría duchando y no hubiera oído el timbre! ¡La madre que les parió como sean esos dichosos Testigos de Jehovah! ¡Ya me tienen harto con su dios que ni siquiera saben cómo se llama! ¡Jehovah! ¡Qué gente! ¡Jehovah mis narices! ¡Yahveh! ¡Yahveh! ¡Yahveh! ¿Cómo demonios quieren que les tome en serio si ni siquiera pronuncian bien el nombre de su dios?’
[  “¡Ya voy!”, anunció dando un leve grito en dirección a la ventana levantina de su recámara mientras desenterraba de su closet una camiseta limpia de MAMBA para terminar de vestirse.
Shodai sintió de pronto algo extraño, un hormigueo en su wa que le advirtió de la importancia de acercarse a la ventana de su habitación para echar una ojeada discreta a la calle por entre las rendijas de la persiana vertical. Abajo, ocupando un largo trecho del espacio delante de su cochera y portal, vio desplegada una larga limosina blanca. El vehículo estaba atendido por un chófer, un hombre joven de mediana estatura, de origen posiblemente latino, vestido impecablemente en un traje limpio y recién planchado, y que lucía un porte claramente ex-militar. ‘Guardaespaldas’, pensó Shodai al ponerse la camisa. Eso implicaba un cliente lo suficientemente adinerado para permitirse el lujo de uno y lo suficientemente necesitado para sentir la urgencia de hacerlo. El Sennin pausó momentáneamente para rebuscar en su imaginación y memoria una razón que explicara la presencia del vehículo que sin duda estaba vinculado a la visita inesperada. Nada. Cero. Ni una memoria, ni siquiera una idea, pero inmediatamente supuso que sería para alguna instrucción o consulta privada. ¿Protección personal? ¿Consulta? ¿Negocios? Como Shrek en su pantano, nuestro Sennin era gran defensor de su privacidad fuera del horario oficial del Ryu, dedicándose plenamente a la producción de nuevos programas, a la escritura de libros, ensayos, artículos, poesías, técnicas de artes marciales, y a su propia y constante formación mental y física – la formación espiritual estaba ya implícita en todo lo que hacía. Por eso mismo no era su costumbre revelar su presencia en el Instituto antes de verificar primero quién le buscaba y para qué – sobre todo en el caso de una visita inesperada de un ‘no-miembro’ del Ryu.
Shodai descendió sigilosamente los escalones con sus trece sentidos en plena alerta; apenas había llegado a la mitad de la escalera doblando la esquina a su izquierda cuando sintió un escalofrío en la boca del estómago: ahí, de pie, plácidamente admirando el huerto interior situado en la antesala del Instituto y de espaldas a la escalera, se encontraba un señor afro-americano de mediana a avanzada edad, de impecable porte y de aproximadamente 190 cm de estatura. Como un felino escondido entre el matorral, listo para dar muerte a su presa, Shodai se quedó inmóvil ahondando la situación. Su abdomen se hinchó inconscientemente en una profunda inhalación abdominal; sus sentidos, siempre presentes, se agudizaron aún más ante la evidencia clara de un allanamiento de morada y en anticipación instintiva de un posible desenlace violento; su poderoso wa, el gran sentido de la intuición, de la percepción del inconsciente, se extendió  en todas direcciones para conectarse mejor con su medio ambiente… pero… ¡nada!... ni siquiera registraba la presencia evidente ante sus propios ojos. Ahí, en la entrada del Instituto, de su Instituto, había un intruso luciendo una elegante y lujosa chamarra de cuero negra, un arete de oro en la oreja izquierda, un moderado afro meticulosamente bien cuidado, más corto de los lados que de arriba, y calzando unas botas camperas de piel de serpiente color plateado. ‘¡Zapatos en el Instituto! ¡Eso es el colmo!’, estalló Shodai en su mente,  concluyendo finalmente que no había mayor amenaza más allá de la irreverencia del calzado, la cual, y a pesar de las circunstancias tan extrañas, era lo que más importunaba a nuestro maestro-ermitaño. Descendiendo los últimos varios escalones con  ‘shinobi aruki’ – el paso sigiloso del ninja – Shodai, consciente de que hay personas que sienten la mirada ajena sobre ellas, fijó la vista no directamente sobre las espaldas del intruso sino a un punto en su periferia desde donde observaba la figura a la vez que su entorno. ‘¿Será familia de mi padre?’ se preguntó nuestro Sennin al descender el último escalón echando una ojeada fugaz a su izquierda, verificando la  posición del pestillo de la puerta: Estaba en posición horizontal, es decir, la puerta se hallaba aún cerrada. ‘¿Por dónde entraría este tipo?’, pensó, no recordando haber oído ni el sonido del portal exterior ni el de la puerta interior, ni mucho menos el indistinguible ‘clic’ que hace el pestillo al echarse.  Shodai estaba preparado para toda y cualquier eventualidad – toda y cualquier eventualidad salvo la que sucedería a continuación que resultó ser algo completamente inesperado.
[  “Buenas tardes”, dijo el intruso en un español castellano sin acento y con una despreocupada sonrisa mientras daba la media vuelta y extendía amistosamente su mano derecha.
[  “¿Morrigan Freedman?”, exclamó Shodai, ahora sí que por instantes completamente desconcertado pero no obstante logrando una respuesta coherente, y en inglés, “¿Qué le trae a Usted por aquí? ¿A Playas de Tijuana, y al KAIZEN Center de MAMBA-RYU?”
Shodai inmediatamente apartó de su mente el detalle del saludo en español por parte de su huésped no invitado, descartándolo por una parte como la afectación de un veterano actor y camaleón profesional de emociones y expresiones humanas y por otra porque interferiría con su exploración del momento presente – ya tendría ocasión de analizar su significado en el futuro. El contacto físico con la mano fue bastante ameno; el apretón fuerte y firme, exactamente lo que uno esperaría del renombrado artista. Pero a otro nivel, a un nivel energético, intuitivo, empático, del inconsciente concientizado fue otra cosa. El Sennin sintió algo muy extraño emanando del wa de su inesperado huésped, una vibración que él asociaba con algo familiar, con un recuerdo que no discernía, con una experiencia importante… pero… ¿de dónde? ¿De cuándo?
[  “Soy un tremendo fan suyo, Shodai. He comprado todos sus libros, he leído todos sus blogs, todos sus ensayos, novelas, artículos y poesías, hasta tengo descargados todos los audios de su página en la Internet. Muy impresionante su producción, sobre todo de un tiempo a esta parte”, añadió el veterano actor pero no en inglés como Shodai esperaba, sino todavía en un castellano impecable, y encima con el más exquisito acento posible: el acento de Castilla la Vieja, España – ¡mejor acento que el suyo mismo!
[  “Me halaga Sr. Freedman. No tenía ni idea que Usted supiera de mi existencia, mucho menos que me leyera. La verdad es que todo esto de tenerle aquí de repente me parece algo bastante surreal.”
[  “No se subestime tanto Shodai, ha creado Usted algo insólito con su MAMBA-RYU y su Instituto KAIZEN Center. Llevo tiempo queriendo hacer un viaje hasta aquí sólo para hablarle en persona. Estuve leyéndole esta mañana y sentí el impulso irresistible de acercarme para hablar con Usted cara a cara.”
[  “¡No sabía que Usted hablara español! ¡Y sin acento! Mejor dicho, con un acento castellano que no he oído desde mi adolescencia. Es un acento, como decirle, limpio, cristalino, impecable. Me recuerda a los arroyos de la sierra del Guadarrama por donde hacía excursionismo de muchacho”, respondió Shodai, ahora sí que completamente perplejo, pero no por eso quitaba el dedo del renglón. “Por cierto, no me di cuenta de que había dejado ambos el portal y la puerta de la casa abierta, sin cerrar con llave. ¿Cómo logró entrar?”, preguntó Shodai cortésmente, pero con firmeza, insistiendo en una respuesta.
[  “¿No le importa que hablemos en español, verdad? No tengo mucha ocasión de practicar y si me consintiera significaría mucho para mí”, respondió el actor, ignorando por completo la pregunta sobre la manera de su acceso al interior – algo que nuestro Sennin no pasó por alto pero decidió dejar de lado de momento – quizás se había equivocado y había dejado ambos el portal y la puerta delantera abierta. ¿Cómo poder estar seguro en este momento?
[  “En absoluto, Sr. Freedman. Como Usted guste. ¿Inglés o español?”
[  “Muchas gracias. Español será entonces. Como le decía, soy un ávido lector suyo pero hoy me desconcertaron las anotaciones en su Diario de un Sennin. Quisiera saber si pudiera hablar con Usted al respecto. Algunas de sus anotaciones sobre Dios pues han creado algunos problemas existenciales para mí, y ahora veo que se ha empeñado en continuar escribiendo su libro de filosofía.”
[   “Pues sí, de hecho estaba a punto de sentarme a trabajar en ello…”, respondió Shodai, viendo cómo podría salirse del aprieto de una consulta inesperada que impactaría su horario de trabajo. “Estoy bastante atrasado y los alumnos ya están esperando el nuevo material del capítulo que estoy escribiendo.”
[  “Mire, le pido mil disculpas por no haberle llamado antes para tener una consulta. ¡Ya sé cómo es usted con su tiempo!  Pero fue puro impulso, y pues ya que estoy aquí… por supuesto que le recompensaré ampliamente por imponerme de esta forma en su horario de trabajo, pero creo que los temas que me gustaría tratar con usted serían muy relevantes a su libro de filosofía. Mire, tráteme como lo haría a cualquiera que le pidiera consulta profesional de suprema urgencia”, añadió con una sonrisa.
Shodai vaciló por unos instantes, considerando si sería apropiado despedir al visitante inesperado para poder reintegrarse a su horario de trabajo o simplemente entrar en sesión cuanto antes para no perder más tiempo. Además, si el Sr. Freedman quería hablarle sobre su libro quizás habría la posibilidad de tratar dos temas de un tirón. Finalmente respondió:
[  “Creo que su estatus como uno de mis actores favoritos impide la posibilidad de ser tratado como a un cliente cualquiera… está bien, pero le tendré que pedir que se quite las botas, no se permite calzado de la calle en el Instituto”, concluyó Shodai con una sonrisa amable pero cautelosa.
[  “¡Sí que Usted se mantiene a la altura de su reputación! ¡Es un hombre de rectitud, me gusta eso!”
El wa de Shodai inmediatamente notó que algo no andaba bien. Reparó de nuevo en el detalle de la entrada de su nuevo cliente. El portal exterior, aun en el caso de estar desbloqueado, era muy ruidoso al abrirse, y la puerta delantera también, pero no había oído un solo sonido correspondiente. Revisó disimuladamente desde donde estaba parado a la base de las escaleras y notó de nuevo que desde su posición se veía claramente que la puerta delantera a su lado izquierdo estaba trabada con llave; a su derecha también veía que la entrada al patio trasero situado al otro lado del salón principal estaba aún cerrada con llave. De todos modos no podía distraerse demasiado de la situación inmediata puesto que no importaba cómo había llegado hasta ahí el Sr. Freedman, el caso es que ahí estaba y eso implicaba o un gran peligro o una gran oportunidad, o quizás las dos cosas a la vez. Cauteloso como siempre, Shodai abrió casualmente la puerta del baño de invitados que quedaba a la derecha de la entrada principal y ahora a su propia izquierda; miró adentro y sintió un notable alivio cuando vio que no había nadie.
[  “Veo que hay jabón, toalla y papel higiénico. ¡Listo para recibir visitas!”, agregó el Sennin para disimular sus intenciones. Por la sonrisa en la cara de su huésped era obvio que no lo había logrado.
Siempre sospechoso, Shodai trató de discernir las más obvias explicaciones que le llevaban a cuestionar si de hecho este momento podría ser ‘real’ o no, o si el individuo por delante era verdaderamente el actor Morrigan Freedman. Pensó: ‘¿Me habrán intoxicado? ¿Será un sueño? ¿Estaré alucinando?’ Reparó de pronto en que el visitante nunca llegó a admitir en verdad ser el actor Morrigan Freedman, pero tampoco lo desmintió, pero a pesar de todo el wa de Shodai le avisaba de la posibilidad implícita de una gran mentira. ‘Aquí hay gato encerrado’ concluyó, decidiendo que desde luego había algo que no concordaba. Además de las prácticamente imposibles, o al menos inverosímiles, coincidencias de la aparición súbita de un famoso actor hablando un idioma ‘en traducción’, estaba la cuestión de la entrada ilícita e inexplicable al interior del Instituto.
[  “Jacob también se preguntó lo mismo que Usted”, mencionó casualmente el presunto actor.
[  “Perdón. ¿Cómo dice?”
[  “Jacob. El de la Biblia. ¿Usted sí conoce la Biblia? ¿Verdad? O al menos eso da a entender en sus escritos”, dijo el ‘Presunto’ Sr. Freedman con un tono no poco retador. La simpatía anterior del visitante inesperado se había borrado inmediatamente de su rostro, reemplazada de súbito por una expresión de exigente expectativa pendiente una ciertamente intensa indignación. Era una expresión muy propia de la cultura afroamericana y una que Shodai conocía muy bien; era la expresión de suma incredulidad ante la remota posibilidad de una respuesta negativa a una pregunta que se daba casi por retórica porque se está seguro de la respuesta.
[  “Lo siento. Oyéndole hablar en español, y ante todo con un acento castellano, de España, estoy un poco distraído. Sí, sí conozco la Biblia, lo suficiente para justificar mis conclusiones.”
[  “Sí, claro que sí.”
Los labios y la boca del Presunto volvieron a sonreír, pero no sus ojos. Había una dureza amenazadora tras ellos, la dureza pensó Shodai, de alguien que se siente injustamente agredido o de un animal amenazado, un animal que busca la oportunidad y el momento de expresar su descontento o su intención de aniquilar la amenaza. Con la misma sonrisa el actor, o el impostor – o el actor-impostor del actor –  se acercó a la puerta para salir de nuevo por la puerta al pasillo exterior a la entrada del Instituto y quitarse el calzado, dejando a Shodai cortado con el gesto en el aire de abrirle la puerta a su ‘huésped’. Pero en el transcurso de ese desplazamiento, algo sucedió que le obligó a Shodai cambiar por completo su percepción de la situación, o al menos que le llevó a establecer en su mente la base para formular parámetros claros al respecto de la misma. Sin que el señor llegara a tocar la puerta o siquiera a acercar la mano a la misma, la posición del pestillo había cambiado – es decir, había cambiado de cerrado a abierto por sí sola. Tal vez, razonó Shodai, si no hubiera sido porque momentos anteriores él mismo había reconfirmado que el pestillo estaba echado en posición horizontal, o sea cerrado, ese detalle no hubiera sido significativo. ‘Hubiera dudado de mí’, pensó, ‘de no haberme cerciorado del pestillo, ¿pero hasta qué punto se puede confiar en los sentidos?’, concluyó el Sennin con una pregunta casi auto-retórica.
[  “Se da cuenta de que Jacob se preguntó lo mismo, ¿verdad?” repitió el visitante, ahora sentado en el taburete del patio interior del Instituto y quitándose las botas.
[  “¿Cómo dice?” respondió Shodai, pensando ‘¡Otra vez con Jacobo!’.
[  “Tiene usted la apariencia de alguien que duda de la realidad de lo que está viviendo y lo toma con impresionante calma, quizás porque espera despertar en algún momento.” ‘Hmmm’, pensó Shodai sonriendo conforme se acordaba de la escena del filme ‘The Matrix’ en la que Morfeo le dice casi exactamente lo mismo a Neo.  “Le decía que Jacob se preguntó lo mismo cuando luchaba con Dios.”
[  “Sí, por eso Dios, o un ángel o Dios en forma de ángel, le disloca la cadera para que al día siguiente supiera que no era un sueño, y que debería continuar con su nueva identidad – ‘Israel’, que significa ‘el que luchó con hombres y con Dios’ – ¡y prevaleció!”, puntualizó Shodai.
[  “¡Ese Jacob sí que era algo impresionante! ¡Atreverse a luchar con el mismo Dios! Ya casi no se encuentran hombres así. ¡Daría cualquier cosa para encontrarme con uno, frente a frente cara a cara, y mente a mente, y combatir con él!”
[  “¿Viene Usted para una clase de artes marciales?”, preguntó Shodai, algo sorprendido.
[  “¡Oh no! ¡Yo no! ¡Soy un pacifista! Yo vengo para, digamos, un diálogo, o lo que Usted llamaría un ‘combate mental’, por así decirlo.” Y luego el misterioso intruso recitó Génesis 32, versículos 25 a 33 de pura memoria y con una entonación y dicción prácticamente divinas:
“Y habiéndose quedado Jacob solo, estuvo luchando alguien con él hasta rayar el alba. Pero viendo que no le podía, le tocó en la articulación femoral, y se dislocó el fémur de Jacob mientras luchaba con aquél. Este le dijo: «Suéltame, que ha rayado el alba.» Jacob respondió: «No te suelto hasta que no me hayas bendecido.» Dijo el otro: «¿Cuál es tu nombre?» - «Jacob.» - «En adelante no te llamarás Jacob sino Israel; porque has sido fuerte contra Dios y contra los hombres, y le has vencido.» Jacob le preguntó: «Dime por favor tu nombre.» - «¿Para qué preguntas por mi nombre?» Y le bendijo allí mismo. Jacob llamó a aquel lugar Penuel, pues (se dijo): «He visto a Dios cara a cara, y tengo la vida salva.» El sol salió así que hubo pasado Penuel, pero él cojeaba del muslo. Por eso los israelitas no comen, hasta la fecha, el nervio ciático, que está sobre la articulación del muslo, por haber sido tocado Jacob en la articulación femoral, en el nervio ciático.
[  “¡Impresionante Sr. Freedman! ¡Es Usted todo un maestro del arte dramático! Sin lugar a dudas”, comentó Shodai verdaderamente encantado y aplaudiendo la exquisita actuación del presunto actor Morrigan Freedman.
[  “¿Dígame, de paso, fue un ángel o Dios mismo el que luchó con Jacob?”
[  “Las dos cosas. Fue un ángel avatar de Dios.”
[  ¡Gracias! ¡No se me había ocurrido esa posibilidad! ¡Claro! Pero de todos modos tendría que ser Dios porque si no Génesis 32:29 sería una completa falsedad: «En adelante no te llamarás Jacob sino Israel; porque has sido fuerte contra Dios y contra los hombres, y le has vencido.», ¿verdad?”
[  “Verdad. ¿Y sabe por qué Dios combatió con Jacobo?”, le preguntó el presunto actor.  
[  “Por la misma razón por la cual Dios le pidió a Abraham que sacrificara a Isaac”, respondió el Sennin.
[  “¡Pero eso fue para probar su fe!”, replicó el presunto Sr. Freedman.
[  “Teológicamente hablando quizás sí. Pero yo creo que más bien fue para probar su compromiso y su convicción; para saber si era capaz de superar su máximo apego, de hacer lo que tuviera que hacer no importa el costo”, respondió el Sennin.
[  “¡Cumplir o Morir!”, agregó el supuesto Sr. Freedman.
[  “¡Cumplir Hasta Morir! Exactamente. Usted, Sr. Freedman, tiene que comprender que el apego y el miedo, Sr. Freedman, son dos caras de la misma hoja. Son inseparables. Donde está uno está el otro. Estamos apegados a lo que tememos perder, y tenemos miedo a estar sin los objetos de nuestro apego. Siempre que hay un miedo hay un apego correspondiente; y siempre que hay un apego hay un miedo adjunto, quizás oculto, pero siempre presente. Con el sacrificio de Isaac, Yahveh quería asegurarse de que Abraham no era un hombre de apegos, es decir de miedo. Abraham era uno de los patriarcas, de los próceres del judaísmo; no se puede ser prócer y sucumbir al miedo Sr. Freedman.”
[  “El apego y el miedo.”
[  “Así es. Poderosa combinación que la religión explota al máximo. Por ejemplo, en la religión cristiana, en el cristianismo explota esa combinación de forma excelente con el concepto del miedo al Demonio y el apego a Dios. El primero inspira el miedo para que el creyente busque amparo en el segundo. ¡Muy efectivo psicológicamente!”, afirmó nuestro Sennin.
[  “Se me escapa a veces Shodai que Usted es también profesor de religiones del mundo.”
[  “Y de la psicología y de la filosofía de la religión, Sr. Freedman.”
[  “¡Claro! ¡Claro! ¡No podemos olvidarnos de eso! Eso hace para un estudio muy comprensivo, muy completo, muy integral de la religión. Al menos eso me parece a mí – aunque sus detractores no parecen coincidir”, comentó el presunto actor con una pequeña carcajada, añadiendo de seguido: “Pero volvamos al tema. Según usted, ¿qué tiene que ver la orden del sacrificio de Isaac con el enfrentamiento con Jacobo?”
[  “Sr. Freedman, el compromiso y la valentía, al igual que el miedo y apego, también son dos caras de sus respectivas monedas. La valentía no es la ausencia de miedo; la valentía es la capacidad de cumplir con nuestro compromiso a pesar del miedo. Y el miedo solamente se tiene que considerar en términos de un impedimento interno más, y si nos logra paralizar es sin duda el impedimento más poderoso, pero sigue siendo uno de muchos. La apatía por ejemplo, es otro impedimento que a veces hay que superar. Pero volviendo al punto, la calidad, la profundidad de nuestro compromiso solamente se demuestra, sólo se expresa con el sacrificio a nuestros apegos. Para Abraham sacrificar a Isaac, a su hijo querido después de haberle anhelado durante tanto tiempo, era un acto de tremendo compromiso por una parte, de desapego y de confianza en Yahveh por otra. Y Yahveh, como buen líder, no quería tenientes ineptos. Ningún líder quiere seguidores sin compromiso y con apegos contrarios a la causa. No son fiables.”
[  “Interesante su perspectiva. ¿Y Jacob? ¿Qué me dice de Jacob?”
[  “En el caso de Jacob, él no se achantó a pesar de que sabía que estaba luchando con un ser paranormal, incansable. A pesar de ello Jacob no nos lanza un ‘no más’, no se rinde. Cualquier estado interior que tuviera, como el cansancio o el miedo, los superó porque no se dejó definir por ellos. Eso muestra su capacidad de compromiso. Se había propuesto la misión de ‘Cumplir o Morir, Cumplir Hasta Morir’, y venció. Los hombres de integridad cumplen con su deber por encima de sus miedos y de sus apegos, y para eso hace falta valentía, carácter, integridad. Abraham y Jacob demostraron esas cualidades.”
[  “Parece ser que Usted los admira.”
[  “Respeto los valores y los principios que representan Sr. Freedman, para eso están los mitos, ¿no cree?”, respondió nuestro Sennin sonriendo pícaramente.
[  “Impresionante discurso Shodai. Pero… déjeme preguntarle algo, ¿sabe lo que significa ‘Penuel’, verdad?”, preguntó el Presunto con tono algo condescendiente conforme terminaba de quitarse las botas para entrar de nuevo en el interior del Instituto.
[  “De hecho, sí lo sé. Significa ‘la cara de Dios’”, respondió el Sennin, observando un ligero tono de asombro en la mirada del Presunto.
[  “¡Muy bien! No hay mucha gente que sepa ese detalle, al menos que hayan estudiado la Biblia académicamente como Usted lo ha hecho. Por cierto, ¿me refiero a Usted como Shodai o Sr. Shodai?”
[  “Simplemente Shodai, gracias.”
[  “Shodai entonces. Por eso estoy aquí, tenía ganas de encontrarme frente a frente con un hombre de carácter, de principios inalienables como Usted parece ser en sus escritos, hacerle unas preguntas directas y difíciles y mirarle a los ojos mientras me da sus respuestas. Bien, bien. Está bien. Pero hay otras posibilidades, ¿no cree?”
[  “¿Otras posibilidades con respecto a qué, Sr. Freedman?”
[  “Con respecto a si estamos ahora en un sueño o en la realidad tal y como los seres humanos la entienden.”
[  “¿En un sueño o despiertos? Pues sí, supongo que sí, ambos son posibles. No hay límites a la fantasía humana Sr. Freedman, sobre todo en cuanto se trata de los dioses. En la Biblia, por ejemplo, siendo una obra literaria, es decir, de la imaginación, y Dios siendo un ente ficticio, es decir, un producto de la fantasía humana al que se le atribuye ser todopoderoso, pues con esos parámetros en mente, Dios podría haber sacado a Jacob a una dimensión fuera del tiempo y del espacio de forma que no fuese del todo ‘realidad’ y tampoco un ‘sueño’. ¿Sabe, Sr. Freedman, cómo llamamos en MAMBA esa dimensión más allá de las tres dimensiones del espacio y la cuarta del tiempo?”
[  “La Quinta Dimensión, o también la ‘Imaginocepción’, término que Usted mismo acuñó para referirse a todas las experiencias que el cerebro crea para la mente independiente de información sensorial, como son los sueños, los trances, las alucinaciones psicóticas…”
[  “O las narcóticas también. Así es, Sr. Freedman.”
[  “Pero me refería no a Jacob con Dios en Penuel, sino a Usted y yo aquí mismo.”
[  “Curioso que Usted me hiciera esa pregunta, Sr. Freedman. Es una pregunta de carácter metafísica u ontológica.”
[  “La metafísica y la ontología. ¡Qué fascinante! Pero fíjese Shodai que por lo que entiendo hay una gran confusión respecto a cómo se aplican esos términos. Podría ayudarme a distinguirlos así de forma clara y escueta sin tener que entrar en un largo discurso académico”,  solicitó el Presunto amablemente.
[  “¡Vaya que es Usted cruel! ¡Pedirle brevedad a un académico en dos temas, por falta de uno, tan debatidos!”
[  “Si me pudiera hacer ese gran favor.”
[  “Está bien, Sr. Freedman, pero que conste dudo que mis respuestas satisfagan a todos y sin dudas ofenderían a algunos. La ontología es la disciplina filosófica que se dedica a determinar lo que es o no real, mientras que la metafísica se dedica a estudiar la naturaleza de lo real. Más breve imposible. Vinculados a la metafísica y a la ontología, está la epistemología, la parte de la filosofía que se ocupa del saber, de cómo sabemos que sabemos. Pero los problemas serios irremediablemente corresponden a los tres. Ahí tiene Sr. Freedman.”
[  “Muchas gracias Shodai. Dijo Usted ‘problemas serios’, ¿a qué tipo de problemas se refería? Deme un ejemplo, por favor.”
[  “Sí, como por ejemplo la naturaleza de la experiencia misma. ¿Es real? ¿Cómo podemos saber si es real? ¿Es real un sueño? ¿Es real una percepción? O tomemos a su dios. ¿Es real o no? ¿Existe materialmente? ¿Existe como idea? ¿Si existe, cuál es su naturaleza? ¿Y si no existe materialmente sino como idea solamente, cómo es que impacta tanto en el mundo? Problemas de esa índole. ¿Cómo sé que existo en un mundo real y no en una Matrix?”
[  Cogito ergo sum. El ‘pienso luego existo’ de Descartes”, comentó el Presunto.
[  “Así es Sr. Freedman, pero yo prefiero ‘sum conscious, ergo sum’, ‘soy consciente, luego existo’. Uno podría estar sintiendo pero no pensando y el sentir mismo confirma nuestra existencia puesto que hace falta estar consciente para sentir, no hace falta estar pensando, con experimentar, con estar consciente basta para saber que existimos – sin importar la naturaleza de la realidad, soñando, alucinando, o despierto.”
[   “Es usted un todo un lince, Shodai, o quizás debería llamarle Chaim Yaakov”.
[  “Fascinante”, respondió Shodai, ligeramente impresionado – pero conteniéndose: había que estar de mente presente en esta situación y  no dejarse distraer.
[  “¿Le sorprende que yo sepa su nombre Hebreo?”, le preguntó el Presunto queriendo presionar donde había hecho cuña.
[  “No del todo”, respondió el Sennin de forma despreocupada, desviando la supuesta estocada del Presunto. “Seguro que con los recursos que Usted tiene sabe mucho de mí; aunque en realidad por otra parte tampoco me oculto del mundo; o sea, no es exactamente una gran hazaña tampoco, tengo hasta mi resumen por ahí en la Internet. Pero me halaga que se haya tomado la molestia de investigarme. Por favor, pase al salón y siéntese, estaremos más cómodos ahí que de pie aquí en la puerta, además con la puerta abierta entran moscas y las moscas me fastidian y no las tolero en mi Instituto”, dijo Shodai gestionando con la mano derecha hacia el salón principal del Instituto KAIZEN Center de MAMBA-RYU.
[  “Las moscas también son criaturas de Dios”, respondió el Presunto con una sonrisa, ahora sí muy animada y ladina.
[  “Y también lo fueron los 6 millones de judíos muertos en el Holocausto – pero a Dios no pareció importarle mucho. Creo que Dios podrá dispensar de alguno que otro insecto de su creación que entre a molestarme en mi guarida.”
[  “¿Está Usted resentido con Dios?”, preguntó el Presunto.
[  “No acostumbro a entretener resentimientos contra entes ficticios, Sr. Freedman”, respondió Shodai sonriente, añadiendo luego: “Es como si me pregunta que si estoy resentido con Santa Claus porque no me trajo la figura de Rafiki que le pedí en mi carta al Polo Norte. Mi posición con respecto a Dios no tiene nada que ver con Dios per se, y todo que ver con el ser humano y la idea de Dios. Lo que me causa gran indignación, no precisamente resentimiento, es el efecto nocivo que tiene la idea de Dios en nuestra especie. Pero en respuesta a su anterior pregunta, admito que sí me parece interesante que sacara a relucir mi nombre Hebreo. No es algo que puede encontrar indagando sobre mí en la Internet.”
[  “‘Chaim Yaakov’, buen nombre, ‘Chaim’ significa ‘vida’, y ‘Yaacov’ es Jacob. Yo creo que Usted es como Jacob de la Biblia, luchando contra Dios; y su alter ego, uno de ellos debería decir, su gran personaje se llama ‘Omayok’ significa también, curiosamente, ‘vida’. ¿No es así Shodai Sennin James Alexander Overton-Guerra?”, agregó el Presunto muy sonriente conforme se acercaba a la mesa del  salón principal del Instituto KAIZEN Center de MAMBA Ryu que se halla en frente del escritorio de Shodai.
[  “Así es”, respondió Shodai, ahora sí verdaderamente impresionado con el Presunto y preguntándose cuantos de sus lectores/seguidores habrían sido tan sagaces como él a la hora de conectar los ‘puntos’ y atar los ‘cabos’ de sus obras. “¡Creo que el lince es usted Sr. Freedman! También me sorprende que use esa expresión tan española, ‘ser un lince’, es decir, ser sagaz, perspicaz. Me encanta ese animal.”
[  “También sé que le encanta, por eso lo tiene en su logo de la Estrategia Existencial. Pero no nos distraigamos y sigamos con su nombre. La etimología de su nombre civil, por ejemplo; ‘James’ significa ‘el que suplanta’ y es precisamente lo mismo que Jacob. James, Diego, Santiago, todos son sinónimos de Jacob.”
[  “No se le pasa ni una”, respondió Shodai, presintiendo ya a donde iba todo esto.
[  “Y su segundo nombre, ‘Alexander’, significa ‘protector de la humanidad’, algo al cual usted se dedica con su trabajo y con sus escritos. Pero usted no cree ni en el destino ni en un propósito universal, lo cual resulta muy curioso, ¿no cree?”
Evidentemente esto no sería una consulta normal, determinó Shodai, sino más bien una entrevista – o quizás hasta un juicio. Había que retomar el control del encuentro con este tal ‘Freedman’ – ‘hombre libertado’ – y no dejar que este individuo, sea quien fuese, marque el tempo y el rumbo, pensó Shodai. Acomodándose en su sillón detrás de su escritorio no descartó en absoluto la posibilidad de estar siendo grabado o de alguna forma monitoreado electrónicamente para que sus respuestas fueran distribuidas o diseminadas – quizás incluso en su contra – de ahí que formularía sus respuestas con sumo cuidado, cosa que en realidad hacía siempre.
[  “Sr. Freedman, corríjame si me equivoco pero el nombre ‘Morrigan’ también tiene una etimología interesante, ¿no es cierto? ¿Creo haber leído que se refiere a una diosa de guerra que se manifiesta a veces como una diosa única en la forma de un cuervo encapuchado y a veces en un trio de diosas todas hermanas? Una pero tres. ¿Me equivoco?”
[  “No se equivoca Maestro Sennin. Hay algo de verdad en lo que Usted cree haber leído. Ahora a mi pregunta por favor”, insistió el Presunto sonriente pero firme en su petición.
[  “Si por ‘destino’, Sr. Freedman, Usted entiende que nacemos con un propósito ya predeterminado, entonces no, no creo en el destino. Pero si por otro lado Usted entiende por ‘destino’ el objetivo final de una trayectoria, como por ejemplo, el gran objetivo que una persona se propone lograr con su vida, lo que puede venir a llamarse su misión de vida, entonces sí, sí creo en el destino. Usted me dirá entonces.”
[  “O sea, sí cree pero no cree; es Usted muy preciso con sus palabras, como un abogado.”
[  “No Sr. Freedman, no como un abogado, sino como un filósofo, disculpe Usted la interrupción, continúe por favor.”
[  “No hay de qué; le agradezco la clarificación. Pero no se preocupe, estamos completamente en privado. Puede confiar con mi discreción igual que confío que yo con la suya. ¿Y lo de ‘protector de la humanidad’?”, preguntó el Presunto, ya cómodamente integrado a la mesa de cristal del salón, directamente opuesto a Shodai.
[  “En cuanto a protector de la humanidad, la única amenaza a la humanidad, o sea, lo único de lo cual la humanidad precisaría protección es de su propia ignorancia, apatía, y soberbia, y sí, a eso me dedico a combatir”, respondió el Sennin sonriente.
[  “Y de alguna manera Usted ve a Dios involucrado en todo eso.”  
[  “Efectivamente, Sr. Freedman, la ignorancia, la apatía y la soberbia se combinan, intensifican, y se mantienen en la idea de Dios”, respondió el Sennin ya de forma más impasible.
[  “¿Entonces Usted Shodai, no cree en Dios?”, preguntó el Presunto a modo de formalidad para entrar en materia.
[  “Si me habla de Dios como un ente real…”
[  “¿O sea, como yo por ejemplo?”, interrumpió el Presunto con una gran sonrisa de oreja a oreja –  como gato que se comió el canario pensó nuestro Sennin, que ignoró verbalmente la pregunta retórica del Presunto para continuar con la temática de su respuesta.
[  “… como un árbol, como el sol, como un ser humano, como una mesa, como un ser inerte o vivo pero no imaginario, entonces no, no creo en Dios más de lo que creo en unicornios, elfos, hadas, o el ratoncito Pérez. No creo en Dios más allá de una idea, una muy, muy mala idea por lo general, por cierto, pero una idea tremendamente influyente en la mente y en la realidad humana. Tampoco, por ejemplo, creo en la teleología.” concluyó Shodai.
[  “Pero usted no cree en eso.”
[  “No. Claro que no, Sr. Freedman, claro que no.”
[  “Usted cree en la evolución.”
[  “Completamente. Y fíjese que la evolución no tiene diseño, ni diseñador, ni destino. Solamente innumerables causas interrelacionadas que tienen sus efectos simultáneos, y que a su vez son causas para otros. Causas y efectos que se entre-combinan en una red dinámica formando el sistema complejo que es la realidad del mundo material, objetivo, y del mundo mental que llamamos la Quinta Dimensión, pero no hay diseño, ni hay destino, no hay diseñador maestro, ni mucho menos benigno. Además, hablando de ‘benigno’ o ‘maligno’, Usted debería saber que fuera del ámbito del ser humano no existen el bien o el mal. Una araña no es ni buena ni mala, solamente ‘es’, y es el resultado de miles de millones de años de adaptaciones evolutivas a un medio hostil e indiferente; un huracán destruirá, pero no es ni bueno ni malo, solamente el resultado de interacciones entre fuerzas atmosféricas, diferenciales de presión y de temperatura, pero carece de volición, carece de voluntad, así que no puede tener ni bondad ni maldad, solamente ‘es’; un volcán, lo mismo… ¿Ve a dónde voy con todo eso? Solamente el ser humano es capaz de crear o de atribuir esa distinción entre ‘benigno’ o ‘maligno’ independiente del universo. Suponiendo que no existe un dimensión no-material o extra-material repleta de dioses, de ángeles, de espíritus, de demonios, de fantasmas, de duendes, y de demás entidades por el estilo, claro. Fuera del ser humano y de su fantasía o imaginación – imaginocepción en general – el concepto del bien y del mal no existe porque no aplica, Sr. Freedman.”
        El Presunto tomó una breve pausa en la que observaba a Shodai ya con una definitiva dureza que había tratado de ocultar con anterioridad pero que ya no lograba suprimir, como si le estuviera midiendo, acechando, como un depredador mide a una presa o un enemigo a su contrincante. Shodai por su parte se divertía, relajado en su papel de atormentador intelectual de su ‘cliente’, el cual finalmente saltó con un tono algo amargado sino es que tóxico:
[  “¿Shodai, cuál es su problema con Dios?”
[  “Simple”, respondió Shodai con una carcajada abierta y despreocupada, divertido por la pregunta. “Como le dije, la idea de Dios en el mundo occidental sobre todo es efectivamente sinónima de la ignorancia, de la apatía y de la soberbia, que a su vez son los grandes enemigos de la humanidad. ¿Por qué digo eso? Simple: Dios es precisamente la idea que justifica la ignorancia, la apatía y la soberbia en el mundo, especialmente en el tercer mundo. No hay diferencia entre Dios y el Demonio con lo que a mí me concierne; de hecho, la idea de Dios facilita, promueve, asegura la misma maldad en el mundo que se atribuye al Demonio de acuerdo a la mitología cristiana. Gracias a Dios existe el Demonio, y la presencia del Demonio garantiza la necesidad de Dios. Esa es la realidad que la idea de Dios crea en el mundo. La idea de Dios crea la realidad del Demonio en la mente humana, y la realidad que se le atribuye al Demonio fomenta la necesidad de creer en la idea de Dios. Dios, los dioses, el Diablo, y los demonios existen en la mente humana porque son creados por el miedo. El miedo al Demonio, Sr. Freedman, nos crea un apego a Dios.”
[  “¡Ah sí! Es cierto”, comentó el Presunto de forma mucho más calmada: “es como Usted escribió en una poesía reciente:
Incertidumbre

Shodai, dígame una verdad.
¿Por qué me molestas? Ya te di tres: ‘el dolor llega, el placer pasa, y la vida se acaba.’ ¿No te bastan esas?
¿No hay otra?
Hay una, sí. Pero esa solamente un Sennin la viviría.
¿Viviría? ¿A qué se refiere Shodai?
Sí, las verdades se viven Fausto. Solamente aplicado el buen conocimiento se convierte en sabiduría.
¿Y cuál es esa otra verdad, Shodai?
En el ser humano hay una lumbre,
Que le domina y abrasa,
Donde nacen los dioses
Y yacen los demonios
Que le exigen mansedumbre.
¿Dígame cuál, Maestro?
Un terrible infierno llamado ‘Incertidumbre’.”
La recitación de la poesía de Shodai por parte del Presunto venía acompañada de una furia tenuemente oculta tras una sonrisa condescendiente. Pero algo logró entrever el astuto Sennin, algo que le hizo exclamar ampliamente en su mente, ‘¡Te reconozco! ¡Yo sé bien quién eres!’. A lo que el Presunto respondió como si el diálogo continuara partiendo de ese mismo pensamiento en la mente de Shodai:
[  “Usted entonces, James Alexander, Yaacov Alexander, o Jacob Alexandros, quiere suplantar a Dios para proteger a la humanidad de Él. Su mismo nombre lo dice. ¿No estaría predestinado a ello?” Había por un instante lo que a nuestro Sennin le pareció ser un brillo intenso en los ojos del Presunto, como los de un animal en la noche reflejado por la luz de una linterna. En su rostro una expresión algo traviesa, casi juguetona, pero que enmascaraba una índole bastante menos que benévola.
[  “No soy el primero ni seré el último en llamarse James Alexander”,  respondió Shodai, añadiendo: “si todo estuviera en el nombre entonces, ¿cada uno de los centenares de individuos que se llaman James Alexander también estaría ‘predestinados’ a suplantar a Dios y proteger a la humanidad de Él?”
        La interacción entre los dos debatientes ya se desenvolvía a dos niveles de lenguaje: uno verbal y congenial, y el otro no verbal y repleto ya de una hostilidad casi abierta. Disfrutando de este juego de gato y ratón en el cual se negaba a hacer de ratón, Shodai respondió con una amplia sonrisa totalmente impasible ante la posible revelación visual de la verdadera identidad de su ‘cliente’.
[  “¡Touché!”, respondió el Presunto. “Claro, si fuese el caso de que solamente fuera el nombre, cualquiera con ese mismo nombre hubiera hecho lo mismo que Usted. Por supuesto. Y sabemos que eso no es cierto. Sin embargo, sospecho que algo más hay… Que todos los individuos del mundo llamados ‘James Alexander’ no sean como Usted no implica que el nombre no le haya inspirado a Usted en particular. Quizás a modo de profecía autorrealizable.”
[  “Pero ya no estaríamos hablando de destino en el sentido de un futuro predestinado de acuerdo a planes y voluntades sobrenaturales”, respondió nuestro Sennin.
[  “Quizás sí, quizás no. Por eso la fe mueve montañas Maestro Sennin. Con la fe ‘creer es poder’. ¿Hasta qué punto la fe – algo no físico – en sí mismo es responsable por sus logros? ¿Me permite observar sus diplomas?”, preguntó el Presunto apuntando con la mano derecha a la pared a su izquierda.
        Con un leve gesto de ‘adelante’ con la mano derecha Shodai respondió en silencio.  El Presunto, levantándose con elegancia casi felina, como la de un atleta marcial o un bailarín, se desplazó con fija atención para observar los numerosos diplomas en la pared meridional del salón.
[  “¡Vaya, vaya que si tiene Usted una impresionante colección de títulos académicos y marciales! ¡Nunca había visto nada igual! Toda una vida de increíble dedicación y disciplina. ¿Cuántos cinturones negros tiene Usted?”
[  “No me acuerdo diez o más. Quizás más de una docena. No me acuerdo exactamente, no me resulta importante.”
[  “¿No son importantes?”
[  “No dije que fueran importantes; dije que ya no me resultan importantes ahora. Los grados solamente son importantes cuando no se tienen. Una vez que los logras hay nuevas cimas que escalar. Así que para mí ahora ya pues no, no lo es. Lo importante es lo que hice y lo hago con ellos. La creación y el continuo desarrollo de MAMBA-RYU. Eso es importante.”
[  “Y no puedo sino preguntarme qué tipo de incertidumbre interior le llevó a alguien a insistir en superarse de esta forma. ¿A quién trataba de impresionar? ¿A su padre? ¿A su madre? No… no… a su madre no… a su padre. En los grados académicos sin dudas a su padre. Ya leí su novela autobiográfica. Interesante vida que ha llevado Usted. Dicen que Usted es prepotente, altivo, arrogante pero lo cierto es que hay mucha más modestia en Usted de lo que las personas imaginan. Nadie verdaderamente inmodesto trabajaría tanto para superarse.”
[  “Eso tampoco es importante”, respondió Shodai.
[  “¿El qué?”
[  “Lo que las personas imaginen.”
[  “Claro, que no. Un hombre como Usted tiene más cosas en qué pensar que preocuparse por mentes mezquinas. ¡Y tantos títulos universitarios y diplomas profesionales! Como dijo Einstein, ‘Los grandes espíritus siempre han encontrado violenta oposición por las mentes mediocres. Estos últimos no pueden entender cuando un hombre no se somete sin pensar a prejuicios hereditarios, sino que con sinceridad y valentía emplea su inteligencia y cumple con el deber de expresar los resultados de su pensamiento en forma clara’.
[  “Es una de mis citas favoritas de todos los tiempos”, respondió nuestro Sennin.
        El Presunto había pausado un momento delante de unos diplomas escritos en japonés, revisando los kanji con los ojos como si los leyera pensó nuestro Sennin, que por evitarse la molestia de una posible larga traducción decidió mejor no preguntarle al Presunto si leía japonés.
[  “Sí, lo sé. Es lógico. Habla de Usted claramente. ‘Es hora de Grandes Espíritus y Leyendas’. ¿No es así?” Se refería al título del tercer volumen de ‘La Bitácora de Shodai’.
[  “Así es, Sr. Freedman. Pero ahora estamos en ‘Los Dragones Guardianes’ que es el cuarto volumen.”
[  “Cierto. Y hay otra cita de Einstein que también le fascina a Usted: ‘La imaginación es más importante que el conocimiento. El conocimiento se limita a todo lo que hoy conocemos y entendemos, mientras que la imaginación abarca al mundo entero, y a todo lo que alguna vez será saber y entender’.
[  “Ha dado Usted con dos de mis citas favoritas de uno de mis identidades favoritas. Pero no creo haber puesto eso en ninguno de mis escritos. ¿Cómo ha llegado a saber eso de mí?” Ahora sí que Shodai estaba intrigado, y no se molestaba en disimularlo. Pero la pregunta de Shodai quedaría sin respuesta ya que en vez de responder el Presunto siguió reparando en cada detallito de los numerosos diplomas en las paredes del Instituto KAIZEN Center de MAMBA Ryu, como un investigador forense tratando de interpretar la evidencia material perteneciente a la escena del crimen.
[  “Esto del Manifiesto de la Sociedad del Dragón es muy interesante. La había leído antes, varias veces, y fue este escrito mismo el que me convenció de que tendría que encontrarme con su autor cara a cara”, dijo el Presunto, para continuar con una lectura del texto con una entonación que hizo que a Shodai mismo se le pusiera la carne de gallina:
“Es durante las grandes crisis cuando los hombres demuestran su verdadero metal.
Muchos, demasiados, ante las primeras amenazas de tormenta se desentienden del mundo y se escabullen como viles alimañas a la oscuridad de sus madrigueras y escondrijos.
Otros, los legionarios del cambio, esperan atentos al llamado de generales y profetas que los guíen e inspiren en la misión redentora.
Y aún otros, enfrentados con la tempestad que amenaza nuestra destrucción, impulsados por el fuego de una gran pasión por la rectitud y el amor al prójimo, extienden sus alas contra el vendaval y se comprometen, hasta con su último aliento, a nuestra protección.
Éstos han sido, y siempre serán, los dragones guardianes de nuestra sociedad.
Shodai J. Alejandro Overton-Guerra.”
[  “¡Bravo! ¡Bravo Sr. Freedman! Evidentemente Usted tiene mucha experiencia actuando diversos papeles, adoptando un sinfín de identidades. ¡Su rendición humilla la calidad del texto mismo!”
[  “No Señor, en absoluto. Una rendición nunca puede superar el contenido que transmite, solamente logra resaltar el valor de lo que ahí se presenta”, respondió el Presunto con suma seriedad y elegancia, añadiendo: “Esta es mi frase favorita: ‘impulsados por el fuego de una gran pasión por la rectitud y el amor al prójimo’. Obviamente habla de usted mismo, usted es un ‘dragón guardián de nuestra sociedad’, al menos se considera serlo; pero no un dragón más, ni otro cualquiera, sino el más grande de los dragones. ¿Cómo fue que escribió en cierta ocasión? ‘Hubo un Alejandro que llamaron Magno, pero aquí hay otro que le dirán Supremo’, ¿verdad?”
[  “Algo así dije sí. Increíble su memoria y su afición a mis escritos. ¡Ahora solamente preciso de cien mil lectores más como Usted que compren mis libros y tal vez no me tuviera que preocupar de la renta de un mes para otro!”, comentó Shodai con buen humor. Los dos se rieron con candidez, y por unos instantes la hostilidad subyacente entre ambos fue disuelta por un buen humor compartido. Mientras, el Presunto se había desplazado al fondo de la sala donde, desplegado en otro marco idéntico al anterior se encontraba la ‘Misión del Maestro de MAMBA’ inscrito sobre los cinco obeliscos que lucen en el logo de MAMBA KAIZEN.
        De nuevo con singular entonación y con tremenda resonancia y efecto, el Presunto volvió a dar una recitación del texto:
“Vengo a estar
Para que aprendan a estar
Por lo que ha de estar
Aun cuando ya no puedan más estar.

Vengo a alzar
Para que aprendan a alzar
Lo que se ha de alzar
Aun cuando ya no se puedan más alzar.

Vengo a persistir
Para que aprendan a persistir
Por lo que ha de persistir
Aun cuando ya no puedan más persistir.

Vengo a permanecer
Para que aprendan a permanecer
Por lo que ha de permanecer
Aun cuando ya no puedan más permanecer.

Vengo a ser
Para que aprendan a ser
Lo que tienen que ser
Aun cuando ya no puedan más ser.”
[  “No me puede convencer de que Usted no es un hombre de destino Shodai. Usted mismo se delata.”
[  “Claro que sí, pero nada tiene que ver con Dios, se lo aseguro. Bueno, eso en realidad no es cierto”, dijo Shodai corrigiéndose a sí mismo. “De un tiempo a esta parte me di cuenta de que la vigencia de la idea central de Dios tiene que ser desplazada para que el ser humano se libere de su estado de opresión bajo la misma. Dios es la causa y el efecto o resultado del sufrimiento en el mundo.”
[  “Es usted muy duro con Dios, ¿no cree?”, soltó el Presunto. En ese mismo instante y por breves momentos se desató una tormenta eléctrica afuera del Instituto KAIZEN Center conforme se oscurecía el día bajo la presencia de espesas nubes negras que bloqueaban al sol por completo.
[  “Teniendo en cuenta todas las atrocidades que se han cometido en su nombre…”, continuó Shodai, divirtiéndose provocando la ira del Presunto.
[  “¡Pero no se puede culpar al autor por lo que se hace en su nombre!”, gritó a viva voz el Presunto, perdiendo momentáneamente su compostura, añadiendo después de unos momentos con más calma conforme cesaron los rayos y los truenos y la claridad del sol regresó al día:  “Imagínese que a Usted le citan fuera de contexto y le usan como pretexto para improperios.”
[  “Uno, Dios no es el autor de la Biblia. Dos, si lo fuera y fuera un ser inmortal entonces sería sin duda en parte responsable por aquello que se hiciera en su nombre ya que estando vivo el autor debería aclarar malas interpretaciones de su obra que llevaran al daño ajeno, y en general el que calla otorga…”
[  “Y ‘el que no contribuye a la solución es el problema’. ¡No digamos su notorio, ‘lo que no aporta no importa’! ¿No era eso lo que iba a decir? También he leído sus bitácoras y su Diario de un Sennin.”
[  “Así es. Y tercero, suponiendo que Dios fuese omnipotente, con ese poder vendría igualmente la total y completa responsabilidad, de la cual a Dios como protagonista heroico del judaísmo, del cristianismo y del Islam se le ha absuelto. Dios se lava las manos, Sr. Freedman. Y aun siendo una idea es una idea que en su estado dominante tiene, ha tenido históricamente, un impacto tremendamente negativo en la humanidad. Lo divino en general. Para el ser humano las ideas, Sr. Freedman, constituyen la realidad más importante. La Quinta Dimensión es donde esas ideas residen, habitan, viven, se transforman, nacen, mueren. Es donde habitan esas ideas que impulsan una religión y la mantienen vibrante y actual y es ahí también donde mueren y la convierten en mitología. Quien domina las ideas domina el mundo de los hombres porque esa es la dimensión que determina la realidad de los seres humanos.”
[  “Sí, mal no recuerdo su escrito; Usted dijo algo así como ‘para el ser humano la realidad más importante es el de las ideas’. Interesante su perspectiva Maestro Sennin”, comentó el Presunto, ahora más en control de sus emociones, sonriendo en vez de tomar la carnada que Shodai le ofrecía. “Interesante su perspectiva”, respondió de nuevo, añadiendo después de una breve pausa: “Leí algo muy interesante de Usted, algo personal. ¿Me permite comentarlo?”

        Nuestro Sennin estaba aún sentado detrás de su escritorio y el Presunto había casi terminado de recorrer las tres paredes del salón principal donde están colgados los diplomas profesionales y marciales y los títulos académicos, parándose ahora delante de la pared levantina situada a la izquierda de Shodai.
[  “Adelante Sr. Freedman. Si estaba escrito donde Usted lo pudiera leer, evidentemente no es tan personal que no estuviera dispuesto a comentarlo.”
[  “Bien, se lo agradezco. Cuando Usted estaba en pleno dolor de su tratamiento de cáncer, cuando la vida misma para Usted estaba en juego, cuando dominaba estadísticamente la posibilidad de una discapacidad permanente si es que sobrevivía, de hecho cuando sus enfermeras y doctores no le daban más de un 30% de posibilidades de supervivencia, leí que Usted nunca tomó refugio en Dios, de hecho rechazó la idea por completo. ¿Podría explicarme eso?” Aunque disfrazada de petición no lo era en lo más mínimo, sino que era una clara imposición, una orden, un mando de un ser superior a otro subordinado e inferior.
[  “No hay mucho que explicar, simplemente que no me vi necesitado o suficientemente tentado para rezar o pedirle nada a Dios.”
[  “Hay algo más que no verse tentado o necesitado. Usted rechazó a Dios como si fuera el diablo mismo, como si fuera el Satán, como si aceptando el consuelo de la ayuda de Dios fuese la mayor traición a la humanidad posible. Vaya a su bitácora, a su anotación del 1 de septiembre del 2011, y lea lo que tiene allá escrito, en voz alta por favor.”
[  “Está bien, deme unos momentos a que lo localice en mi laptop.” Y con eso Shodai abrió su ordenador portátil y en segundos comenzó a buscar el texto correspondiente; mientras el Presunto se dispuso delante del recuadro del ‘Gran Entendimiento’ dispuesto en el lado norte del marco de la entrada a la sala, casi inmediatamente a la izquierda de donde estaba sentado Shodai en escritorio.
[  “¡Aquí lo tengo!”
[  “Léalo en voz alta por favor.”
[  “Sí claro.”

[  “ANOTACIONES PARA EL 1 DE SEPTIEMBRE, 2011:
46. Título de la Anotación: ‘Combate Mente a Mente’
Soy un hombre de paz, pero a pesar de ello debo admitir que en el fondo me gusta el combate ritual; y el argumento intelectual, la guerra de ideas, es la forma de combate más satisfactoria y más sanguinaria que existe. En mis trayectos por la selva de las mentes a veces me topo con algún pobre ingenuo que en su soberbia e ignorancia al confundirme por un gato me reta porque aún no ha conocido a un tigre. Quizás sea ese mismo afán de mi carácter que me hace tan apropiado para la necesaria tarea de la misión encomendada que quedará, sin duda alguna, cumplida.
Ayer alguien pensó toparse con un gato…

“Facebook, 31 de agosto, 2011:
Dina Duarte: ¿Qué cosa específicamente te gustaría cambiar del mundo?
Shodai J. A. Overton-Guerra: Cambiaria la creencia en Dios por la creencia en el ser humano mismo.
Shodai J. A. Overton-Guerra: Creo que los seres humanos tenemos que ser más responsables los unos con los otros, sentirnos parte el uno del otro, que lo que le duele a mi prójimo me duele a mí, y pensar menos en progreso tecnológico y material y más en progreso de las condiciones humanas. No puedo mirar al cielo mientras sé que bajo él millones de niños pasan hambre día tras día.
Dina Duarte: Que hermoso es lo que me dices mi Shodai. Eso es totalmente falto de egoísmo… eso me gusta.
Dina Duarte: Ya me iba a trabajar pero esto merece que me quede unos minutitos más… ¿y cuál sería la solución? ¿Qué piensas que hace falta para erradicar ese mal de egoísmo???????
Shodai J. A. Overton-Guerra: He tenido y experimentado todo lo que un ser humano pudiera querer experimentar –  como dicen ‘he estado bien comido y bien acogido’ – ahora toca en el tiempo que me queda ocuparme de los que quedan y no pueden. Poder y tener que hacer son una misma cosa. ‘La nobleza obliga.’
Dina Duarte: Un árbol de manzanas no puede dar naranjas...dinos tú Shodai que eres Psicólogo y un maestro en estos menesteres.
Shodai J. A. Overton-Guerra: ¡Uf! Ya sabes Dina que soy radical. Pero si me das pie te diré simplemente: abdicamos nuestra responsabilidad a una idea hecha en imagen y semejanza a nuestros propios defectos y a conveniencia de nuestras debilidades: Dios. Elimina a Dios y busca responsabilidad y autoridad en la dimensión humana y comenzaremos a hacer progreso. ‘Gracias a Dios’, ‘Si Dios quiere’, ‘Que Dios te bendiga’, etc., etc., nos roba de nuestro poder y de nuestra responsabilidad. Es una idea al centro de un esquema, de un paradigma de existencial no sustentable y que nos tiene enlodados, atascados. Es hora de que miremos al mundo y digamos, si fuimos hechos en imagen y semejanza de Dios, que patético es nuestro modelo original, porque del fruto se reconoce el árbol. No, no es así, Dios es una idea hecha a NUESTRA imagen y semejanza y ahora nos limita. Es una idea que está al centro de una falta de responsabilidad, de una mediocridad, de una devaluación total de la vida. Pensar en un paraíso eterno resta del valor de la vida; pensar en un salvador celeste nos desanima de tomar responsabilidad nosotros mismos. :)
Dina Duarte:  Ahhh ya te entiendo… ¿O sea que tú dices que siempre estamos echándole la culpa a Dios de nuestras irresponsabilidades? Yo percibo a Dios como un ser superior dentro de mí… una fuerza grande dentro de mí...
Shodai J. A. Overton-Guerra: La única fuerza que precisa cada ser humano es la suya propia, de su propia fuerza de voluntad. Inventa otro nombre si precisas, pero ‘Dios’ trae muchas connotaciones. Llámalo ‘Zumbala’ o ‘Xaxendo’ o ‘Kalimbus’, jajaja. Rogamos a Dios, agradecemos a Dios; mejor nos esforzamos y nos agradecemos a nosotros mismos - y nos culpamos a nosotros mismos también.
Dina Duarte:  Una cosa que nunca me ha gustado es el echarle para todo la culpa a Dios o al diablo: ‘Se le metió el diablo y mato a fulanito o manganito’… ¿Qué tal y mejor dicho su madre no pasó tiempo con él… no le enseñó valores… no le hizo una persona capaz… fuerte… La violencia es sinónimo de frustración e incapacidad... la seguridad en nosotros mismos se nos da durante nuestra formación... y si por desgracia tuvimos malos padres, hay que formarse por sí solos… dejar la pereza y buscar respuestas… ¿Cómo puedo ser mejor? ¿Qué me falta? ¿Cómo puedo ser una persona excelente?
Shodai J. A. Overton-Guerra: Así es. Tenemos que dejarnos de Dios, el Diablo, el Paraíso, el Infierno, y adoptar nuevos valores y nuevas formas de pensar que no lleven a la excelencia personal y social por sí misma, no por deseo de un precio o por temor a un castigo.
Gerardo R. Astorga Qué intenso [es] ese tal Shodai.
Shodai J. A. Overton-Guerra: Fíjate, los países más religiosos, los más supersticiosos, los que más culto abierto rinden a Dios son por lo general los que pudiéramos decir, los más olvidados de Dios, los más alejados de Él. ¡Si por rezar fuera el tercer mundo sería el primerísimo mundo! A ver si no cae la ficha. Si Sr. Astorga, soy intenso. Y esto es solamente el inicio. Sentirá mucho más esa intensidad en un futuro no muy lejano. Dios lo quiere así.
Gerardo R. Astorga ¿Dios? ¿O sea yo mismo? Según su teoría Dios solo es una creación mía entonces ¿yo quiero percibir más intensidad?
Shodai J. A. Overton-Guerra: Disculpe, lo de ‘Dios lo quiere así’ era una broma, era puro sarcasmo. :) Jajaja. Pero sí, creo que hoy en día después de tanta falta de personas con argumentos bien razonados, después de una falta de visionarios, y después de una escasez de agallas, creo que todos vamos a agradecer algo de ‘intensidad’ Sr. Astorga. :)
Shodai J. A. Overton-Guerra: A lo mínimo Dina, mis perspectivas os obligaran a que razonéis, argumentéis, consideréis vuestras propias posiciones - a favor o en contra de las mías, no importa! - ¡para que seamos libres tenemos que comenzar por discurrir!
Gerardo R. Astorga Solo puedo poner como ejemplo de fortaleza miles de casos de discapacidad física o condiciones extremas de pobreza donde el espíritu humano toma el lado positivo y sale adelante en lo personal creo en su perspectiva de responsabilidad de nuestros actos sin embargo dejar de creer por mi parte en la existencia de un orden superior de "Dios" sería muy ególatra , creer que Dios es solo un padre protector y punitivo de un esquema freudiano para mí es muy simplista y aventurado con todo respeto Mr. Shodai.
Shodai J. A. Overton-Guerra: ¿Y de que Dios me habla, Sr. Astorga? ¿De Zeus? ¿De Odín? ¿De Brahma? ¿De Shiva? ¿De Vishnu?
Shodai J. A. Overton-Guerra: Estoy esperando al Sr. Astorga que me iba a dar nombre a su Dios.
Shodai J. A. Overton-Guerra: No preciso de dioses para mi fortaleza espiritual, solo me basto y me sobro. Y cualquier ser humano tiene la misma capacidad, si se atreve a reconocerla. Los dioses nos precisan a nosotros. Cuando dejamos de creer en ellos desaparecen al fondo de nuestra imaginación - de donde surgieron en un inicio.
Shodai J. A. Overton-Guerra: :) Está bien. Entonces, para ser honestos, debería anunciar que soy profesor de religiones del mundo, de la filosofía de la religión y de la psicología de la religión. Juego con ventaja en este tema. ;) También soy profesor de neurociencias cognitivas. Mi especialidad era la imaginación, experiencias místicas, chamanismo, hipnosis, etc.
Shodai J. A. Overton-Guerra: Con tu permiso Dina voy a copiar en tu muro una anotación de mi bitácora de Shodai con respecto al personaje de Dios tal y como Él mismo se revela en la Biblia. Lo que sucede es que muy poca gente lee la Biblia entonces al hablar de Dios no tienen referencia concreta sino por convenio cultural.
Shodai J. A. Overton-Guerra: OK, ahí está. Aprended sobre vuestro Dios, creyentes. Quitarle el envoltorio a vuestras biblias, si es que tenéis una, y confirmar que las referencias son precisas y acertadas. ¡Después decidme si ese es un ente que merece adoración! Siempre podéis buscar las referencias en la Internet, por cierto.
Dina Duarte: Entonces, ¿estás basando tus comentarios netamente en tus estudios? Estaba leyendo en algún lugar… no recuerdo la web, sobre tu biografía… tienes muchos doctorados… Yo creo que este tema de Dios y las creencias que tenemos, especialmente nosotros los latinos, es un tema muy profundo, que no solo levanta miles de incógnitas, también levanta muchas pasiones. Yo creo que la gente no se atreve a comentar porque es un tema muy controversial… todos tenemos miedo de dar nuestro punto de vista ya sea sobre religión, política, etc…Todos queremos ser aceptados y no criticados.
Shodai J. A. Overton-Guerra: Maestrías, no doctorados, tengo dos "ABD" (All But Dissertation) Todo salvo "disertación". Y si, mis comentarios son basados en estudios empíricos, clínicos, etc.
Gerardo R. Astorga: Disculpe la tardanza Sr. Shodai un amigo mío de un lugar muy lejano me pasaba una exquisita receta… en cuanto al nombre de mi Dios no tiene y podría ser cualquiera es sólo un concepto sin embargo aclare que es mi particular percepción y lo traslado a un proverbio griego ‘en las trincheras no hay ateos’ ¿Cuántos años tiene Ud. Sr. Maestro de neurociencias? ¿Qué experiencias ha vivido? Por lo que percibo ninguna trascendental, ninguna que le haya enseñado la humildad, no la sumisión, el respeto y no la soberbia, usted lo dijo " por sus frutos los conoceréis" así es...
Gerardo R. Astorga: Neurociencias cognitivas? Hipnosis? Eso suena a chamanismo y como un ser de verdadera ciencia me dijo algún día "quien en verdad conoce la bioquímica, es un necio si niega la existencia de Dios" y es un científico que no basa sus estudios en empirismo con maestría y doctorado en Canadá, solo mi punto de vista de un fanático religioso ah y del tercer mundo donde no leemos.
Shodai J. A. Overton-Guerra: :) Sr. Astorga, me hace gracia Usted. Confunde razón por ataque ad hominem. Pero ya que me ha pedido evidencia de mis experiencias trascendentales. Ahora le copio mi Gran Entendimiento. Un momento…
Shodai J. A. Overton-Guerra: Ok, ya lo tiene en el muro de nuestra mutua amiga. Pero referencias a sus amistades no son argumentos. Los argumentos se basan en evidencia. Y una referencia pasajera a una autoridad no identificada no es un argumento. Yo, por lo contrario, le he ofrecido evidencia. Si se atreve Sr. Astorga, es decir, si tiene la valentía de hacerlo, le invito a que revise la evidencia que ofrezco sobre la "personalidad" misma de su Dios en términos de su representación en la misma Biblia. Ahora, dice que Dios bajo cualquier nombre, lo siento eso no es un argumento, puesto que muchas culturas creen en numerosos dioses, no en uno solo. Cada uno un ser autónomo. Considere el Hinduismo, por ejemplo. Con respecto a mis propias credenciales solo tiene que buscar en la Internet y me encontrará bien representado, ahí tengo vídeos, poesías, ensayos, libros, novelas, cursos completos, etc. Y hablando de neurociencias canadienses - precisamente debería familiarizarse con la obra de Michael Persinger, colega mío, y sus experimentos que demuestran que la IDEA de Dios, de los dioses, espíritus, etc., son el resultado de actividad cerebral. Dios si está en el cerebro, en su química, en su actividad electromagnética, al igual que donde hallamos todas las ideas que emergen de la mente humana como el amor, el odio, la envidia, la mezquindad. El protocolo del argumento racional exige que usted, si va a debatir de forma seria y madura, rebata los argumentos sobre su Dios que he propuesto en forma de evidencia material a su disposición. De no ser así me debate desde la comodidad de una irresponsabilidad dialéctica y eso Sr. Astorga, sería perder mi tiempo. Tómese la molestia de leer mi nota y coménteme sobre la evidencia bíblica de la falta de moralidad de su Dios, o si no, le deseo buen día.
Shodai J. A. Overton-Guerra: La idea de que la auto-confianza es sinónima de soberbia o de arrogancia es la promotora de la ignorancia y de la apatía y sinónima de la mediocridad que nos define y nos consume. La soberbia solamente existe en coalición con la ignorancia puesto en verdad esta es muy atrevida. La auto-confianza surge del entendimiento, del estudio, de la razón. El refugio del acomplejado ante el auto-confiado siempre ha sido el recurso el designio de "arrogante" o "soberbio". El antiguo adagio lo capta muy bien: “El que no sabe, y no sabe que no sabe es un necio, ¡apártate de él! El que no sabe, y sabe que no sabe, es hombre sencillo, ¡instrúyelo! El que sabe, y no sabe que sabe, está dormido, ¡despiértalo! El que sabe, y sabe que sabe, es un sabio, ¡síguelo!" Mi papel como hombre instruido es el de enseñar a los que quieren aprender. Eso no es ser soberbio, ¡es ser MAESTRO! ¡Buen día a todos! He de llevar mi cátedra a otra parte, ¡pero prometo regresar!
Gerardo R. Astorga: Gracias Sr. Shodai revisaré sus argumentos en busca de la luz que desvanecerá a mi Dios.
Shodai J. A. Overton-Guerra: Gracias a Usted Sr. Astorga y créame que mi intención no está en desvanecer a su Dios, eso sería imposible porque una idea es tan indeleble como la mente-cerebro que la sostiene; mi propósito solamente consiste entrar en dialogo sobre las características morales de la antedicha deidad que aparecen en el mismo documento que sirve para confirmar su existencia, diálogo que quedará zanjado si Usted cree, dada la evidencia irrefutable de la conducta de su Dios, si aún es merecedor de su adoración. Dios no puede ser desvanecido, solamente descubierto. Shalom.
Shodai J. A. Overton-Guerra: El propósito del filósofo no es el de necesariamente cambiar las creencias de los demás, sino de provocarles a que salgan de su apatía y de su soberbia defensiva a que revisen la ignorancia que tienen de las mismas.
Shodai J. A. Overton-Guerra: Un último detalle Sr. Astorga, yo soy "ateo de trinchera" - si es que una batalla contra un cáncer originalmente diagnosticado como terminal califica para Usted como "trinchera". Le aseguro que mi ateísmo es radical, absoluto, inflexible, y comprobado por cirugías, quimioterapia, radiación, y dolores que pocos seres humanos han experimentado sino por diseño de tortura. Mis declaraciones llevan la convicción de conocimiento de causa. Y no, Sr. Astorga, no preciso de Dios ni de dioses, ni de demonios, santos, espíritus, suerte, etc. en mi paradigma personal y aunque me estuviera quemando en un infierno - que lo estuve - y se me apareciera algún ente inmaterial declarándose Dios para rescatarme, ¡le mandaría a que mejor atendiera al resto del mundo que tiene tan abandonado! Eso es afirmar el poder de la confianza en mi propia humanidad; eso no es, Sr. Astorga, ser soberbio.
He Dicho. Así Es. Y Así Será.”
[   “¿Ve? Eso es lo que no entiendo de Usted”, reaccionó el Presunto nada más terminar Shodai de leer el texto. “Parece un hombre tan razonable, tan lógico, pero por otra parte prefería la certeza del dolor, de la muerte, o de la discapacidad física a la posibilidad de una solución que tuviera que ver con Dios. Me tiene que explicar eso, porque no lo entiendo. No entiendo cómo podría repudiar tanto a Dios como para preferir dejarse condenar. La mera esperanza de un rescate es mejor que ningún rescate en absoluto, ¿no cree?”
[  “Yo de hecho Sr. Freedman, no, no lo creo. Al menos no para todos, al menos no para mí. Es aquí donde la filosofía y la psicología se disputan la verdad; donde la verdad de la realidad concreta, observable, se enfrenta con la verdad posible, de la profecía autorrealizable.”
[  “¿Pero Usted nunca se ha propuesto lograr algo que en perspectiva razonable era plenamente imposible? ¿Cómo explica Usted todos estos logros? ¿Me va a decir que la fe no tuvo una fuerte parte en lo que se representa en esas tres paredes?”, preguntó el Presunto, claramente indignado.
[  “Confianza en mi compromiso conmigo mismo y con mi misión de vida sí Sr. Freedman, pero esperanza en que el universo de alguna forma conspirara para mi beneficio nunca. Un Sennin nunca sucumbe a la esperanza entendida en ese sentido; un Sennin considera las posibilidades o probabilidades de eventos futuros como parte de su proceso de cálculos y planes, pero no recurre a la desesperación de la esperanza. La esperanza, Sr. Freedman,  es madre del apego y la hermana de la desesperación, y surge siempre en respuesta a la incertidumbre de una situación futura. Un Sennin, Sr. Freedman, no tiene apegos, y creer en Dios o en los dioses o en cualquier ente producto de la fantasía y esperar algún beneficio de los mismos es el más grande de todos los apegos posibles. Usted me pregunta, ¿qué pierdo con creer en o con aceptar la posibilidad de la ayuda de un ser sobrenatural? ¡Le diré lo que hubiera perdido Sr. Freedman! Lo hubiera perdido todo: mi valor propio, mi dignidad, mi autenticidad, mi libertad, mi identidad. ¿Se acuerda de algo que escribí hacer varios años titulado ‘El Sendero de MAMBA’?”
[  “¡Cómo no! Fue una de sus primeras publicaciones sobre su nuevo modo de vida que es MAMBA.”
[  “Así es, déjeme leérselo…deme un minuto mientras que lo encuentro aquí en mi computadora…”
[  “¿Usted no se acuerda de lo que escribe?”
[  “No, Sr. Freedman.”
[  “Y yo no me olvido de lo que leo. Acuérdese de eso Shodai.”
[  “Me imagino que esa capacidad le tiene que servir de mucho al recitar sus líneas… Aquí lo tengo, con su permiso…”
[  “¡Adelante!”
[  “Continúo entonces…”
“El Sendero de MAMBA.
‘El espíritu es aquel metal forjado entre el martillo de la voluntad, el yunque del tiempo, y el fuego de la adversidad.’  -- La bitácora del maestro.
“A lo largo de mi niñez y entrando a mi mediana adolescencia mis mayores inquietudes, mis más profundas preocupaciones estaban enfocadas en cómo sobreponerme al abyecto terror y violencia que a veces definían mi existencia. De muy joven me di cuenta de que la solución al problema no residía exclusivamente en la condición física, ni en la preparación técnica, ni en la especulación cognitiva ya que ante la calamidad siniestra, si carecemos de una constitución mental robusta tales atributos pueden rápidamente brotar alas y abandonarnos a la más resoluta desesperación y acongojo.
“Creo que fue como resultado del impacto de estas experiencias precoces que mi interés en las artes marciales y en otras prácticas y metodologías del extremo oriente se enfocara más en las capacidades mentales que conllevan a una tranquilidad confiable aún ante el desastre que en las meras manifestaciones físicas de poder o de técnica. No eran tanto las habilidades pugilísticas de ‘Kwai Chang Caine’ de la serie televisiva ‘Kung Fu' que captaron mi atención como la serenidad y sabiduría de los maestros de Shaolín quienes lo entrenaron. No fue tanto la dinámica despampanante ni los bravos aullidos cinematográficos de tipos como Bruce Lee que me sirvieron de inspiración, como las imágenes televisivas del monje Budista que protestó la injusticia religiosa de Vietnam del Sur auto-inmolándose y muriendo inmutable, inerte y en silencio.
“A lo largo de los años me resultó evidente que es sólo mediante una fuerte fundación psicológica, filosófica, e incluso ‘espiritual’, que podamos esperar que el edificio de nuestra existencia logre superar las adversidades tormentosas de la vida, los desengaños y los desastres; y es también a través de tal fundación que consigamos apreciar lo magnífico y asombroso de ‘ser’ no importa cuán desagradable la carga que llevemos, cuán pesada la roca que debemos rodar.
“No es en los momentos de vanagloriosa victoria donde se encuentra al verdadero campeón; no es en las horas, semanas, o años de descubrimientos celebrados o de logros renombrados donde encontraremos la auténtica ‘grandeza’; ésa solamente se encuentra en aquellos instantes inexorables vividos por súper-individuos que una vez tras otra, enfrentados con innumerables fracasos o trágicos desengaños, amenazados con morir en el anonimato total, o viviendo en la más apurada miseria, demuestran su reconsagración inagotable a la ‘causa.’
“Muéstrame a un hombre o a una mujer quien, después de haber sido repetidamente derribado e incluso hundido por las fuerzas implacables e incesantes de una realidad más allá de su control, y quien sin buscar refugio ni en dimensiones fantásticas ni en entes ficticios, se alza una vez más por su propia cuenta, en espíritu si no en cuerpo quebrantado, y yo te mostraré el verdadero sentido de la fortaleza interior y del poder personal. Encuentra un individual quien aún en medio de los impredecibles pleitos y desafíos de la vida, pérdidas crueles, achaques desatinados, y tragedias desalentadoras deriva ‘sentido’ del mero hecho de vivir, y habrás encontrado a alguien que ha amaestrado al arte elusivo de ser feliz.
“No es a la persona que, provista del lujo de la calma y del confort logra alcanzar un estado de ‘consciencia mística’ a la que debemos admirar. Por lo contrario; es al individuo que enfrentado con los impredecibles desastres de la vida verdaderamente encarada, y aún atrapado por las garras maliciosas del azar, logra rápidamente recobrar la compostura y demostrarse ‘centrado’ a la que debemos escrutar ya que ha logrado algo más allá de lo que los libros o las técnicas por si solas pueden ofrecer: la sabiduría.
“La sabiduría, la combinación de conocimiento y de práctica que conllevan a la felicidad y a la armonía en la vida a pesar de las circunstancias es lo que todos en última estancia buscamos. El poder personal sólo no es suficiente, porque sin los mecanismos mentales para guiar su potencial, sin el contexto filosófico/espiritual dentro del cual aplicar sus recursos no somos sino un Titánico: imparable en nuestro movimiento y condenado a encontrar la ruina en el choque inevitable con los incontables y despiadados icebergs de la vida.
“La condición existencial humana está por su naturaleza repleta de inevitable pérdida – o de la amenaza de la misma: pérdida de la vida, pérdida de la juventud, pérdida de la propiedad y las posesiones, pérdida de los seres queridos, pérdida de la inocencia, y demás, y por lo tanto se contamina del duelo y de la angustia que naturalmente los acompaña. Sin embargo es en el caos de la guerra donde se encuentran los más deplorables aspectos de la vida en su extremo: la carnicería y la mutilación, la devastación y la destitución, el saqueo y la profanación, el hambre y la enfermedad, etc.
“No es de sorprender que muchos individuos vuelvan de los campos de batalla mentalmente traumatizados y emocionalmente violados y trastornados, incapaces de integrarse con éxito a la ‘normalidad’ de su existencia anterior en tiempos de paz. Tampoco es de sorprender que castas guerreras hayan sondeado metodologías filosóficas/espirituales, como en el caso de los Samurái con el Zen, para desarrollar la capacidad mental y emocional de superar las vilezas de la guerra y reconciliar internamente la depravación de sus experiencias dentro del contexto de un modo de vida y de existencia.
“Es por este motivo que para mí las verdaderas artes marciales tienen como objetivo enseñar más que solamente técnicas de poder físico; deben encaminar al practicante en un sendero de auto-poder, descubrimiento y mejora que lleva más allá de la mera acumulación de información o memorización de movimientos; en un sendero que lleva a un espíritu inmutable derivado de una mente y de un cuerpo armonizados en acción. Tal es el Sendero de MAMBA.
SHODAI JAIME ALEJANDRO OVERTON GUERRA, 2005.
“No le doy la tremenda dramatización que lo da Usted, pero ahí tiene”, agregó nuestro Sennin sonriente.
[  “Magnífico Shodai, verdaderamente inspirador. Noto que lo escribió en el 2005, antes de su cáncer.”
[  “Sí, dos años antes de los episodios a los que Usted hace alusión.”
[  “¿Y no le parece profético? ¿Ominoso incluso?”
[  “¿El qué?”
[  “¡Que sus propias enseñanzas y convicciones fueron puestas a prueba por tales experiencias, por su enfermedad! ¿Se acuerda del mito de Ícaro?”
[  “Ícaro, el que voló demasiado cerca del sol y se le derritieron las alas. Sí, ese mito se toma como ejemplo de lo que sucede a aquellos que aspiran demasiado y que por lo que se denominaba ‘hybris’ o falta de humildad ante los dioses, y son castigados por los mismos. ¿Implica que mi cáncer fue causado por Dios?”
[  “Podría ser, podría ser”, dijo el Presunto con una sonrisa malévola repleta de satisfacción mientras que lucían en su mirada una par de ojos brillantemente iluminados.
[  “Pues supongamos que así fuera, entonces sería totalmente consistente con mi teoría sobre la verdadera naturaleza doble del Dios-Demonio. Primero me atormenta con los males del cáncer para coaccionarme a rogarle su ayuda. Suena como un mafioso que primero manda quien te robe para luego ofrecerte su protección contra futuros robos que en realidad fueron efectuados por sus propios secuaces. Dios como extorsionista embaucador. ¡Acepto la factibilidad de su teoría! Supongamos, por cuestiones del argumento presente, que Dios sí existiera como un ente real y no una mera idea de la Quinta Dimensión humana; entonces por supuesto que acepto la posibilidad de que haya podido ser él el origen de mi cáncer para luego tratar de coaccionar mi sumisión a su autoridad ofreciéndome el remedio al perjuicio que Él mismo ocasionó.”  ‘¡Touché!’, pensó Shodai, reclinándose sonriente en su sillón detrás de su gran escritorio. De nuevo irrumpieron los rayos y truenos en el cielo, el día oscureció, la tierra se echó a temblar, pero Shodai no por ello dejó de lucir una sonrisa burlona, totalmente satisfecho y entretenido con su retórica.  
[  “¿Acaso no fue su cáncer de gran provecho para Usted? ¿No fue de gran utilidad para su propósito? ¿No tiene que agradecerle a Dios por su cáncer? ¡Hasta obtuvo su dichosa ‘iluminación’ como resultado!”, replicó el Presunto apuntando al texto del Gran Entendimiento colgado en un marco en la pared a la siniestra de nuestro Sennin.
[  “¡Jajaja! ¡Qué ridículo! ¡Eso sería como decirle a los judíos que deberían estar agradecidos a Hitler ya que gracias al Holocausto lograron por fin consolidar su sueño de Israel! No, Sr. Freedman, no le tengo nada que agradecer ni al cáncer, ni al mismo Dios si fuese la causa del cáncer por cualquier beneficio que yo supiera sacar de mi enfermedad. Mucha gente sufre enfermedades mortales, terapias y convalecencias miserables, eso no les convierte en Shodai, ni de por sí les lleva a la Iluminación. Al único que le puedo agradecer es por saber sacar el máximo provecho de esa situación es a mí mismo”, agregó Shodai ahora con su plena sonrisa de Buda.
[  “Claro, ‘Shodai’ –  Sho’, primer, ‘Dai’, grande – demasiado grande para doblegarse ante hombre o Dios; disculpe, continúe.”
[  “Yo supe sacarle provecho a la situación precisamente porque soy fiel a mis principios. Y con respecto a Dios o a los dioses, a los Santos, a los demonios, o a los extraterrestres la siguiente frase lo deja bien claro: Muéstrame a un hombre o a una mujer quien, después de haber sido repetidamente derribado e incluso hundido por las fuerzas implacables e incesantes de una realidad más allá de su control, y quien sin buscar refugio ni en dimensiones fantásticas ni en entes ficticios’… Y déjeme ser más explícito todavía: ‘sin buscar refugio ni en dimensiones fantásticas ni en entes ficticios’. Y puesto que para mí, Dios es un ente ficticio y el cielo y el infierno son dimensiones fantásticas, ¿dónde quedaría mi integridad personal si en el silencio de mi privacidad decidiera, al contrario de mis propias creencias, tratar de hacer un pacto secreto con el ‘enemigo’ para beneficio propio? No soy el gobierno de los EE.UU. que impone embargos y sanciones internacionales a países en defensa de un supuesto principio para luego a través de operaciones clandestinas y acuerdos secretos sortearlo para su ganancia económica o beneficio político.”
[  “El escándalo Irán-Contra bajo el Presidente Ronald Reagan, a eso se refiere, ¿verdad?”
[  “Entre muchos.”
[  “Pero nadie lo hubiera sabido. Podría Usted haber pactado con Dios desde su silencio y sin informar a nadie.”
[  “El ser más importante del universo lo sabría.”
[  “Déjeme adivinar: Usted mismo.”
[  “Exactamente. Y si uno no es fiel a sí mismo, ¿quién puede confiar en él?”
[  “Entonces no lo hizo, no recurrió a Dios por motivos de integridad.”
[  “Sí, pero no solamente por esos motivos. Si hubiese recurrido a Dios en un momento de alta necesidad y si hubiera tenido la resolución que tuve, ¿cómo iría a saber que Dios no fue la causa? Si siempre que quiero algo en vez de confiar en mí mismo acudo a la fantasía, y cada vez que por el azar o por la razón el resultado sea el deseado acabaría asignando realidad a la fantasía y a la superstición dándoles poder y atribuyéndoles causalidad en mi vida.”
[  “¿Cuál es el problema con eso?”
[  “Eso se llama ignorancia, y la ignorancia nos priva de nuestra libertad, independencia, y responsabilidad. ¿Se ha dado cuenta que cuanto más miserable es una población más religiosa y más supersticiosa por lo general es su gente?”,  respondió nuestro Sennin.
[  “No estoy seguro de concederle ese punto, pero las personas necesitan creer en algo más que ellas mismas, siempre ha sido así, y siempre lo será”, rebatió el Presunto, añadiendo después de una breve pausa en la conversación: “¡Pero Usted, Shodai, no va a decirme que toma todo el crédito por sus logros! ¿Hasta qué punto puede Usted tomar el crédito por llegar a ser Shodai y hasta qué punto fueron sus padres, el ambiente, sus maestros, sus experiencias, etc., que le formaron? ¡Usted sabe perfectamente que nadie llega a ser quién es sin ayuda, sin influencias! ¿Qué tiene que decir al respecto?”
[  “Tengo que decir que no lo niego. De hecho, no solamente no lo niego sino que siempre he sido consciente de ello. Si ha leído mi autobiografía ‘Julio Wolf’…”
[  “La he leído”, respondió el Presunto.
[  “… sabrá que siempre estuve consciente de la tremenda obligación moral de capitalizar al máximo mis oportunidades y dones. Si quiere una explicación al empapelado de títulos y diplomas en esas tres paredes ahí es donde debería comenzar por buscar.”
[  “Entonces Usted admite que no merece el crédito por ello.”
[  “Por todo ello no”, admitió el Shodai Soke de MAMBA Ryu.
[  “¿Por cuánto entonces? ¿Un 50%? ¿60? ¿20? ¿10? ¿Cuánto de los que somos es por la combinación de genes y oportunidades, y cuanto es por lo que uno mismo aporta por su cuenta?”
[  “Eso es precisamente el problema que tengo con Dios”, reportó nuestro Sennin con tremenda seriedad, mientras que el Presunto volvió a tomar su asiento. “No puedo responder a esa pregunta con certeza”, dijo Shodai pensativo. “Pero presenta Usted una cuestión interesante. ¡Tremendamente interesante Sr. Freedman!”
[  “¿Ah sí?”, indagó el Presunto.
[  “¡Claro que sí!”, respondió nuestro Sennin totalmente entusiasmado. “Normalmente la dicotomía que se presenta está entre naturaleza y la crianza; la pregunta siendo si los genes o la biología completa pueden más que el agregado de las influencias sociales, culturales, familiares. Pero Usted ha puesto todos esos factores en un mismo lado, ajenos a la voluntad del individuo, independientes de su contribución individual, independientes de su verdadera aportación a su estado o condición. ¿Se da cuenta de lo que eso pone en duda? ¿Se da Usted cuenta del ‘punto’ que acaba de levantar?”, preguntó nuestro Sennin insistiendo de su ‘alumno-cliente’ la respuesta que incitaría el resto de su ahora apasionado discurso sobre el ‘punto’.

Guía de Estudio:
1.        ¿Quién fue Jacob en la Biblia y cuál piensan que pudiera ser la relevancia de Génesis 32, versículos 25 a 33? Encontrad tres versiones bíblicas diferentes y comparad los resultados.
2.        Encontrad perspectivas judías, cristianas, musulmanas y propias y comentad el significado y la interpretación del Sacrificio de Isaac de Génesis 22.
3.        Investigad el significado del término ‘imaginocepción’ y discutid la importancia del mismo a la hora de categorizar y distinguir las experiencias de la mente consciente.
4.       Buscad definiciones y problemas típicos propios de la metafísica, de la ontología, y de la epistemología. ¿Cómo se presentan esos temas dentro del contexto del filme ‘The Matrix’?
5.        Resumid en un ensayo de una página a doble espacio la esencia del argumento del filósofo francés Rene Descartes que le lleva a su famoso cogito ergo sum.
6.       Definid la ética como rama de la filosofía y discutid a qué ámbito de la realidad aplica. ¿Existe ética en el reino animal? ¿En el reino vegetal?
7.        Las ciencias físicas se refieren a aquellas que estudian las propiedades físicas y químicas del mundo natural, de la naturaleza. Incluyen, además de la física y la química, otras ciencias como la geología y la astronomía, etc.  ¿Cómo podríamos interpretar las leyes de las ciencias físicas en términos de una ‘ética universal’? Discutid.
8.       Investigad el fenómeno conocido como la ‘profecía autorrealizable’. ¿Cuáles son los problemas que presenta es fenómeno a la hora de distinguir las verdaderas causas tras ciertos efectos o resultados?
9.       Comentad el siguiente pasaje del dialogo anterior:
[  “Para el ser humano las ideas, Sr. Freedman, constituyen la realidad más importante. La Quinta Dimensión es donde esas ideas residen, habitan, viven, se transforman, nacen, mueren. Es donde habitan esas ideas que impulsan una religión y la mantienen vibrante y actual y es ahí también donde mueren y la convierten en mitología. Quien domina las ideas domina el mundo de los hombres porque esa es la dimensión que determina la realidad de los seres humanos.”
[  “Sí, mal no recuerdo su escrito; Usted dijo algo así como ‘para el ser humano la realidad más importante es el de las ideas’. Interesante su perspectiva Maestro Sennin”.
10.     Analizad y discutid el dialogo entre Shodai, Dina Duarte y Gerardo R. Astorga. ¿Cuáles son las evidencias, los argumentos, las premisas y las conclusiones?
11.      Comentad el siguiente pasaje del dialogo anterior:
[  “¿Ve? Eso es lo que no entiendo de Usted”, reaccionó el Presunto nada más terminar Shodai de leer el texto. “Parece un hombre tan razonable, tan lógico, pero por otra parte prefería la certeza del dolor, de la muerte, o de la discapacidad física a la posibilidad de una solución que tuviera que ver con Dios. Me tiene que explicar eso, porque no lo entiendo. No entiendo cómo podría repudiar tanto a Dios como para preferir dejarse condenar. La mera esperanza de un rescate es mejor que ningún rescate en absoluto, ¿no cree?”
[  “Yo de hecho Sr. Freedman, no, no lo creo. Al menos no para todos, al menos no para mí. Es aquí donde la filosofía y la psicología se disputan la verdad; donde la verdad de la realidad concreta, observable, se enfrenta con la verdad posible, de la profecía autorrealizable.”
[  “¿Pero Usted nunca se ha propuesto lograr algo que en perspectiva razonable era plenamente imposible? ¿Cómo explica Usted todos estos logros? ¿Me va a decir que la fe no tuvo una fuerte parte en lo que se representa en esas tres paredes?”, preguntó el Presunto, claramente indignado.
12.     Resumid ‘Sendero de MAMBA’ y discutid sus premisas, argumentos y conclusiones a la luz de los diálogos presentados en el presente capítulo ‘El Presunto’ de ‘Penuel: El Rostro Descubierto de Dios’.
13.     Resumid los argumentos presentados entre las líneas 939 y 1035 con respecto a la función y a la importancia que los debatientes – el ‘Sr. Freedman’ y ‘nuestro Sennin’ –  atribuyen a Dios.