lunes, 4 de febrero de 2013

Capítulo 2: El Punto


Capítulo 2: El Punto.

[  “¿Y cuál es ese ‘punto’ que Usted quiere tanto enfatizar, Maestro Sennin?”, preguntó el Presunto, su tono empapado de un sarcasmo patente.
[  “Fíjese, Sr. Freedman, el ‘Punto’ involucra simultáneamente varias cuestiones. La cuestión de la libertad personal, o más bien de nuestro ‘libre albedrío’, o sea, de cierta autoridad sobre nuestras propias vidas – en la medida que las instituciones sociales, económicas y políticas lo permiten; el ‘Punto’ involucra la cuestión de la responsabilidad personal, ya que donde hay responsabilidad sin autoridad no puede haber justicia – por lo tanto el Punto también abarca la cuestión de la justicia. Como verá entonces, el Punto al que aludo son varios en realidad y están todos envueltos en uno solo, Sr. Freedman. Se trata de un Punto existencial. Mejor dicho, es él Punto existencial entorno al cuál la existencia misma del ser humano vira.”
[  “Y Usted va a tener la gentileza de compartir los detalles de ese Punto conmigo, supongo.”
[  “¡Por supuesto! Entonces en vez de preguntarnos, ¿cómo ha sido la tradición?, o ¿cuál puede más si la biología o la sociología?, por decirlo así, o sea, en vez de preguntarnos, ¿qué es más determinante si la materia prima, el sustrato biológico por una parte o por otra los efectos de la crianza que incluyen el efecto sociológico, el cultural, el económico, e incluso el religioso? – ya que la religión es una parte crítica de la cultura, ahora tenemos otro Punto que considerar: el efecto de ambos factores combinados, no en yuxtaposición, sino en combinación, y ¿cuál es la libertad que le queda al ser humano teniendo en cuenta que ambos factores se interrelacionan para predisponer, o quizás determinar, la conducta humana? ¿Cómo combinan todos esos efectos sobre nuestra libertad de escoger, de tomar decisiones más allá de las predeterminaciones y de las predisposiciones que el ambiente externo y que la biología nos imponen? ¿Me sigue, Sr. Freedman?”
[  “Le sigo sí, pero no veo a dónde va todo esto ni veo qué tiene que ver con Dios.”
[  “Hay que construir el argumento paso a paso.”
[  “¡Pues comience a construir Maestro Sennin!”
[  “Comencemos por una pregunta. ¿Somos todos iguales?”
[  “En los ojos de Dios sí.”
[  “¿En los ojos de Dios? Vale. ¡Pues Dios debe ser miope porque cuando yo salgo por la calle no veo ni a dos gemelos que sean idénticos!”
[  “No en ese sentido de idénticos, sino en cuanto al amor que nos da. Como el amor que un padre da a sus hijos.”
[  “¿Usted quiere decir que los padres aman a sus hijos por igual?”
[  “Sí, claro, bueno, deberían.”
[  “Deberían no es lo mismo a que lo hagan. Creo que cada hijo recibe un tipo de amor distinto y no se puede en realidad medir el amor de uno con respecto al amor de otro.”
[  “Bueno, no exactamente, pero Dios sí.”
[  “¿Y Dios no quería a Job más que a los demás y por eso le favoreció con riquezas, familia, y buena salud?”
[  “Eso fue en compensación por ser un hombre ‘cabal y recto’, Maestro Sennin. No fue amor sino justa compensación.”
[  “Hmmm… Justa compensación. ¡Qué interesante! Bueno, dejaremos ese tema por ahora, pero créame que regresaremos a él, ¡y tendremos eso de ‘justa compensación’ muy en cuenta! Enfoquémonos en el presente. Salimos por la calle y vemos una gran diversidad, incluso hermanos gemelos no son idénticos, ¿verdad?”
[  “Verdad. Estoy de acuerdo.”
[  “¿Entonces no todos somos iguales en el sentido de dos archivos electrónicos copiados de un tercero y sin modificaciones son iguales, verdad?”
[  “Verdad. Por ahora va bien. Pero hay quienes dirían que para que una sociedad sea justa todos tenemos que ser considerados iguales.”
[  “Iguales ante la ley quizás – lo cual tampoco es cierto, porque un hombre rico tendrá acceso a un excelente abogado para representar sus intereses ante la ley, mientras que uno pobre quizás ni pueda pagar un abogado en absoluto – pero toda esa ilusión de ‘iguales ante la ley’ es parte de la gran fantasía necesaria de la democracia que mantiene contentas y conformes a las masas y bien ubicadas en su lugar.”
[  “¡Vaya! ¡Veo que es Usted algo cínico respecto a muchas cosas, no solamente a Dios!”
[  “Si se refiere al cinismo en términos de la escuela filosófica original del siglo V antes de la Era Común en la Grecia antigua que enfatizaba la importancia de vivir una vida virtuosa de acuerdo a los confines de la naturaleza humana, quizás tenga algo de razón. Pero en general, Sr. Freedman, simplemente mantengo mi mente abierta a interpretaciones racionales de la realidad y de la verdad, y no al convenio establecido de la misma. Volvamos al tema de la supuesta igualdad. ¿Ve Usted o no ve una gran diversidad en los seres humanos cuando sale a la calle?”
[  “Sí, sí la veo”, aceptó el Presunto con un gesto de cautelosa sospecha.
[  “Vale. Entonces esa diversidad, ¿a qué se debe?”
[  “Pues se debe a la genética que hereda y al contexto, al ambiente donde se cría ese individuo. Usted mismo lo acaba de decir hace unos momentos.”
[  “¿Y esa genética queda determinada por?”
[  “Por sus padres.”
[  “¿Y los seres humanos tienen opciones a la hora de escoger sus padres biológicos?”
[  “En absoluto. Dios lo determina.”
[  “¿Dios? Vaya. Otra vez Dios. Hmmm…Digamos Dios, el azar, o como Usted quiera, pero el Punto al que quiero llegar es que ellos mismos no los escogen, a sus padres quiero decir, ¿verdad?”
[  “En absoluto.”
[  “Muy bien. ¿Y en términos de la sociología, de la cultura, del estatus económico? ¿En términos de si van a criarse hindúes o musulmanes, católicos o protestantes, comiendo tacos mexicanos o sushi japonés, hablando italiano o portugués?  ¿Qué determina eso?”
[  “Dios de nuevo”, dijo el Presunto sonriente, “o si no le gusta eso, dónde nacen, sus padres, su familia. Cosas así.”
[  “¿Y los seres humanos antes de nacer pueden determinar su cultura, su país de origen, el estatus socioeconómico de sus padres, religión, etc.?”
[  “No, eso tampoco. Eso es cuestión de Dios también.”
[  “¿Otra vez Dios?”
[  “Otra vez Dios. Siempre Dios.”
[  “Bueno para el que sea creyente en el Dios de monoteísmo ético será Dios, para el hindú será el karma cósmico, para el ateo simplemente el azar del ADN, o como sea, el Punto es que no está en control del individuo.”
[  “¿Y ese es el gran ‘Punto’ al que quiere llegar?”
[  “Es parte del ‘Punto’, Sr. Freedman, una parte. Sigamos, hay que seguir construyendo. ¿Usted ha oído hablar del modelo biopsicosocial de la psicología y de la medicina, de las ciencias clínicas en general?”
[  “Sí, es el paradigma que dice que toda enfermedad tiene un componente biológico, un componente ambiental o sociológico, y un componente psicológico o mental.”
[  “¡Exacto! Ahora, ya hemos establecido que la biología y la sociología de la situación están prácticamente fuera del alcance decisional del individuo.”
[  “Eso podría ser al nacer, pero después el individuo mediante sus decisiones impacta su biología, tomando drogas por ejemplo o alcohol, o fumando”, afirmó el Presunto.
[  “¿Y se podría decir lo mismo en cuanto a su sociología, su medio ambiente?”
[  “Claro, por supuesto. Las decisiones que toman las personas a lo largo de sus vidas afectan de forma determinante donde acaban. Si deciden robar, matar, vender drogas es muy posible que acaben en la cárcel. Si deciden leer y estudiar y mejorarse es muy posible que acaben siendo maestros, profesores, escritores como Usted”, concluyó el Presunto.
[  “Ahora llegamos al Punto.”
[  “¿Al Punto?”
[  “Al Punto, sí. De las tres partes o dimensiones del individuo que hemos identificado, el biológico, el sociológico o ambiental, y el psicológico, ¿cuál diría Usted que es directamente responsable por las decisiones que toma?”
[  “Pues la psicología, claro.”
[  “Sí, claro, la psicología. Pero aquí llegamos al aspecto clave, Sr. Freedman. ¿La psicología es libre e independiente del ambiente, de la biología? ¿Las decisiones que uno toma son independientes de su cultura, por ejemplo? ¿Las conductas que uno ejecuta son independientes de su crianza, de su religión? ¿La psicología del individuo, es decir, el cómo responde, el cómo piensa, el cómo toma sus decisiones sobre todo, es independiente de su biología?”
[  “No, probablemente no”, concluyó el Presunto, todavía algo incierto de cuál era el verdadero ‘Punto’ al que quería llegar nuestro Sennin.
[  “El ajedrez es un juego de decisiones, no de azar. ¿Sí?”
[  “Obviamente.”
[  “¿Pero las decisiones que toma el ajedrecista están desvinculadas de las experiencias que ha vivido, de la biología sobre la cual se han manifiesto esas experiencias?”
[  “Sin lugar a dudas la respuesta es no. De ser así, ¿de qué le servirían las clases de ajedrez? ¿De qué le serviría la experiencia que acumula jugando? ¿A dónde quiere llegar Maestro Sennin? Le pregunto porque hasta ahora no me ha dicho nada que no sea obvio.”
[  “Consiéntame un poquito más Sr. Freedman. Hay que establecer las premisas como bases, como cimientos a modo de principios antes de construir el edificio de nuestros argumentos para concluir lógicamente con la azotea de nuestras conclusiones. Volvamos al Punto. De no ser que las influencias del ambiente afecten nuestra forma de tomar decisiones, ¿qué efecto podría tener la educación o el aprendizaje o la madurez por ejemplo sobre la conducta, o la terapia cognitiva sobre los pensamientos?”
[  “Precisamente, Maestro Sennin. ¿Y?”
[  “Gracias por su paciencia Sr. Freedman. ¿Y si la biología no afectara la psicología, los pensamientos, la forma de tomar decisiones, entonces qué función ejercerían las hormonas, por ejemplo, o una aspirina para el dolor de cabeza? ¿Acaso no se sabe que en las mujeres los cambios hormonales de su ciclo menstrual afectan sus emociones y por lo tanto sus psicología en general?”
[  “Universalmente reconocido. ¡Todo hombre casado o con hermanas lo sabe muy bien! Siga, a ver a dónde va con todo esto.”
[  “De momento voy a que podemos estar de acuerdo que el cuerpo, por causa de hormonas, estados anímicos, enfermedades, etc., afectan nuestros pensamientos y por lo tanto nuestra toma de decisiones. ¿Cierto?”
[  “Pueden afectarlo claro, y a veces de forma decisiva”, concordó el Presunto. “Eso está bien reconocido, un dolor de muelas, un resfriado, un dolor de estómago, cualquier mal del cuerpo puede impedir sustancialmente nuestra capacidad para pensar y tomar decisiones lúcidas. De acuerdo. Siga.”
[  “Además, sabemos que el cerebro cambia estructuralmente con el aprendizaje. Así es como almacena memorias.”
[  “Sí, también se sabe.”
[  “Entonces, el pensamiento, Sr. Freedman, la forma en la que tomamos decisiones, la forma en la que ejercemos ese ‘libre albedrío’, no es totalmente independiente de esos factores externos a nuestro control, de esos factores biológicos y sociológicos o sociales o ambientales sobre los cuales no tuvimos control ni elección al iniciar nuestras vidas. Unos nacen altos, negros y en Harlem, otros nacen bajitos, morenos y en México, unos tienen acceso al mejor seguro médico imaginable otros a ninguno en absoluto, etc., etc., y nos guste o no esos factores ajenos a nuestro control afectan nuestra forma de pensar, de sentir y reaccionar, de comportarnos, de decidir, de tomar decisiones y lo hacen mucho más de lo que la gente típicamente quiere reconocer.”
[  “Fíjese Shodai, que le entiendo perfectamente por un lado, pero a la vez estoy totalmente confundido. Usted antes estaba argumentando que no creía en el destino, en la predestinación, ¿verdad?”
[  “Afirmativo Sr. Freedman, ni entonces, ni ahora, ni nunca.”
[  “Pero ahora me parece que está diciendo que todos estamos totalmente predispuestos o hasta predeterminados por condiciones biológicas y ambientales fuera de nuestro control. Yo pensé que Usted estaba a favor del libre albedrío y ahora lo que me está diciendo en efecto es que el libre albedrío no existe. ¿En qué quedamos Maestros Sennin?”
[  “¡Ajajá!”, brincó nuestro Sennin alzando al aire el dedo índice de la mano izquierda. “¡Ahora nos acercamos más al Punto!”
[  “¡Usted Shodai y su ‘Punto’! ¡Este ‘Punto’ suyo es más elusivo que el monstruo del lago Ness! Estoy empezando a pensar que Usted me está tomando el pelo con eso del ‘Punto’, Maestro Sennin. ¡En vez de un socrático me está pareciendo un sofista! ¿Es esto algún tipo de venganza contra aquellos que creen en Dios? ¿Ellos tienen a su Dios, pero Usted se venga de ellos con sus largas disertaciones sobre el ‘Punto’?”, dijo el Presunto medio en broma medio en serio.
[  “Jajaja. Muy gracioso Sr. Freedman. Me encanta su sentido del humor. Fíjese, que hay que distinguir entre la predestinación como parte de un plan divino o cósmico al menos, la predeterminación como el resultado inevitable de leyes de causa y efecto, y la predisposición. No creo en la predestinación, eso ya lo hemos establecido puesto que no tengo ningún motivo para creer en ello ya que la existencia de un ser o una fuerza omnipresente, omnisciente, omnipotente, y sobre todo que le importe un bledo los seres humanos y su drama inconsecuente, jamás se ha demostrado que exista ni que pudiera existir. Dejemos a un lado entonces la predestinación. Ahora, en cuanto a la predeterminación sabemos por la física quántica que al menos a nivel subatómico no existe tal posibilidad porque existe el azar, y el azar por definición misma se opone a la idea de un conocimiento previo del resultado de un evento; tiramos los dados Sr. Freedman y nada ni nadie sabe cuál pudiera ser el resultado al menos que los dados sean tramposos. La ubicación exacta de los electrones en sus nubes orbitales en torno al núcleo atómico es cuestión del azar, por ejemplo. Por lo tanto a nivel cósmico tampoco puede haber una predeterminación, y puesto que todo en el cosmos está compuesto por átomos y sus correspondientes electrones tendría que concluir, racionalmente, lógicamente que la predeterminación absoluta tampoco puede existir. Lo cual nos deja a los seres humanos atrapados entre los dos polos limitantes en una escala biopsicosocial: en un extremo tenemos prácticamente lo que viene a ser una predeterminación y en el otro una fuerte predisposición, y ambos son, como hemos concluido, y le repito nuevamente, de carácter biopsicosocial. El Punto está en saber hasta qué grado tenemos libre albedrío y bajo qué circunstancias. Por lo tanto, no le digo que no exista el libre albedrío, lo que le estoy diciendo es que ese libre albedrío es un porcentaje muy pequeño, pero aun siendo pequeño, o quizás precisamente porque sea tan pequeño, es tremendamente importante porque es la única forma en la cual nosotros los seres humanos podemos tomar cierto control, cierto dominio sobre nuestras vidas. Si dejamos que las predisposiciones de nuestro ambiente y de nuestra biología – y de sus efectos combinados sobre nuestra psicología – se conviertan en predeterminaciones entonces los seres humanos somos esclavos a condiciones fuera de nuestro control; somos como la gente en las películas de la Matrix, pero en vez de conectados a una computadora viviendo una existencia virtual de acuerdo a un programa, somos entes encarcelados y controlados por una gran matriz biológica-social. Ese, Sr. Freedman, es el ‘Punto’. O al menos una parte central del ‘Punto’.”
[  “¿En el sentido de que todo está controlado por condiciones externas a nuestra elección?”
[  “Sí, pero también y sobre todo en el sentido de que tenemos muy poco control interno para que la predisposiciones no se conviertan en predeterminaciones.”
[  “Creo que le voy entendiendo. Hay que distinguir en qué medida las predisposiciones de la biología y de la crianza, cultura, sociedad, etc., no acaban siendo predeterminaciones.”
[  “¡Por ahí vamos! Si todo está predeterminado entonces no hay libre albedrío y por lo tanto no tenemos autoridad sobre nuestras acciones y por lo tanto no hay responsabilidad tampoco y por lo tanto no habría justicia en castigar a las personas que simplemente se comportan de acuerdo a su biología y su punto de partida cultural, social y económica.”
[  “¡Usted encima de ser ateo es anarquista!”, explotó el Presunto, sumamente indignado.
[  “¡Jajajaja! Cálmese Sr. Freedman”, respondió nuestro Sennin, tremendamente divertido por el estallido del Presunto, añadiendo en tono entre juguetón y burlón: “Estamos haciendo filosofía. No podemos llegar a conclusiones precipitadas. Aun no terminamos de argumentar. Por ahora recapitulemos. Dado que hemos llegado a la conclusión intermedia de que el ser humano se desenvuelve en un dominio entre dos extremos biopsicosociales, una predeterminación digamos relativa por una parte y una quizás muy fuerte predisposición por otra,  ¿cómo y cuándo se ejerce el libre albedrío?”
[  “Al tomar decisiones; la toma de decisiones es cómo navegamos entre las opciones que se nos presentan en nuestras vidas”, afirmó el Presunto.
[  “¡Exacto! ¡Al tomar decisiones! ¡Exactamente! Entonces, ¿cómo toman las personas decisiones? ¿Uno, en base a procesos racionales, analizados desde sus meras premisas; o dos, en base a creencias heredadas por cultura o por convenio?”
[  “Pues en base a los dos supongo. A veces en base a procesos racionales, y a veces en base a creencias. Pero otras veces en base a hábitos inculcados por aprendizaje hasta que se convierten en patrones automáticos, como cuando aprendemos un lenguaje”, respondió sonriente el Sr. Freedman ahora ya un poco más convencido del valor de este proceso dialéctico y complacido con sí mismo por su aportación de una alternativa a la respuesta que nuestro Sennin no parecía haber considerado.
[  “De acuerdo. También están los hábitos inculcados, esos patrones automáticos, es cierto. ¿Pero esos hábitos inculcados, inconscientes ya, son originarios, propios de cada individuo, que ellos mismos hayan decidido, seleccionado individualmente tras haberlos analizado por decisión propia, o por lo contrario son por lo general cuestión de aculturación, el resultado de una influencia del ambiente, de la sociedad, de la familias, de las amistades, etc.?”
[  “Eso ya lo hemos establecido. Por influencias establecidas de las cuales el individuo no tuvo elección puesto no pudo elegir dónde nació, y lo demás. Está azotando un caballo muerto con todo esto. ¿Y esto qué tiene que ver con Dios?”
[  “Deme un momento. ¿Y las creencias son por elección propia o por influencia ambiental?”
[  “¡De momento a momento llega la navidad!”, comentó el Presunto de nuevo impaciente. “Por cultura. Shodai, por cultura, por familia, por todo eso que supone lo que es el medio ambiente creado por las personas.”
[  “Así que las decisiones que uno toma por hábito y las que toma por creencias están altamente predispuestas o casi, casi predeterminadas por influencia del contexto en el cual uno se cría, ¿verdad?”, insistió nuestro Sennin.
[  “Sí, ‘dime con quién andas y te diré quién eres’”, respondió el Presunto.
[  “Efectivamente. O si Usted, Sr. Freedman prefiere: ‘Dios los cría y ellos se juntan’. En todo el mundo se sabe eso. El ‘Punto’ es que estamos viendo de nuevo ese dominio donde reside el ser humano entre una predeterminación o predisposición en la escala biopsicosocial. Estamos viendo que lo que pudiera parecer como el resultado de un proceso puramente racional, es decir, imparcial, objetivo,  al menos desde la limitada perspectiva de la subjetividad del individuo mismo, en realidad con frecuencia queda influenciada, si no definida, por sus creencias y por sus hábitos, ambos de los cuales operan en base de premisas no comprobadas, no analizadas, no cuestionadas, sino heredadas.”
[  “Y eso sería más evidencia de la predeterminación biopsicosocial”, indicó el Presunto.  
[  “Exacto. De hecho, fuera de las matemáticas y de las ciencias exactas, o sea la física y la química, o de la contabilidad por ejemplo, o sea disciplinas puramente racionales, hasta el proceso razonador del ser humano mismo queda afectado por las creencias. Lo cual significa que hasta el raciocinio humano queda sujeto a, secuestrado por, corrompido por sus creencias. Eso es un serio asalto a nuestro libre albedrío. Si incluso cuando estamos siendo racionales, en esas limitadas ocasiones, nuestro proceso racional tras nuestra toma de decisiones queda distorsionado por creencias, suposiciones, premisas, patrones, etc., todos ya predeterminados y heredados por el contexto ambiental, nuestro libre albedrío se va por la ventana.”
[  “Deme un ejemplo”, insistió el Presunto.
[  “¿Un ejemplo?”, preguntó nuestro Sennin, apenas pudiendo ocultar su entusiasmo al recibir lo que suponía ser un reto.
[  “Sí. Un ejemplo, quizás más dependiendo de si me convence o no con el primero.”
[  “A ver…a ver… ¡Ajá! ¿Cuántos edificios conoce Usted que no tengan el piso número 13, o sea que saltan del 12 al 14?”
[  “Pues muchos.”
[  “Sí, muchos, ¿verdad? Quizás en muchos países, la mayoría. ¿Pero por qué?”, preguntó nuestro Sennin.
[  “Porque es el número de la mala suerte”, respondió el Presunto.
[  “Porque se considera ser el número de la mala suerte, por convenio cultural ya que no es ni universalmente reconocido ni científicamente establecido que lo sea. Se llama triscaidecafobia, ¿lo sabía?, o sea un miedo irracional al número 13”, informó Shodai.
[  “Es una superstición, puro y simple.”
[  “Sí, una superstición, una conducta basada en una premisa irracional, pero aun así es una creencia que afecta cómo la gente razona. Si aceptamos que el número 13 de verdad causa mala suerte, de hecho si aceptamos que exista algo que se llame ‘suerte’ – buena o mala – entonces su conducta tiene sentido, es racional. Pero su raciocinio queda subvertida porque se basa en premisas infundadas, irracionales. El resultado es que las conductas, las decisiones basadas en esa premisa, aunque racionalmente argumentadas, son irracionales.”
[  “Bueno, esa era fácil y obvia. Deme otra, y en todo esto sepa que estoy a la espera de llegar al ‘Punto’ y de ver qué tiene todo esto que ver con Dios”, comentó seriamente el Presunto.
[  “La conducta, el pensamiento, y las emociones están totalmente interrelacionadas, pero lo que tienen en común es que se justifican en ciertas premisas Sr. Freedman. De nuevo, si uno acepta que exista tal cosa como la ‘suerte’ – buena o mala – y si uno acepta que el número 13 se relaciona con la ‘mala suerte’, entonces todas las conductas, los pensamientos y las emociones derivadas de esa premisa son racionales. El problema no es tanto el proceso razonador sino el fundamento, las premisas sobre las cuales creamos los argumentos y tomamos decisiones con respecto a nuestras vidas, decisiones que resultan ser nuestras conductas, y que afectan nuestros pensamientos y nuestras emociones.”
[  “Más ejemplos.”
[  “Le doy uno clínico asociado con un chiste. La operación fue un éxito pero el paciente murió, porque en vez de una amigdalectomía precisaba una apendicetomía. En vez de que le quitaran las amígdalas precisaba que le quitaran el apéndice. El proceso fue correcto, pero la información inicial, las premisas entrando a la sala de operaciones fue equivocada. Resultado: la amigdalectomía estuvo genial, pero al paciente se le rompió el apéndice durante la operación anterior y se murió, y todo porque alguien se equivocó con los expedientes del paciente.”
[  “Otro ejemplo un poco menos dramático y más relacionado con Dios, quizás, si pudiera, Maestro Sennin, por favor.”
[  “¡Rayos, ni una sonrisa! Vaya que es Usted difícil de complacer. Vale, de acuerdo, más relacionado con Dios. En los países musulmanes, el trato de las mujeres está tremendamente influenciado por las premisas determinadas por el Corán. En especial por el capítulo 4, versículo 34, que dice… espere que lo busque...”
[  “¿Lo quiere oír en español o en árabe?”, preguntó el Presunto con una sonrisa.
[  “En español, por favor”, respondió nuestro Sennin ahora sí que sin dejarse impresionar.
[  “Dice: ‘Los hombres tienen autoridad sobre las mujeres en virtud de la preferencia que Alá ha dado a unos más que a otros y de los bienes que gastan. Las mujeres virtuosas son devotas y cuidan, en ausencia de sus maridos, de lo que Alá manda que cuiden. ¡Amonestad a aquéllas de quienes temáis que se rebelen, dejadlas solas en el lecho, pegadles! Si os obedecen, no os metáis más con ellas. Alá es excelso, grande’.
[  “Y en base a esa premisa…”, comenzó Shodai a argumentar.
[  “En base a ese artículo de fe querrá decir”, interrumpió el Presunto.
[  “Viene a ser lo mismo para el presente caso. El punto es que las supuestas palabras de Alá predispone – o incluso predetermina – la forma en la que millones de hombres creyentes en el Corán toman decisiones en relación a sus esposas, al trato con ellas. La forma de pensar, de sentir, y de comportarse de centenares de millones de hombres con respecto a las mujeres queda predispuesta sino es que predeterminada por unas palabras basadas en premisas que nunca fueron comprobadas ni siquiera sometidas a un proceso analítico. Para que lo que ese verso diga con respecto al recto proceder en cuanto al trato de la mujer se tendría que comprobar, uno que Dios exista; dos, que haya sido totalmente responsable por ese verso; y tres, que Dios sea bueno y no un ser malvadamente misógino. Ese razonamiento en cuanto a cómo disciplinar a una esposa, fuera de la creencia en el Corán, se ve como algo absurdo, arcaico, barbárico, y en muchos países ilegal. Si no aceptamos las premisas de que Alá exista, de que ha predeterminado que los hombres tengan autoridad sobre las mujeres, y de que ese mandato sea moral, todos los argumentos subsecuentes, ya sean en la forma de patrones conductuales, cognitivos o emocionales, se viene abajo y todas las decisiones que se toman basadas en las premisas propuestas por ese verso son erróneas o al menos cuestionables. Toda una esfera de la conducta humana que determina la naturaleza de la existencia de centenares de millones de miembros de un género de la especie humana queda predispuesta o quizás predeterminada por un párrafo que su cultura no permite cuestionar. Sr. Freedman, sin cuestionar la existencia de Dios, de su bondad, y de la integridad divina de este fragmento del texto, los seres humanos que viven su vida con respecto a ella viven en una Matrix, sin libre albedrío, atrapados entre lo que pudiera ser ya ni una predisposición biopsicosocial fuerte sino en una predeterminación casi absoluta – sobre todo en el caso de mujeres que quedan sujetas a la crueldad y a la violencia que tales premisas suscitan como valores y principios culturales y hasta como leyes sociales”, comentó nuestro Sennin enfáticamente, agregando apasionadamente justo después, “¡Ahora estamos centrándonos más a la relación entre Dios y el ‘Punto’ al que tanto quería Usted llegar!”
[  “Bueno, pero ese es un caso extremo”, dijo el Presunto en tono casi de disculpa.
[  “No estoy de acuerdo, Sr. Freedman. No es un caso extremo. Es simplemente un ejemplo claro, que no es lo mismo. ¿Usted quiso ejemplos? Le di ejemplos. Varios. ¿Quiso ver la relación entre el Punto y Dios? Le di uno. Con Dios el ser humano está entre la espada de la predisposición y la cruz de la predeterminación, una predeterminación que corrompe lo poco que tenemos de libre albedrío una vez que tomamos en cuenta todos los determinantes propios de nuestra realidad biopsicosocial. La religión, toda religión que se base en supuestas ‘verdades’, premisas indiscutibles, sobre los orígenes, los fines, y la existencia humana misma, que se basa en premisas indiscutibles atribuidas a seres sobrenaturales que pueden ser cuestionados, cuya existencia misma ni siquiera se puede corroborar mediante medios empíricos, supone irremediablemente  la corrupción del proceso razonador del ser humano. Usted mismo concordó en que el libre albedrío se ejerce mediante el proceso decisional, mediante el proceso de toma de decisiones. ¿Verdad?”
[  “Lo hice, sí pero…”
[  “Pero las decisiones se toman siempre en base a información y de acuerdo a ciertas reglas y valores. ¿Y si la información estuviera adulterada, deliberadamente pervertida, o de alguna forma, deliberada o no, distorsionada? ¿Y si encima la misma escala de valores según los cuales evaluamos las opciones dentro de ese proceso decisional también fuera el resultado de un corrupción? Entonces el proceso razonador queda igualmente corrupto.  La operación pudiera ser un éxito, Sr. Freedman, pero pudiera ser la equivocada para el paciente. Imagínese lo siguiente. Una sala de terminales de computadoras todas conectadas a CPU central llamado el ‘Gran Mago’. El Gran Mago es un sistema que juega al ajedrez de acuerdo a las reglas universales, de acuerdo a las mismas que se juegan hoy en día en todos los torneos, salones, hogares y tabernas alrededor del mundo. Pero en cierta parte del mundo nadie conoce esas reglas, de hecho entran a la sala para aprender a jugar al ajedrez en línea, Online, sin conocimiento previo y sin otro recurso para aprender que el Gran Mago mismo. Pero el Gran Mago no les enseña toda la verdad de las reglas; les enseña el movimiento correcto de las piezas y las reglas de la captura, por ejemplo, pero  altera ciertos detalles para unos grupos y otros detalles para otros, de forma que si juegan entre sí no pueden ponerse de acuerdo a las reglas. A todos los grupos les altera el valor de las piezas, pero de forma diferente; por ejemplo, a un grupo les enseña que el caballo y el alfil no valen tres puntos cada uno, sino ocho; y que la reina en vez de valer nueve puntos vale solamente cinco; y que las torres no valen cinco puntos sino tres. Como consecuencia cada grupo de jugadores van desarrollando sus propias tácticas de ‘ajedrez’ de acuerdo a estos valores erróneos de las piezas. Encima de esas distorsiones en cuanto al valor de las piezas, el Gran Mago enseña a cada grupo diferentes condiciones para la victoria, a un grupo les enseña por ejemplo que en vez de ganar por jaque mate al rey se gana por acumulación de puntos totales, y a otro que se gana por el número de jaques al rey contrario, y así sucesivas distorsiones de la realidad del juego. De nuevo cada grupo va aprendiendo a jugar y a confeccionar estrategias de acuerdo a las reglas corruptas que han aprendido, y regresan a sus familias, vecindades y comunidades para enseñar estas corrupciones a sus familiares, amistades y conciudadanos y a jugar de acuerdo a estas reglas distorsionadas. Claro, entre sí juegan y ganan y pierden siguiendo estas normas corruptas sin menor incidente pero cada vez que juegan contra el Gran Mago pierden, puesto que él determina las partidas de acuerdo a reglas reales, y puesto que ni entienden por qué pierden ni el Gran Mago se lo explica, simplemente creen que han cometido errores, que aún no han logrado entender del todo el juego, pero aceptan los resultados sin rechistar porque se trata del Gran Mago y en cuanto al ajedrez es indiscutible e incuestionable lo que determine. Los problemas verdaderos comienzan cuando miembros de grupos ajenos juegan entre sí y se tachan de tramposos o de ignorantes puesto que no pueden concordar en las reglas más básicas del juego. Ahora, si le he conseguido explicar bien este escenario teórico, este experimento mental por así llamarlo, déjeme preguntarle, Sr. Freedman, ¿dónde está el libre albedrío de esos jugadores al que se les ha privado de las verdaderas reglas del juego?”
[  “No la tienen. Pero Usted está hablando de un escenario fantasioso Maestro Sennin…”, comenzó a argumentar el Presunto.
[  “Es una alegoría Sr. Freedman, nada más, y no, no tienen libre albedrío y ese es el punto, no tienen libre albedrío porque al darles reglas distorsionadas fueron privados de esa opción. Aunque tomaron sus propias decisiones de juego el resultado general estaba predeterminado: nunca iban a lograr vencer al Gran Mago. El ajedrez aquí es una alegoría, una alegoría para la vida, Sr. Freedman. El Gran Mago es Dios o los dioses o en general el concepto de lo divino, y las reglas distorsionadas son las religiones del mundo que nos confunden en cuanto a cómo jugar el jugar real de la vida humana para lograr ejercer el poco libre albedrío que se nos permite una vez que se tienen en cuenta todas las limitaciones de acuerdo a nuestra realidad biopsicosocial”, insistió nuestro Sennin.
[  “Pero déjeme preguntarle, Shodai, ¿cómo se llegaron a las reglas universales del ajedrez?”
[  “A las reglas por convenio, a los valores de las piezas por convenio, por experiencia, por estudios.”
[  “¡Por convenio! ¿Ve? ¡Usted no puede escapar el convenio siquiera en el ajedrez!”, saltó el Presunto, satisfecho en su ilusión de haberle ofrecido un golpe fatal a la lógica de nuestro Sennin.
[  “Sr. Freedman, es solamente una alegoría, quizás no sea una alegoría perfecta, pero ninguna alegoría puede serlo ya que el punto de la alegoría es el de presentar un caso simple para, por analogía, aclarar otro más complejo y lograr entenderlo mejor. Cada especie tiene ciertas ‘reglas de juego’, reglas naturales de acuerdo a las que vive su vida, interacciona con el medio ambiente y con otros individuos de su propia especie y demás especies en ese medio. Para la mayoría de los seres vivos esas reglas están predeterminadas por su ADN; otras especies las aprenden durante un proceso de aprendizaje con la madre, o la madre y el padre, o con la manada, o lo que sea. Nosotros los seres humanos tenemos una tarea mucho más complicada a la hora de encontrar las reglas para nuestro ‘juego’ de vida. Eso es también parte del ‘Punto’. Esa complicación es el resultado de nuestra emancipación del determinismo ambiental cortesía de nuestro sistema nervioso central, de nuestra inteligencia, de nuestra imaginación. En la alegoría del Gran Mago, las reglas verdaderas, auténticas del juego de nuestra especie corresponden a las reglas verdaderas del ajedrez; el Gran Mago mismo es el concepto de lo divino que resulta en un aprendizaje erróneo de lo que es el verdadero juego para nosotros, para los seres humanos. Las religiones vienen a ser las diferentes versiones erróneas, corruptas, distorsionadas de las reglas del juego, versiones que ni han servido para hacernos verdaderamente felices ni tampoco para promover la armonía entre nosotros los jugadores. La idea detrás del ajedrez como alegoría es que el convenio actual del ajedrez se toma como un punto de partida imparcial, universal, mientras que el engaño al que están sometidos los grupos de jugadores en cuestión les lleva a jugar de acuerdo a una escala de valores equivocados, a crear tácticas y estrategias que son lógicas y racionales pero basadas en distorsiones de la realidad del juego. Todo ese esfuerzo en dominar un juego que están jugando equivocadamente. Ese es el punto. El engaño del Gran Mago elimina nuestro libre albedrío. Creemos que estamos ejerciéndolo tomando decisiones, empleando reglas en apariencia razonables, pero lo hacemos basándonos en información distorsionada, corrupta, retorcida. El punto es ‘gnothi seauton’, ‘conócete’, ‘sabe lo que eres’, o siguiendo la alegoría del Gran Mago y el ajedrez, descubre cuales son las reglas verdaderas del ajedrez, de tú ajedrez, del juego que te toca jugar como miembro de tu especie. El punto, Sr. Freedman, es que hay que volver a los primeros principios de la filosofía, a hacernos de nuevo preguntas fundamentales, esenciales, básicas, pero basándonos en las respuestas en los conocimientos que hemos adquirido en los últimos 2,500 años de las ciencias y de otras disciplinas incluyendo las religiones mismas. Eso es lo que tenemos que hacer si queremos ser libres, si queremos ser felices, si queremos saber lo que somos, si queremos saber lo que significa ser humano y vivir de acuerdo a ese conocimiento. Ese es el Punto, Sr. Freedman. Dios, la religión, el Gran Mago lo imposibilita, lo impide, lo prohíbe. La pregunta esencial para nuestra especie es ‘¿qué somos?’, a la cual hay que responder antes de adentrarnos en las demás cuestiones existenciales de ‘¿quién soy?’, ‘¿quién debo ser?’, ‘¿cómo me transformo?’, ‘¿dónde estoy?’, ‘¿dónde debo estar?’, ‘¿cómo llego?’. Cuestiones de libertad, libre albedrío, justicia, el bien y el mal, etc. son también importantes, son tremendamente importantes, pero todas esas preguntas se posponen indefinidamente, Sr. Freedman, si no lidiamos primero con el ‘¿qué soy?’ Ese es el Punto”, declaró nuestro Sennin.
        Hubo un largo y profundo silencio en ese momento en el salón principal del Instituto KAIZEN Center de MAMBA Ryu. Shodai parecía absorto, tristemente angustiado mientras que consideraba profundamente las implicaciones de sus propias palabras. Su ‘Punto’ expuesto, ahora le tocaba esperar la réplica de su contrincante que parecía de pronto desconcertado pero lejos de vencido. Pero nuestro Sennin no tuvo que esperar mucho…
[  “Parece un Punto muy grande, Shodai. ¡De hecho más que un Punto parece todo un planeta! Esto se está convirtiendo en una charla de lo más intrigante, Maestro Sennin, de lo más intrigante. Estimulante, diría yo. Su ‘Punto’ sobre el limitado libre albedrío despojado, usurpado, ¿cómo dijo?, secuestrado por el Gran Mago es verdaderamente fascinante, convincente inclusive – para alguien que no tenga fe, claro. Pero, dígame una cosa, Maestro Sennin, ¿cuál es su evidencia de la existencia de este ‘Gran Mago’ como Usted lo llama, alegóricamente hablando, claro.” Los ojos del Presunto por un instante titilaron encendidos por una energía infinita y maligna, pero solamente por un breve instante, no el tiempo suficiente como para llegar a una conclusión definitiva sobre la existencia del fenómeno, pero más que suficiente para llegar a sentirse desconcertado al menos por la apariencia del mismo. ‘Aquí hay gato encerrado. O quizás un dios o un demonio desatado. Habrá que proceder con suma cautela con nuestros argumentos venideros. ¡Quién sabe lo que esté en juego!’, pensó nuestro Sennin, finalmente respondiendo:
[  “¿Y qué clase de evidencia le resultaría ‘intrigante’ a Usted, Sr. Freedman? Le aseguro que el Gran Mago se esconde a plena vista, delante de nuestras propias narices, haciéndose pasar por lo más divino e impidiéndonos presenciar lo verdaderamente sagrado de la vida.” ‘A este gato, encerrado o desatado, hay que llevarle al agua’, concluyó nuestro Sennin.
[  “En su alegoría del Gran Mago, Usted implicaba la existencia de varias versiones falsas del juego del ajedrez difundidas por el sistema computacional que denominó el ‘Gran Mago’, lo cual implica que hay una sola versión auténtica del ajedrez. ¿Cuál es su evidencia de la existencia de esa sola versión? Y puesto que se trata de un juego simplemente, ¿cómo sabe que todas las versiones no son igual de válidas? Todas pudieran ser validas, Maestro Sennin. ¿No fue el propio Mahatma Gandhi el que proclamó que ‘todas las religiones son verdaderas’?”
[  “Muy buena observación, Sr. Freedman”, respondió Shodai sonriente, pero por dentro sintiendo algo de fatiga frente a un oponente que parecía incansable – innaturalmente incansable. ‘¿Cuánto tiempo había pasado ya?’, se preguntó Shodai por primera vez echando una ojeada furtiva al reloj digital localizado sobre un pequeño librero al otro extremo del salón principal del Instituto KAIZEN Center de MAMBA Ryu y que leía las 2:37. ‘¡Juraría que ya eran más de las 2:30 cuando oí tocar por primera vez el timbre!’ “Y pudiéramos iniciar una respuesta a esa pregunta de muchas formas.”
[  “Sin lugar a dudas, pero la pregunta es cómo la va a iniciar Usted, Maestro Sennin, no cómo se pudiera iniciar, sino cómo la va a iniciar Usted mismo”, respondió el Presunto sonriendo de labios para fuera. “Usted menciona en la misma introducción de su libro Las Enseñanzas del Sennin que todas las culturas del mundo han tenido una religión o al menos un convenio expresivo en cuanto a lo que consideraban lo sagrado, lo espiritual. ¿Será que importa menos el contenido de la expresión que la expresión misma? ¿Será que lo importante sea el jugar y no las reglas específicas del juego? Haciendo referencia a su alegoría del Gran Mago, claro.”
[  “¡Ah! ¡Sr. Freedman! Vaya que Usted me presenta con un argumento interesante, y además indiscutible – hasta cierto punto, claro. Sí, es cierto que todas las culturas presentan algo que vendríamos a reconocer como una ‘religión’ o al menos como una ‘tradición espiritual’, una forma de reconectar el ser humano con lo que considera lo sagrado. Y también es cierto que en gran parte la variabilidad misma de las formas de expresión apuntan a una verdad, pero también denotan otra importante verdad.”
[  “¿Y según Usted cuál es esa verdad, Maestro Sennin?”
[  “La ‘verdad’ que denotan es que todas estas tradiciones religiosas pretenden estar en posesión de la verdad tanto en términos de la naturaleza de lo sagrado como en la forma de conectar con la misma. Denotan, revelan, o aluden también a la importancia que tiene la verdad para la vigencia, para la relevancia, para la aceptación social, cultural de sus tradiciones mismas. Lo que denota todo eso, Sr. Freedman es que la ‘verdad’, la noción de la verdad misma, es crítica para los seres humanos, sobre todo en términos de algo tan preciso como es su interpretación de lo sagrado y de cómo comunicar y conectar con ello. Este punto sobre la ‘verdad’ es algo que anotaré en una tarjeta para no olvidarme de que tenemos que hablar de ello más adelante, ya que con las vueltas que hemos dado en las últimas horas se me olvida por dónde íbamos, a dónde hemos ido, y para qué vino Usted. ¿Para qué vino? Ya ni me acuerdo.”
[  “Vine Shodai para hablarle sobre ese antagonismo que parece tener respecto a Dios, pero de momento quisiera saber que evidencia tiene Usted sobre la existencia, aunque sea alegóricamente hablando, de un ‘Gran Mago’.”
[  “¡Dios! ¡Es cierto! Sí, pues el concepto mismo de Dios o de los dioses o de lo divino viene a ser el Gran Mago, y en cuanto a mi evidencia, aludiré a lo que Usted mismo acaba de mencionar. Todas las culturas tienen religiones, sí, es cierto, la religión es un fenómeno universal, y eso apunta a una necesidad universalmente humana, digamos a la necesidad de ‘jugar’. La enfermedad también es un fenómeno universal pero no por ello significa que sea algo deseable ni mucho menos ideal, sino que apunta a la necesidad universal de la medicina, y en este caso la medicina se trata de la filosofía como remedio al mal universal de la religión. La diversidad de culto, Sr. Freedman, y sobre todo la tremenda disparidad, la enorme variabilidad de culto en el mundo, Sr. Freedman, nos indica también que se valora no solamente el ‘jugar’ sino el jugar de acuerdo a las reglas que se consideran verdaderas, válidas, auténticas – y no reglas cualesquiera. Si se trata del culto religioso por el mero hecho del culto mismo entonces los seres humanos adoptarían igualmente cualquier culto y de esta forma podríamos compartir un solo culto universal y dispensar de todos los problemas que la variedad de cultos nos han traído y nos sigue trayendo. Pero no se trata solamente de jugar por jugar, del culto por el culto, sino del culto basado en lo que se entiende por ser una ‘verdad’. No se trata simplemente de jugar por jugar sino de jugar creyendo que se juega de acuerdo a la ‘verdad’, a las verdaderas reglas del juego. El culto por el culto no existe, me atrevería a decir, sino el culto por un propósito, y ese propósito que consiste en una conexión, un vínculo con lo sagrado, se anularía por completo de creer que el medio que se emplea para conseguirlo es falso, puro convenio. El creyente no cree que su creencia, su fe, su religión sea el resultado de puro acuerdo, sino de una verdad absoluta. De nuevo la verdad que la universalidad de la religión denota es la importancia de la verdad misma, Sr. Freedman. Pero otra verdad en cuanto a la religión es que lo que cada una toma por verdad no concuerda ni con las verdades de las demás, ni en términos del método de conectar con lo sagrado ni el objetivo que es lo sagrado mismo; y eso apunto a un gran desacierto. Volvamos a la alegoría del Gran Mago y el ajedrez. Fíjese, si tenemos diez versiones del ajedrez, diez versiones del ajedrez enseñados por el Gran Mago, ninguna versión va a ser totalmente compatible con las demás. Como observadores exteriores y dado que todos los grupos presentarían evidencia similar en cuanto a la validez de su versión resulta que si queremos ser imparciales lo más que podríamos concluir lógicamente o es que no podemos concluir nada definitivo, o que todas son igualmente falsas – lo cual aplica igualmente a las religiones del mundo, Sr. Freedman. O no podemos concluir nada concreto debido a las disparidades incompatibles entre las unas y las otras, o podemos concluir que todas están igualmente equivocadas. Volviendo de nuevo a la alegoría del ajedrez del Gran Mago, las únicas verdades que vamos a encontrar con tanta disparidad de reglas entre los diversos grupos son el deseo o la necesidad misma de jugar, junto con la necesidad de jugar de acuerdo a las reglas verdaderas. Sr. Freedman, a groso modo podríamos afirmar que estas son las verdades universales de la religión como fenómeno humano: 1) todos las culturas han tenido al menos una; 2) todos sus creyentes las han practicado creyendo que la suya era la verdadera, la auténtica – y por ende que todas las demás religiones eran de alguna forma falsas; 3) ninguna religión es totalmente compatible con todas las demás. Pero hay algo más que podemos añadir al mundo del estudio de las religiones que trasciende la alegoría del Gran Mago y el ajedrez, y es que 4) ninguna religión que se basa en un gnosis de origen sobrenatural o divino, es totalmente coherente consigo misma. Es decir, todas cuando se les analizan, poseen incoherencias irracionales o al menos ilógicas en el dogma de sus enseñanzas o premisas – pero eso ya es harina de otro costal y quizás tema propio solamente para todo un curso de religiones del mundo. Podríamos, no obstante, proponer que quizás si una de las religiones mundiales tuviera mejor evidencia y mayor coherencia interna que todas las demás hubieran exterminado la competencia, pero no es así, lamentablemente. Pero volviendo a los primeros tres puntos, el mero hecho de que algunas personas crean en el dios Yahveh, otros en el dios Cristo, otros en el dios Alá, otros en las docenas o centenares o incluso miles de dioses hindúes, otros en ningún dios cualquiera sino en anatman o ‘no alma’, es parte de mi evidencia de que existe un Gran Mago, puesto que todas esas premisas son incompatibles. ¿Quiere más evidencia?  El Gran Mago es una idea, Sr. Freedman, una idea manifiesta, animada, dinámica, viviente que se forma en la psique humana por doble impulso emocional, por un doble propulsor: el miedo y el apego. ¿Y sabe Usted en gran parte por qué creamos al Gran Mago en nuestras mentes individuales y colectivas?”
[  “A ver, ¿por qué Maestro Sennin?”
[  “Porque queremos que nuestro sufrimiento tenga sentido, queremos que nuestra existencia tenga sentido. Tenemos fe porque queremos tener razón, porque queremos que el mundo en el que vivimos tenga razón, sea razonable; tenemos fe porque queremos creer que todo nuestro sufrimiento, nuestro esfuerzo tiene un propósito más allá de la vida misma, más allá de la evidencia empírica que nos dice que nacemos, padecemos de acuerdo a factores por encima de nuestro control – esos mismos factores biopsicosociales a los que hemos aludido antes – y morimos. Queremos sentir que tenemos algo de control, o que ‘algo’ exista que lo tenga y que podamos apelar a la simpatía de ese ‘algo’ para tener la esperanza de que, indirectamente al menos, podamos ejercer algo de control sobre nuestras circunstancias. Nadie tiene fe solamente por el hecho de tener fe, Sr. Freedman. Nadie cree en los dioses por motivos caritativos o por una devoción desinteresada. No existe el equivalente de lo ‘humanitario’ o de lo ‘filantrópico’ para los dioses. Lo divino, ese complejo de ideas, de conceptos, nos ayudan a tolerar lo humano. Si no creyésemos que los dioses tuvieran el poder para compensarnos de alguna forma ni nos interesarían. Igualmente nada acudiría al Gran Mago para aprender a jugar al ajedrez si supieran que les engaña, que lo que les enseña no es la verdad del juego. La verdad de la religión es que queremos algo de lo sobrenatural, queremos que haga algo por nosotros y estamos convencidos de que es posible que lo haga. Ese es el sine qua non de la religión: la creencia en alguna ventaja obtenible.” Ahí nuestro Sennin hizo una breve pausa para observar la reacción del Presunto, el cual solamente le miraba curiosamente sin expresión alguna, esperando a que terminara con su soliloquio. 
[  “Continúe Shodai”, fue todo lo que tuvo que comentar el Presunto de momento.
[  “Está bien. Tomemos a la India, por ejemplo, donde las personas creen en la reencarnación, en el ciclo de samsara…”
[   “Según el cual las personas renacen de acuerdo al karma de su vida anterior, y prosiguen así indefinidamente, vida tras vida, hasta que alcanzan la iluminación y no renacen en absoluto más, se liberan.”
[  “Exactamente, Sr. Freedman. ¿Y qué piensa un creyente en el dios Yahveh o en el dios Cristo o en el dios Alá de todo eso? ¿Lo acepta como una variante compatible de sus propias creencias o lo toma como una aberración?”
[  “Pues muchos lo tomarían como blasfemia, otros simplemente lo tolerarían y respetarían sus derechos a su propio culto”, respondió el Presunto, algo perplejo de nuevo sin saber a dónde iba todo esto.
[  “¿Compatible o incompatible?”, insistió en saber Shodai.
[  “Incompatible, claramente. En las religiones monoteístas no se acepta la idea del recurrente renacimiento del alma.”
[  “Bien, incompatible. Exacto. Pero va mucho más allá de simple incompatibilidad de ideas. Veamos, desde la perspectiva monoteísta – la judía; la cristiana que incluye la católica, la protestante, la ortodoxa; la musulmana – ¿qué se piensa de los centenares de millones hindúes que viven sus vidas de acuerdo a castas sociales estrictas, aceptando su estatus socioeconómico como parte de transgresiones o cumplimientos en una vida anterior – pensando, sintiendo, y comportándose – de acuerdo a una creencia que jamás cuestionaron y sobre la cual no hay ni la más mínima evidencia? ¿Qué opina el creyente en el Dios monoteísta de esto?”
[  “Claro Shodai que se piensa que todo eso es absurdo. Eso es lo que todos los monoteístas o al menos la inmensa mayoría de ellos piensan del hinduismo. Piensan que los hindúes están completamente locos. ¡Pero esa es la naturaleza de la fe! ¡Vaya! ¡Para ser un profesor de la psicología de la religión es increíble cómo Usted ignora la importancia de la dimensión espiritual en la vida humana!”
[  “¡No ignoro nada, Sr. Freedman! ¡Se lo aseguro! ¡Volvamos al ‘Punto’! Cuando uno no acepta la fe de otros es mucho más capaz de ver las implicaciones absurdas, ‘injustas’, de esa fe sobre las vidas de sus creyentes. Pero con respecto a la fe propia uno queda totalmente cegado y sus poderes analíticos, razonadores, quedan desarmados, incapacitados. El Gran Mago cabalga de nuevo y cabalga pisoteando las vidas de aquellos que sufren de él.”
[  “Pero la fe es lo que da a las personas esperanzas Maestro Sennin; es lo que les da esperanzas para tolerar lo que vienen a ser para la mayoría condiciones intolerables.”
[  “Pero es una mentira Sr. Freedman. Viven sus vidas como si en vez de ser reales, únicas, fueran una pesadilla de la cual van a despertar con su muerte. Viven por completo en la Cueva de Platón, atados desde que nacen, cara a una pared, donde ven proyectadas sombras de objetos dispuestos detrás de ellos y que toman por la verdad, por la realidad. Son como niños que esperan morir ilusionados, engañados, antes de que algún adulto les diga que Santa Claus o los Tres Reyes Magos no existen.”
[  “Pero Shodai, ni Usted ni nadie puede demostrar que están equivocados. ¿O ahora va Usted a tomar la posición trillada de que Dios no existe? Jajajaja! ¡Suerte con eso Maestro Sennin! Mejores hombres que Usted lo han intentado demostrar, y se han muerto ignorados y olvidados en el intento.” La risa del Presunto ahora sí que era auténtica, buscando alterar a nuestro Sennin con su aire de denegación y desprecio.
[  “No, Sr. Freedman. No se trata de demostrar que Dios no existe. Pero volvamos al Punto. El Punto es que lo seres humanos viven en una dimensión biopsicosocial muy estrecha entre dos extremos, una de predeterminación y sin libre albedrío que merezca ser reconocido como tal, y el otro extremo de fuerte predisposición donde el libre albedrío es cuestionable como mucho. Si libre albedrío no hay, por definición, libertad, sin libertad no hay autoridad, sin autoridad no hay responsabilidad, y sin responsabilidad no hay justicia, ni el derecho de imponer castigos ni humanos ni divinos, Sr. Freedman. El Punto es que sin libre albedrío ni las cortes humanas ni las cósmicas del karma ni las divinas de Dios o de los dioses tienen derecho sobre nosotros, solo aplican sus sentencias a modo de imposiciones basadas en el derecho de la fuerza y no en la fuerza del derecho. No hay justicia ni humana ni divina si no hay libre albedrío. Ese es el Punto. Para que exista ese libre albedrío, esa libertad, etc., hay que eliminar la fijación humana en lo divino, y para lograr eso no se trata de probar que Dios no exista, sino más bien de argumentar que de existir es el Gran Mago, o el Genio Malvado de Descartes que se dedica a engañarnos a todos haciéndonos creer que la libertad que ejercemos dominados por su influencia es una libertad real, cuando en realidad se trata de una serie de decisiones basadas en mentiras, en falsedades, en distorsiones; se trata de demostrar o ayudar a demostrar que el Gran Mago o el Genio Malvado nos tiene atrapados en un sueño, o en una alucinación, en un estado peor que en un mundo virtual, en una verdadera Matrix cultural.”
[  “¿Y cómo piensa Usted lograr eso? O mejor dicho, ¿qué piensa conseguir Usted con eso?”, preguntó el Presunto ahora sí que más apagado de ánimo.
[  “¡Ah! Esas son dos preguntas muy diferentes, ambas fascinantes, ambas relacionadas, pero muy diferentes. Pero antes de contestarlas fíjese, Sr. Freedman, que después de todo no tuve que recurrir a mi anotación sobre tratar con la ‘verdad’. Para que lo sepa, era una broma eso de anotarlo para no olvidarme, ¿vale? Aquí sí que estamos dedicados a ‘la verdad, toda la verdad, y nada más que la verdad y que la razón nos ayude’. Jejejeje…” Shodai dejó de pronto de reír al darse cuenta que su cliente no parecía en lo más mínimo compartir su sentido del humor con respecto al tema presente, si no que le estaba observando con un mirada totalmente impávida, carente de humor y de hasta de expresión. Nuestro Sennin tomó un segundo o dos para reconcentrarse, aclararse la voz, para después continuar diciendo: “Bueno, mire, Sr. Freedman, el ser humano generalmente hablando, universalmente hablando e independiente de su cultura, cree en la importancia de la ‘verdad’. Lo hemos mencionado antes. La importancia, el valor que se atribuye a la verdad es un fenómeno humano universal y nos sentimos impulsados, casi obligados a emplearla o tenerla en cuenta en cualquier desempeño que consideremos importante. Por otra parte, la búsqueda de la verdad misma no es de igual o universal importancia, siendo esa búsqueda implacable propiedad de filósofos ‘asociales’, de individuos dispuestos a ir en contra de las normas y convenios sociales como lo estuvo Sócrates. Mientras que la valoración de la verdad es tan humanamente universal como la religión misma, el impulso a la búsqueda de esa verdad impulsados por la curiosidad y validadas por nuestro raciocinio, a no satisfacerse con las creencias, con las supersticiones, con los convenios, sino con valoraciones concretas alcanzadas mediante un proceso de escrutinio crítico, es provincia de la filosofía y de filósofos. Los creyentes también comparten con los filósofos un amor por la verdad, pero se satisfacen aceptando que sus religiones se la ofrecen. De hecho, Sr. Freedman, la única razón por la cual la religión prevalece en el mundo, en la esfera humana, es porque logra convencer al ser humano de que contiene una verdad, una verdad en una categoría importante del conocimiento que la ciencia no puede ofrecer y una verdad que le conviene al ser humano creer, aceptar y no cuestionar demasiado– y todo de acuerdo a la dualidad del miedo-apego, o de la unidad del Gran Mago como lo he descrito anteriormente, dualidad que en el mundo occidental se manifiesta en la forma del Dios-Demonio. No importa que las personas sean científicos o religiosos, matemáticos o ilógicos, niños o doctorados eruditos, creyentes o ateos, todos exigimos algo que aceptemos por la ‘verdad’. Los niños solamente creen en Santa Claus o en los Reyes Magos porque creen que son de ‘verdad’. Nadie cree en lo que sabe ser una mentira, Sr. Freedman. Eso es incongruente con el mecanismo fundamental del raciocinio humano. Creer en algo a pesar de que parezca una mentira, sí, eso es la fe religiosa por excelencia; pero creer en algo cuando saben que es una mentira, no. La importancia de la verdad es universal. Donde diferimos los filósofos del resto de la humanidad es hasta dónde estamos dispuestos a llegar para conseguir esa verdad, hasta qué punto estamos dispuestos a sufrir para obtener la verdad. El creyente no se inmuta en esa búsqueda, simplemente acepta lo que se le ofrece por conveniencia o por consecuencia de crianza, conformando con la norma social, con el estatus quo. El filósofo, por lo contrario, Sr. Freedman, es el gran expedicionario de la verdad dispuesto a indagar, a arriesgar la comodidad de su armonía emocional, a disputar con la conformidad de su sociedad, a discordar con la norma, a aventurarse en los mares intrépidos de la incertidumbre para aterrizar a los nuevos horizontes de una verdad sustentable, corroborable, confirmable. El filósofo no toma por verdad la tradición, ni el convenio; el filósofo busca la confirmación de toda creencia que se adopta por verdad precisamente para distinguir entre creencia y sapiencia, entre convenio y verdad, entre artificio y natura, entre lo ficticio y lo real. Todo ser humano implícitamente busca la verdad; la verdad es el ancla aferrada a la cual esperamos sobrevivir las tempestades de nuestra existencia Sr. Freedman, pero en el dominio de la verdad los Magallanes del mundo somos los filósofos, mientras que los creyentes se encierran en sus cuevas y cavernas, viendo sombras proyectadas sobre paredes y queriendo creer que son ventanas al mundo real.”
El Presunto, que había atendido a este largo discurso con cortesía pero con fingido interés, de pronto cambió de postura, cómodamente desdoblando las piernas cruzadas, plantando ambos pies sobre el suelo, e inclinándose ligeramente sobre la mesa, para comenzar a presionar con embestida propia.
[  “¿Y según Usted, Maestro Sennin, qué es la verdad?”
[  “¿Qué que es la verdad? La verdad es lo que realmente fue, es o será, Sr. Freedman, lo que realmente aconteció, lo que realmente acontece, y lo que realmente va a acontecer. La verdad y la realidad son gemelos siameses, inseparables.”
[  “¿Cómo se llega entonces a saber esa verdad?”
[  “¡Ah! Como diría mi Maestro KAIZEN: ‘¿cómo sabes cómo sabe lo que sabes?’. La verdad muchas veces se determina al eliminar lo que realmente no puede ser el caso de acuerdo a los procedimientos de la lógica, del pensamiento crítico. ¿Queremos saber la verdad de quién cometió un asesinato? Pues podemos comenzar eliminando a ciertos sospechosos porque podemos corroborar con plena certeza su ubicación lejos de la escena del crimen cuando el asesinato tuvo lugar. ¿Basado en qué? Basado en el principio de que alguien no puede estar en dos lugares a la vez. La quema de brujas tiene sentido si aceptamos la posibilidad de la magia, Sr. Freedman, pero si no aceptamos que un individuo pueda, desafiando las leyes fundamentales de la física, o de la química, ocasionar daño a otra solamente con palabras enunciadas o con rituales efectuados a distancia entonces la quema de brujas viene a ser un acto de suma barbarie, brutalidad e ignorancia. Entonces, dado que la realidad es que las brujas no existen, la verdad es que los autos-da-fé, o cualquier quema de brujas eran simples barbaridades. La verdad y la realidad son inseparables. El problema es que muchas veces aceptamos como realidad algo que no es una verdad y que nunca se ha confirmado empíricamente o lógicamente como tal. Esa es la función del filósofo social, Sr. Freedman, liberar a la humanidad de tales ataduras, de tales engaños. Sacarla de la Cueva; libertarla del Gran Mago. ¿Cómo lograrlo? Muchas veces en la búsqueda de la verdad, de la realidad, lo primero que tenemos que hacer es eliminar lo imposible, porque, eliminando lo imposible lo que queda, por muy improbable que nos parezca, se va acercando a la verdad. Así que la verdad tiene que ver con lo que es real, con lo que verdaderamente sucedió; la verdad es lo que realmente es; la verdad es lo que realmente fue; la verdad es lo que realmente será. La verdad es el conocimiento de la realidad, Sr. Freedman, eso es la verdad, ese conocimiento de la realidad que pueda o no coincidir con la creencia. Una vez que hemos determinado en qué consiste la verdad, el conocimiento, ahora tenemos que determinar un método consistente, confiable para descubrirla siempre, para hallarla en todo momento, de forma consistente.”
[  “¡Pero un método, como Usted tiene que saber, para llegar a la verdad es precisamente la revelación divina! ¡Que la verdad sea revelada por Dios mismo! Dios de alguna forma le dice al ser humano o a los seres humanos lo que la verdad realmente es, en qué consiste la verdad, pero estoy hablando de verdades trascendentales, de verdades con ‘V’ mayuscula, Maestro Sennin, no meramente los resultados de cálculos numéricos. Para ese tipo de ‘verdades’ pequeñas tenemos calculadoras y computadoras. Tenemos a Dios para que nos dé las verdades grandes que corresponden a la pregunta esencial de lo que significa ser humano, para las verdades grandes a las cuales no puede llegar ni con la ciencia ni con la filosofía. Por ejemplo, ¿qué sucede después de la muerte?, o ¿de dónde venimos?, o ¿cómo debemos vivir nuestras vidas y tratar a nuestro prójimo? ¡Esas son las verdades que Dios nos da y según las cuales debemos organizar nuestra realidad!” Sus palabras se disparaban como balas y resonaban como cohetes, como truenos. ¡Pero no por ello nuestro Sennin se iba a achantar!
[  “¿O cómo tratar a nuestras esposas, Sr. Freedman? Sí, es cierto, la revelación se ha tomado tradicionalmente como una forma de lograr la verdad, de obtener la verdad, la verdad con ‘V’ mayúscula, como Usted menciona. Pero no es una forma confiable de obtener la verdad Sr. Freedman. ¿Ha visto Usted el filme ‘Juana de Arco’ en la que aparece Dustin Hoffman al final y no sabemos si es Dios o el Demonio? ¿No? ¡Debería! ¿Cómo sabemos que lo que se toma por verdad no es el producto del Gran Mago de mi alegoría o del Genio Malvado de la meditación cartesiana? ¿Qué sucede si ese Dios no es confiable? ¿Ha oído hablar de los versos satánicos del Corán? Fíjese, Sr. Freedman en un mito de la creación de la tradición hindú. Se lo leo precisamente porque lo tengo muy a mano:
No había ni existencia ni no existencia entonces; no había ni un dominio del espacio ni del cielo que está más allá. ¿Qué se movió? ¿Dónde? ¿A fuerza de quién? ¿Había aguas insondables? No había ni muerte ni inmortalidad entonces. No se distinguía la señal de la noche, ni la del día. Ese Uno respiraba, sin aliento, por su propio impulso. A parte de eso no había nada más allá. La oscuridad estaba escondida por la oscuridad del comienzo; no había una señal distinguible, todo esto era agua. La fuerza vital estaba cubierta por el vacío, ese Uno se alzó mediante el poder del calor. El deseo le sobrevino al Uno en el comienzo; esa fue la primera semilla de la mente. Los poetas buscando en sus corazones la sabiduría encontraron el vínculo de la existencia en la no-existencia; su cordón fue extendido a través. ¿Había un abajo? ¿Había un arriba? Había semilleros; había poderes. Había impulso desde abajo; había una entrega desde arriba. ¿Quién lo sabe en realidad? ¿Quién lo va a proclamar? ¿Cuándo fue producido? ¿Cuándo fue esta creación? Los dioses vinieron después, con la creación del universo. ¿Quién sabe entonces de dónde surgió? ¿Cuándo surgiría esta creación? Quizás se formó a sí misma, o quizás no – el que lo observa desde arriba, en el cielo más alto, solamente él lo sabe – o quizás ni él lo sepa.’ Eso es del himno 129 del Rig Veda, Sr. Freedman, perteneciente a una tradición religiosa más antigua que la bíblica y que afirma una gran incertidumbre: ‘quizás ni él lo sepa’.”
[  “¿Y qué espera comprobar con eso, Maestro Sennin?”, respondió el Presunto en tono sumamente desafiante sino despectivo.
[  “Para empezar, establecer el principio de que la fe religiosa nunca puede solventar el problema de la incertidumbre, sino que se ceba de ella. Es imposible estar 100% seguros de que cualquier transmisión de conocimiento o ‘Verdad’ con mayúscula proveniente de los dioses o de Dios sea completamente confiable. Ya sé que Usted insiste en que para eso tenemos la fe. Pero fíjese que a pesar de la fe nos gusta creer que nuestra fe está basado en la razón, en la verdad, así que la fe no está divorciada de la verdad, no es independiente de ese proceso interior, mental que nos lleva a valorar la verdad. Una fe en una religión que sabemos no es verdadera se pierde – por eso mismo hablamos popularmente de la mitología griega o de la egipcia y no de la religión griega o de la religión egipcia: nadie cree que sean verdaderas. Por una parte plantear que el mito de la creación bíblica no es la única, Sr. Freedman,  y al no ser única ni compatible con todas, insertar la duda de su veracidad, incertidumbre que debería existir en cualquier mente abierta, imparcial, racional, al encontrarse con supuestas verdades incompatibles. Plantear la duda de que la Biblia sea aceptable como la última verdad en cuanto a la creación; eso es análogo a mostrar que diversos grupos ajedrecistas recibieron instrucciones contrarias por el Gran Mago y por lo tanto pone en duda o la validez o la integridad o las dos de sus enseñanzas mismas. No todos los mitos de la creación pueden ser verdad cuando se contradicen tanto y en tantos puntos esenciales, quizás por lo tanto debamos concluir que ninguno es verdad y que quizás la única verdad a la que apuntan todas es a la necesidad misma del ser humano de buscar una verdad que explique cómo hemos llegado a ser. También, por supuesto, indicar que al menos este mito de la creación acepta la limitaciones del saber – ¡limitación que de por sí mismo es una gran verdad! – e incorpora un elemento de incertidumbre en su paradigma. Quizás una anomalía pero una anécdota de gran interés no obstante. Tenemos que madurar y aprender a aceptar que hay verdades que simplemente están fuera del alcance del conocimiento humano y tenemos que vivir con esas limitaciones pero no por ello aceptar como verdades cualquier cuento, cualquier fantasía que se nos ocurra. Fíjese, aquí tengo otro mito de la creación que me encanta. Verá en un momento por qué. Este mito es de África, de la tradición del pueblo Kono de Mali y Guinea. Aquí la muerte aparece como la identidad creadora. Es parte de una colección que estoy recopilando y traduciendo al castellano:
“En el principio había la oscuridad y dentro de ella habitaba la Muerte, llamada Sa, su esposa y su hija. No había ningún lugar donde vivir así que Sa, la Muerte, usó sus poderes mágicos para crear uno. Así que Sa creó un lodazal infinito y sobre ese lodazal construyó su casa. Después vino el Dios Ala-Tan-Gana para visitar a Sa. Dios encontró la casa de Sa y la encontró sucia y oscura, y le dijo lo siguiente: ‘Nada puede vivir en un lugar así. Esta casa necesita arreglarse. Es demasiado oscura.’ Así que Dios decidió tomarse las cosas por propia mano y convirtió al barro en suelo sólido creando lo que hoy conocemos como la Tierra. ‘La tierra se siente bien, así que ahora haré plantas y animales para vivir en ella’, se dijo Dios, y así hizo. Todo este trabajo de Dios le agradó mucho a Sa y lo invitó de nuevo a su casa. Dios se enamoró de la hija de Sa y le pidió su mano en matrimonio. Pero ya que Sa no estaba preparado para conceder a su hija, Dios se escapó con la hija de Sa y se casaron en secreto. Dios y la hija de Sa se fugaron a un extremo de la Tierra y en poco tiempo tuvieron muchos hijos – 7 niños y 7 niñas, 3 pares de los cuales eran negros y los otros 4 pares eran blancos. Pero algo raro sucedió. Los niños cada uno hablaban diferentes idiomas y ni siquiera sus padres podían entenderlos. Dios estaba muy perplejo y no tenía ni idea de cómo explicar lo sucedido. Finalmente recurrió al poderoso y sabio Sa para pedir su ayuda. Cuando Dios llegó a la casa de Sa no fue bien recibido. ‘Te he castigado’, le dijo la Muerte a Dios, ‘porque te robaste a mi hija. De ahora en adelante y para siempre no entenderás lo que te dicen tus hijos. Tus hijos blancos usarán tinta y papel para escribir lo que piensan, y tus hijos negros sabrán alimentarse. Yo les haré herramientas útiles con los cuales podrán trabajar – el hacha, el azadón, y el machete. Te diré algo más’, continuó Sa, ‘haz que tus hijos blancos se casen con los blancos y los negros solamente con los negros.’ A Dios no le gustó la idea pero no quería más problemas con la Muerte, así que aceptó sus órdenes. Cuando los hijos de Dios crecieron y se casaron, se dispersaron por toda la Tierra y por eso tenemos tantos idiomas y gentes por todo el mundo – todos los descendientes de Dios y de la hija de Sa, la Muerte. No obstante, el mundo seguía oscuro y las personas vivían en absoluta oscuridad. ‘Lo sé’, dijo Dios, y envió al pájaro Tu-tú y al gallo a Sa para pedir su consejo. Los dos mensajeros llegaron con Sa y Sa les dijo: ‘Aquí tengo un canto para cada uno para que llaméis la luz de cada día. Así los seres humanos podrán ver para desempeñar su trabajo.’ El gallo y el pájaro Tu-tú regresaron con Dios. Primero cantó el Tu-tú y luego el gallo y en ese mismo instante amaneció el primer día. El sol se desplazó de un lado de la Tierra al otro donde posó al final de su camino para descansar. Después Sa les hizo llegar las estrellas para que los seres humanos tuvieran suficiente luz para desplazarse en la oscuridad y finalmente les trajo la luna para reconfortarles. La Muerte llamó a Dios a su casa y Dios por supuesto acudió. ‘Te di la bienvenida en mi casa y me repagaste robándome a mi hija. Ahora debes darme uno de tus hijos en la Tierra siempre que yo les llame. El hijo oirá el traqueteo de un sonajero de calabaza en sus sueños y así sabrá que yo le llamo. ¡Y el llamado de Sa debe ser respondido!
[  “Vemos, Sr. Freedman  que es cierto”, dijo nuestro Sennin, “Dios le robó a Sa su hija y nunca le pagó el precio de la novia. Como consecuencia desde entonces y para siempre los seres humanos deben morir cuando la Muerte les llame. Además, vemos que la Muerte y la oscuridad estaban primero, y que la Muerte es el primer creador al crear el barro primordial, que Dios después convierte a ese barro en la Tierra y crea los animales y las plantas; pero la Muerte crea la luz, las estrellas y la luna. Dios no es tan poderoso como la Muerte, y debido a la transgresión de Dios todos morimos. ¡Muy diferente a Génesis y al mito de la caída del jardín del Edén según el cual se le culpa a la mujer de todos los males de la humanidad! ¡Ah! ¡Aquí tengo otra que me encanta! Aquí voy. Esta es de Oceanía, de las Islas Banks de Melanesia, y se trata de la historia de Quat, el Dios del Sol creador:
“En el principio todo era luz; nada podría escapar de ella. Había una enorme piedra debajo de la luz, y la piedra era Quatgoro, la madre. Quatgoro se partió por la mitad y dio lugar a Quat y sus 11 hermanos. Todos los hermanos de Quat se llamaron “Tangaro” pero no eran todos iguales. Había ‘Tangaro el Sabio’, ‘Tangaro el Idiota’, y los demás se llamaron de acuerdo a las hojas de las plantas: ‘Tangaro la Hoja de Plátano’, ‘Tangaro la Hoja de Coco’, etc. Todos crecieron de inmediato al nacer. Quat se nombró a sí mismo, puesto que no tenía padre e inmediatamente comenzó a pensar en lo que quería crear, los hombres y las demás cosas: plantas, rocas, cerdos, etc. Creó al primer ser humano de un árbol. Hizo las partes de madera y luego las juntó. Hizo 6 de estos títeres de madera y luego hizo una danza sagrada y comenzaron a moverse. Después comenzó a tocar el tambor sagrado, y empezaron a bailar la danza sagrada de la vida, ya que el ritmo era mágico. Una vez que fueron capaces de levantarse, de caminar y de correr, los dispuso en hombres y mujeres. Cada mujer tenía un marido y cada marido una esposa. Pero Quat estaba siendo vigilado por su hermano Tangaro el Idiota. Todo lo que hacía Tangaro el Idiota le salía mal porque era idiota, pero insistió en hacer hombres y mujeres igual que su hermano. Hizo muñecos de madera, bailó delante de ellos, y hasta tocó el tambor – todo conforme a lo que hizo Quat – salvo que los enterró en la tierra, los dejó ahí y se fue. Tangaro el Idiota regresó en una semana cuando se acordó de las figuras. Al desenterrarlas las encontró podridas y malolientes. Tuvo que dejarlos enterrados porque olían demasiado mal. Así fue entonces como entra la Muerte al mundo. La estupidez presente puede tener consecuencias serias para el futuro. Mientras, Quat estaba creando cerdos. Sus cerdos se paraban en dos pies al principio, pero sus hermanos los Tangaros se rieron de ellos porque parecían seres humanos deformes. Así que Quat decidió mejor acortarles las patas traseras para que caminaran a cuatro pezuñas y no fueran objeto de ridículo.  Después sus hermanos se quejaron a Quat de que había demasiada luz. ‘No nos gusta que esté todo siempre tan claro. Por favor, haz algo para pararlo Quat.’ Quat buscó por todas partes algo que no estuviera lustroso pero no encontró nada. La luz estaba en todas partes. Pero se le ocurrió crear un lugar sin luz. Había oído de tal lugar al borde lejano del cielo y se llamaba Qong, Noche. Quat zarpó en su canoa hasta el borde lejano del horizonte donde el cielo llegaba hasta abajo y lo podía tocar. Ahí vivía Qong. Qong, la Noche, era oscura. No había nada de luz en ella. Qong, la Noche, tocó a Quat alrededor de sus ojos y le dio las cejas más negras. Le enseñó a dormir también, y le dio un pedazo de sí mismo. Así que Quat se fue derecho a su tierra con un pedazo de noche, trayéndose consigo a la oscuridad y los pájaros que siempre continúan la noche con su canto al amanecer. Así es como sabemos que llega el día. Quat enseñó a sus hermanos a hacer camas y soltó de su mano el pedazo de Noche. Cuando sus hermanos vieron que se iba el sol se asustaron pero Quat les aseguró que era solamente que llegaba la Noche. ‘¿Qué es esto que cubre el cielo?’, le preguntaron sus hermanos. ‘Eso es la noche’, respondió Quat. ‘Recostaros y quedaros quietos.’ ‘Creo que nos estamos muriendo’, dijeron sus hermanos. ‘Eso es solamente el sueño’, dijo Quat, ‘así es cómo se llama.’ Los pájaros sabían lo que era la Noche y cuanto se tenía que dormir. A su paso cantaban, silbaban, y cacareaban. Quat tomó una piedra roja y afilada y cortó un agujero negro en la Noche. La primera luz que salió del agujero era una luz roja, y por eso la primera luz del amanecer es roja, y después lució brillante. Los pájaros armaron su escándalo correspondiente puesto que sabían a qué se parecía la primera luz. Los hermanos se despertaron y se pusieron a trabajar.
[  “Así es para nosotros, Sr. Freedman”, agregó nuestro Sennin, “durante la noche dormimos, y durante el día trabajamos, día tras día y gracias a Quat. Este mito comienza con un inicio lleno de luz y una sola piedra que se parte para dar lugar a las primeras entidades en existencia, una de ellas siendo, Quat el dios solar de las Islas Banks de Melanesia. En vez de crear la luz, Quat debe descubrir la Noche, y para ello tiene que viajar al borde mismo del horizonte (o de la realidad) para traer la oscuridad y completar su creación. Hay 12 hermanos, uno por cada mes del año, y gracias a la estupidez de Tangaro el Idiota, la Muerte llega al mundo. De nuevo diferente al mito de creación de Génesis a la vez que incompatible con el mismo. ¡Pero veamos otro más! Este pertenece a otra tradición cultural, religiosa, de otra esquina del mundo, de las Américas, de la tradición esquimal. Aquí el ser creador es el cuervo. Fíjese que fascinante es:
“Cuatro días han pasado ya. En el quinto día un hombre empujó hasta abrirse paso por el fondo de una vaina de guisantes (chícharos) y cayó a la tierra.  Cuervo aparece volando y cuando aterriza se levanta la máscara que le sirve de pico y mágicamente se revierte a una forma humana. Al ver al hombre, Cuervo le pregunta, ‘¿Quién eres? ¿De dónde vienes?’ Hombre le responde, ‘Vine de una vaina de chícharo.’ ‘Yo creé esa vaina’, respondió Cuervo. Hombre sintió hambre y Cuervo crea ovejas del barro para que el hombre pudiera comer, pero las creó para que fueran difíciles de cazar así el hombre no se las acabaría de pronto. Cuervo también creó del barro los peces y los animales y las aves del mundo, pero al darse cuenta de cómo el hombre los codiciaba, se preocupó de que mataría hasta el último de ellos puesto que vio que más hombres salían de sus vainas. Así que pensó que debería crear algo para que el hombre también temiera, para mantener el hombre a raya. Fue por ese motivo que creó al oso, apartándose de inmediato de su camino por temor a que el oso le desgarrara con sus feroces garras y fauces. Después se preocupó de que el hombre se sintiera solo, así que creó a la mujer también del barro. ‘Ésta es tu ayudante y tu pareja’, le dijo Cuervo al hombre. Luego Cuervo continuó haciendo lo que le tocaba hacer.
[  “Como verá, Sr. Freedman”, continuó nuestro Sennin, “en este mito el hombre es creado a través de la vaina del guisante, del chícharo como lo llaman aquí en México, la cual a su vez fue creada, al igual que todo los demás seres vivos del mundo por el Dios o espíritu conocido como ‘Cuervo’. Cuervo crea a todos los seres vivos del barro, salvo al hombre que nace de la planta del guisante, procurando crear también al oso para mantener al hombre en su lugar y establecer una ‘balanza de poder’ en su creación. No indica, sin embargo, cómo fue creando el mundo mismo ni tampoco como fue creado Cuervo. Ninguno de los mitos de creación, Sr. Freedman, son ni completos ni coherentes, pero todos sirven como punto de partida para ayudar a guiar a sus creyentes en sus existencias; todos sirven para ofrecer las premisas esenciales que darán impulso a los argumentos que vienen a ser esenciales para las existencias propias de las seres humanos que habitan en las culturas y en los ambientes donde se cultivan esas creencias, es decir, los cuentos o mitos de creación sirven como información básica sobre la cual aplican los creyentes en ellos aplicarán luego su raciocinio a la hora de tomar decisiones. El problema es que ahora, en el siglo XXI, ninguno de esos mitos de creación nos resulta suficientes para guiarnos a los seres humanos integrados al medio ambiente, al mundo, a la sociedad, a la realidad general del nuevo milenio. Las religiones están fundamentadas en conceptos mágicos propios de una visión de la realidad incompatible con los descubrimientos científicos acumulados durante los últimos dos milenios y medio. Antes los seres humanos nacían, se desenvolvían y se morían dentro de un limitado contexto cultural con limitado acceso a otras creencias, hoy en día cada vez estamos más conscientes de la diversidad religiosa presente en el mundo y de la incompatibilidad fundamental de esa diversidad. Hoy en día experimentamos una mayor incertidumbre que nunca. Eso también es parte del Punto, Sr. Freedman.”
Sentado detrás de su escritorio en el salón principal del Instituto KAIZEN Center de MAMBA Ryu,  sintiendo quizás los primeros indicios de cansancio, Shodai se relajó reclinándose en su silla adoptando su característica posición de apoyarse ligeramente sobre su codo derecho, mientras que descansó la mano izquierda sobre el brazo de la silla con el codo alzado, y comenzó a frotar ligeramente la barbilla con el dedo índice y el pulgar de la mano derecha. Oliendo sangre, su oponente no perdió oportunidad para presionar su ventaja.
[  “¿Está Usted cansado, Maestro Sennin? ¿Tan rápido? ¿Tan temprano? ¡Pero si Shodai, acabamos de empezar! Fíjese que no ha pasado aún ni un solo minuto desde que miró el reloj digital al fondo del salón por última vez. Aún le queda mucho si va a compararse con su tocayo Jacob en su batalla con Dios”, añadió el Presunto con una sonrisa malévola.  
Shodai ojeó de nuevo el reloj digital al final del salón, efectivamente eran todavía las 2:37, igual que antes, el tiempo mismo se había detenido. ‘Estamos en una pugna filosófica sin fin en una dimensión más allá del dominio del tiempo y quizás del espacio’, pensó nuestro Sennin, ‘eso significa que el cansancio tampoco existe ya que el cansancio es el resultado de procesos fisiológicos que transcurren con el tiempo. Mi cansancio entonces es una ilusión de mi mente. ¡Me siento cansado pero no lo estoy puesto que el tiempo no corre!’
[  “No, en absoluto Sr. Freedman. Solamente estaba reflexionando. Tenemos toda una eternidad para abordar este tema al que considero el más importante de la humanidad. Continúe por favor. ¿Usted me iba a decir…?”, respondió Shodai con una leve y pícara sonrisa.
[  “Está bien, como Usted quiera. Continuaremos, pero solamente con el acuerdo de que si se siente demasiado fatigado me avisa y concluimos con nuestra ‘exploración’ en estos temas de alta trascendencia”, dijo el Presunto con un tono más de amenaza que conciliador.
[  “No se preocupe por mí Sr. Freedman, la filosofía es menester de mentes inagotables y de espíritus intrépidos y aguerridos, no de ánimos flojos y pusilánimes. Este instituto es el templo del conocimiento y de la verdad y yo soy su sumo sacerdote, aquí no habrá ni flaquezas ni delirios. Continúe con confianza. ¡Este, Sr. Freedman, es el nuevo Penuel, y aquí y ahora este Jacob actual se enfrentará nuevamente con Dios, cualquiera que sea y como se presente! ¡Aquí y ahora descubriremos la identidad secreta de Dios como el Gran Mago, como el gran ilusionista y embaucador que roba la libertad humana con sus mentiras y engaños! ¡Aquí y ahora y de nuevo Jacob vencerá y veremos el rostro descubierto de Dios!”, anunció nuestro Sennin con tono desafiante y porte altivo.
Por instantes una oscuridad volvió a encubrir el exterior del Instituto KAIZEN Center de MAMBA Ryu, una oscuridad interrumpida por violentos y furibundos rayos que alumbraron la negrura, resquebrajándola como si correspondieran a una ira divina, mientras que el impacto sonoro de estrepitosos truenos agitaron las paredes y el suelo del edificio, sacudiendo los diplomas en las paredes, y hasta los libros en los estantes de los libreros; y todo acompañado por una sonrisa diabólicamente tranquila y conocedora pintada en la cara del Presunto, una sonrisa opuesta y encarada por una expresión de serenidad imperturbable en el semblante de nuestro Sennin. Si el desafío no había quedado explícito antes ya no quedaba la menor duda: ¡la fe divina se enfrentaba implacablemente contra el raciocinio humano en una batalla hasta el final!
[  “Me agrada su actitud desafiante, Maestro Sennin. Continuemos entonces sin demora. Usted ha mencionado varios mitos creacionistas, todos patentemente incompatibles tanto con Génesis como entre sí, lo cual creo que era su propósito de acuerdo a su tesis, o a su ‘Punto’ como Usted lo llama, al menos eso intuyo. Pero tiene que admitir que algunos de esos mitos provienen de religiones que pudiéramos llamar ‘paganas’, o al menos que pertenecen a tradiciones remotas o incluso culturalmente inconsecuentes comparadas con la influencia que tienen las religiones más universales como la del cristianismo, del Islam, o del hinduismo. Le concedo que hay muchas religiones, que cada una tiene su cuento o mito de creación, como queramos verlo dependiendo de si somos o no partidarios de esa creencia, y le concedo que muchos de ellos son diferentes e incompatibles entre sí, la mayoría quizás, incompatibles inclusive con el mito creacionista hindú que acaba de leerme y que concluye con la incertidumbre sobre el inicio de la creación. Pero hay otro mito de la creación, también hindú, que pudiéramos decir que presenta otro argumento que contrasta con el suyo, al menos en el sentido de que presenta un argumento si no totalmente completo, sí uno según el cual se ofrece una descripción detallada de la creación del cosmos a partir de un ser supremo. ¿Sabe a cuál me refiero, Maestro Sennin?”
[  “Debe referirse al Purusha Sukta del Rig Veda, ¿verdad Sr. Freedman?”
[  “¡Ah! ¡Sí! ¡A ese mismo! ¿Entonces lo conoce?”
[  “No sería un profesor de religiones del mundo digno de ese nombre de no hacerlo, ¿no cree? No soy un experto en el hinduismo pero sí estoy familiarizado con ese himno. ¿Qué hay de él?”
[  “¿Por qué no me lo lee, al menos que quiera que se lo recite, claro?”
[  “¿Quiere que analicemos el Purusha Sukta del Rig Veda?”, preguntó nuestro Sennin algo perplejo.
[  “Así es”, afirmó el Presunto.
[  “¿Usted cree que demuestra una perspectiva decisiva de la creación del cosmos a partir de un ‘ser supremo’?”, preguntó nuestro Sennin ocultando su wa.
[  “¡Precisamente! Me ha leído los pensamientos Maestro Sennin. Comience, por favor”, respondió el Presunto con evidente entusiasmo.
[  “Bueno, si Usted insiste”, dijo Shodai, abriendo su copia del Rig Veda al himno 90 del libro X.
[  “Insisto”, pronunció el Presunto. Mientras, nuestro Sennin aprovechó para repasar rápidamente los versos del himno y familiarizarse de nuevo con su contenido. Obviamente su contrincante en este debate mente a mente lo había escogido como recurso ventajoso para su estrategia. ¿Dónde estaba la trampa? ¿Cómo desarticular sus argumentos que fomentaría en base a premisas yacentes en estos mismos versos? ¿Cuáles serían las premisas? ¡Sí! En un relámpago de inspiración intuitiva, Shodai vio la intención de su oponente al igual que la estrategia que él mismo debería perseguir para neutralizarlo. 
[  “No demore, Maestro Sennin. Ya me ha dicho que conoce el himno. Prosigamos entonces a comentar su significado.”
[  “Bueno, pues iremos línea por línea entonces. ¡Menos mal que no es muy largo el himno! Comencemos por el nombre, ‘Purusha’…”
[  “¿Y qué tiene el nombre? Purusha significa ‘ser supremo’. Continúe a partir de ahí.”
[  “No tan deprisa, Sr. Freedman, no tan deprisa. Hay que profundizar en estas cosas porque si no caeremos en la mediocridad banal de las superficialidades y nosotros no podemos ser ni banales ni superficiales, ¿no cree?”
[  “Claro que no Maestro Sennin, tiene Usted razón, profundice, pero vayamos al grano, por favor”, dijo el Presunto como si el tiempo de verdad importara ahora.
[  “Muy bien, Sr. Freedman. Iremos al grano, pero sin sacrificar, por ello, la calidad de nuestro análisis. Fíjese que la palabra ‘purusha’ es muy interesante. Aparece en los lugares más ‘insospechados’ podría decirse”, dijo nuestro Sennin con tono intrigante y con sarcástico entusiasmo. “El hinduismo, Sr. Freedman, es la religión más antigua y la más variada del planeta, y por ello también la más difícil de enseñar como profesor. No tiene fundador, de hecho es la única de las grandes religiones mundiales que no tiene un fundador a quien atribuir sus orígenes…”
[  “¡Vaya al grano, Maestro Sennin! ¡Parece ser que Usted pretende posponer lo inevitable!”
[  “¡En eso estoy! ¡En eso estoy!”, respondió nuestro Sennin muy sonriente. “No me refiero a posponer lo inevitable sino en el análisis del Purusha Sukta. ¿De acuerdo? Vale. El hinduismo, Sr. Freedman, por su misma antigüedad ha elaborado, más que cualquier otra tradición, a ver, ¿cómo le diría?, maneras de que el ser humano pueda acercarse a lo sagrado pero sin negar por ello sus necesidades esenciales como ser humano. Es decir, a pesar de que se valora lo espiritual no se desprecia lo físico, lo carnal. Así, en breve y sin entrar en grandes digresiones, el concepto de pecado vinculado a saciar los apetitos del cuerpo no existe.”
[  “Pero sí existe el concepto del karma”, intercedió el Presunto.
[  “Sí, pero karma solamente se refiere a acción, Sr. Freedman, en reconocimiento de que cada acción tiene una reacción. Pero no nos desviemos demasiado del tema ya que nos perderemos por completo y Usted ya me ha comunicado la importancia de la brevedad, de ‘ir al grano’. Le decía que la antigüedad de la tradición hindú ha desarrollado un concepto psicológico con respecto a su espiritualidad, donde la maduración del ser humano va evolucionando a lo largo de innumerables muertes y renacimientos hasta llegar a la liberación total que para ellos es la inmortalidad. Vea, Sr. Freedman, que en las religiones orientales por lo general, y muy al contrario que en las occidentales, el propósito no es lograr una existencia eterna ya que para ellos volver a vivir y volver a sufrir son una misma cosa, o al menos reconocen que la vida no puede acontecer sin sufrimiento, eso por una parte. Por otra parte, como creen en la reencarnación pues buscan no el existir para siempre como buscan los cristianos y musulmanes, puesto que eso ya lo tienen con sus reencarnaciones, si no lo que buscan es dejar de reencarnarse, dejar de volver a vivir. La muerte en el hinduismo no es el opuesto a la vida, sino el opuesto a la reencarnación, así que la inmortalidad que se busca y se consigue en el hinduismo consiste en salirse del ciclo de reencarnaciones, de samsara, para siempre, no volver a renacer, dejar de existir, soltar el atman, el alma, para que se reintegre perpetuamente en el Brahman, en el ‘Todo’, para volver a ser parte integra de ese Todo y dejar de manifestarse como individuo aparte. No se busca existir para siempre como individuo en un paraíso extraterrenal, sino dejar de hacerlo por completo y reintegrarse al Brahman, al Todo, Sr. Freedman.”
[  “Interesante. Pero el Purusha Sukta, por favor.”
[  “A eso voy, Sr. Freedman, paciencia”, comentó nuestro Sennin, y de nuevo echando una hojeada al reloj que marcaba aún las 2:37, y añadió con una sonrisa, “Al fin y al cabo tenemos todo el tiempo del universo. Como le iba diciendo, la palabra ‘purusha’ a veces se traduce como ‘ser supremo’ pero también en realidad se refiere a hombre, en este caso al Hombre Supremo, o al Hombre Primordial.”
[  “¿Hombre?”, preguntó algo perplejo el Presunto.
[  “Sí señor, ‘hombre’. Vea. Hay algo que se llaman los ‘purusharthas’ que se refiere a ‘los objetivos del hombre’, o sea, del ser humano, en el sentido de cuáles son los objetivos propios de la existencia humana. La palabra compuesta ‘purushartha’ proviene de ‘purusha’, hombre o ser humano, y ‘artha’ u objetivos, o sea, los objetivos propios del ser humano para lograr una vida ideal, ideal en el sentido de lograr el propósito de la vida misma: la iluminación o moksha, la extinción, el escape final del ciclo de reencarnaciones, del ciclo de samsara. De ahí que a pesar de que ‘purusha’ del Purusha Sukta con frecuencia se haya traducido como ‘ser supremo’, pero con igual o mayor frecuencia se refiere al ‘Hombre supremo’, al ‘Hombre cósmico’. La palabra ‘purusha’ aparece también en ‘mahapurusha’ que significa el ‘gran purusha’ y era como se le había referido al Buda, o a cualquier buda mejor dicho. Volvamos a los purusharthas…”
[  “¿Y todo esto es necesario para interpretar el Purusha Sukta?”, preguntó el Presunto, ahora auténticamente perturbado y mucho menos confiado en su elección de cuento creacionista.
[  “Indispensable a mi modo de ver. Verá, Sr. Freedman, hay una tremenda profundidad ambas psicológica y espiritual en las premisas, en los argumentos, y en las conclusiones del paradigma de los purusharthas, un paradigma de la filosofía-psicológica hindú que responde a la pregunta general, ‘¿qué queremos los seres humanos de la vida?’, o mejor dicho, ‘¿cuáles son nuestros deseos?’ ¿Me explico?”
[  “Lo que explica es que preveo una larga explicación.”
[  “La explicación no puede ser larga de igual manera que las piernas de un hombre no pueden ser largas, ya que el propósito es el de extender de sus caderas hasta el piso con el fin de desplazar el cuerpo.”
[  “No me extraña que Usted tenga tan pocos alumnos. Los agrede a golpe de explicación perpetua.”
[  “¡Jajajaja! ¡Muy buena! ¡Jajajaja! ‘Los agredo a golpe de explicación perpetua’. Lo tendrá que usar en algún escrito.”
[  “Sin duda”, respondió el Presunto sin humor.
[  “A dónde quiero llegar es que al igual que las piernas de un hombre las explicaciones son tan largas como sean precisas para lograr un desplazamiento del intelecto del lugar presente al deseado.”
[  “¿Y el lugar deseado es el de…?”
[  “¡El del entendimiento, Sr. Freedman! ¡Hay que desplazarse de la ignorancia presente al punto del entendimiento!”
[  “Otra vez el punto. ¡Usted y sus dichosos puntos! ¿Cuál es su fijación con los puntos, Maestro Sennin? ¡Trauma de infancia, sin duda!”, insistió el Presunto disimulando una ligera sonrisa.
[  “¡Jajajaja! No, Sr. Freedman, no es otro punto, sino es el mismo Punto de siempre. Quizás visto desde otra perspectiva, pero el mismo Punto de siempre”, aseguró nuestro Sennin.
[  ¡No, si este punto de Usted es como el universo entero! Así no salimos de él nunca. ¡Qué conveniente! ¡Por favor, comience ya!”
[  “¿El universo entero? ¡No sabe Usted lo acertado que está en ello! El Punto precisamente es el Ser Cósmico, el Ser Humano Primordial, Supremo, Realizado, el Purusha del Purusha Sukta!”
[  “O sea, que me está diciendo yo mismo soy culpable por toda esta diatriba al insistir en comentar el Purusha Sukta.”
[  “Bueno yo no diría tanto culpable como responsable. Pero bueno, fíjese que el origen del impulso religioso en toda la humanidad viene a ser un sentido de insuficiencia, un deseo que no puede ser mitigado, un hueco que no se puede rellenar. Aquí le incluyo una versión de un mito maya que transmitimos como parte de las enseñanzas del Ryu:
“Un día el hombre estaba en la jungla, sintiéndose solo y alienado, triste y desplazado de sí mismo y de todas las cosas. Poco a poco los animales se le fueron acercando ya que no reconocían ese estado en el cual el hombre se hallaba; algunos temían que fuera contagioso y prefirieron salir corriendo pero los demás los detuvieron porque no olieron enfermedad alguna. Pero el búho dijo: ‘¡Qué importa que no sea contagioso, ya nos está robando el espíritu con sus malas actitudes, hasta las hojas de los árboles se ven decaídas, será mejor que hagamos algo o acabaremos todos igual que él!’ ‘¿Pero qué hacemos?’, preguntó el buitre. ‘Démosle cosas que precisa, eso tal vez eso le anime, después de todo es un ser bastante patético, ¡no tiene ni piel!’ ‘Es cierto, es como un sapo pero más grande. Hay que hacer algo, además de ofender la vista su presencia me deprime.’ Y con eso los animales se le acercaron y le preguntaron que qué quería. ‘Quiero buena vista’, dijo el hombre. Y el buitre se la dio. ‘Quiero tener fuerza.’ Y el jaguar se la dio. ‘Quiero tener conocimiento’; y la serpiente se la dio. Y así con todos los animales. ‘Quiero una pareja.’ Y Ek Balam, se la creó, dando lugar a la primera mujer.
“Por fin, cuando el hombre obtuvo todas las cualidades que podía de los animales y una mujer que lo acompañara en el mundo, se fue hacia su hogar en la selva para juntarse con su mujer y hacer más hombres y mujeres. El búho dijo, ‘Ahora el hombre nunca más estará triste, tiene todo lo que necesita, y mucho de lo que quiere.’ Pero Ek Balam, que ve dentro de las cosas dijo, ‘No es cierto, he visto dentro del hombre y tiene un profundo agujero en su centro, un hueco que crea en él una profunda tristeza y soledad que le infunde un hambre insaciable. Siempre querrá más y más, y nada le saciará. Tomará todo lo que pueda de todos los animales, de las plantas, de la tierra, de las aguas, de los aires, y hasta de otros hombres hasta que el mundo mismo se acabe sin llenar su vacío.’”
[  “Fascinante cuento”, comentó el Presunto.
[  “Verdaderamente lo es, ya que, como habíamos dicho antes con las religiones, la única verdad que transmiten es la verdad del vacío que llevan los seres humanos por dentro y que buscan rellenar”, respondió nuestro Sennin.
[  “¿Y los purusharthas tratan de este mismo tema?”
[  “¡Precisamente! Pero antes le tengo que leer otra cosa”, añadió Shodai.
[  “Claro, con Usted es siempre lo mismo. ¡Ni que cobrara por la hora!”, dijo el Presunto, muy sonriente.
[  “Pues ya que el tiempo no parece correr – llevamos más de una hora como mínimo y siguen siendo las 2:37 PM – ¡así que aún no he ganado ni un centavo!”
[  “¡Jajajajaja! ¡Muy observador por su parte, Maestro Sennin!”, dijo el Presunto después de una carcajada estrepitosa. “¡Ya le dije que su tiempo iba a ser generosamente compensado!”, añadió el con una sonrisa sardónica.
[  “Pues parece ser que mi única compensación aquí va a ser la oportunidad de elaborar sobre mis conocimientos y exponer mis ideas. ¡Así que mientras el tiempo se congele nadie me puede acusar de perderlo! Estoy muy entusiasmado con lo siguiente que voy a compartirle.”
[  “¿Y cómo se llama ese artículo?”, preguntó el Presunto algo resignado pero entretenido a su vez.  
[  “Se titula: ‘El hombre no nace libre – nace alienado y desencajado’.
[  “Ah sí. La conozco. Interesantes temas, como siempre. Pero me acuerdo perfectamente de lo que dice, no hace falta que me lo lea.”
[  “Lo releo por mí, Sr. Freedman.”
[  “Es cierto. Usted apenas recuerda las cosas que escribe, como si redactara en una especie de trance místico, ¿no es cierto?”
[  “Es el ‘conocimiento sin conocedor’, el ‘saber sin saber’, la manifestación del conocimiento que surge directamente del inconsciente intuitivo, lo que antaño se consideraba una transmisión sobrenatural, de las musas, o de los ángeles, o de los espíritus, hoy se puede entender de una forma mucho más científica y humilde. Y se puede por lo tanto cultivar con mayor afán ya que no se le atribuye a agentes externos al individuo sino internos a sus propios y muy naturales procesos neurocognitivos-afectivos. Mente-cerebro Sr. Freedman, no duendes, espíritus, ángeles, dioses o extraterrestres.”
[  “El artículo Maestro Sennin, el artículo. Que el tiempo no corra no significa que la paciencia no se agote”, dijo el Presunto aún de buen humor.
[  “Voy:
“El ser humano no nace libre. El ser humano nace alienado de sí mismo y en todas partes se encuentra desencajado y desacoplado. Este estado de alienación interior y de desacoplo externo se extiende tanto al cosmos que le engulle y aterra como al prójimo con el que comparte la sociedad que le rodea y hasta en la misma familia donde se cría. Esta alienación/desacoplo tiene su inicio al nacer y se agrava con cada paso en el proceso de adaptación a su ambiente socio-cultural.
“INTRODUCCIÓN:
Tres instituciones humanas prácticamente universales han conspirado históricamente, de forma aún más acentuada en los últimos siglos, para asegurar este doble estado de alienación-desacoplo en el ser humano: (1) la Religión – con excepciones notables entre ciertas tradiciones del budismo – como gerente manipulador del miedo y administradora de la superstición; (2) el Gobierno, como regulador de las leyes de la convivencia social y sobre todo de los sistemas educativos empobrecedores del intelecto, sicarios del entendimiento, y embaucadores del ánimo de superación personal; y (3) el Capitalismo Transnacional, como regidor del sistema de producción y consumo que conspira con los anteriores para someter a las masas a un estado de cautiverio voluntario donde viven para trabajar en pos de consumir productos que no precisan (Ej.: ropa de marca, video-juegos, pornografía, etc.), y que le resultan hasta nociva (tabaco, bebidas carbonizadas, alcohol, drogas, comida rápida, etc.). Estas instituciones se han beneficiado enormemente de la quimera, diseminada deliberadamente por ellas e implantadas en la consciencia de las masas mediante sus ideologías esclavizadoras, de una libertad – una libertad ilusoria que encierra al ser humano en una reclusión mental construida de muros invisibles, grilletes impalpables y cadenas intangibles.
“Históricamente el término ‘negrero’ se ha referido a cualquier persona que participaba en el tráfico de esclavos de África a las Américas, ya fuera en la captura en el transporte o en la venta de africanos negros para condenarlos, a ellos y a sus generaciones futuras, a la condición socio-económica de la esclavitud. Por el modo en que la Religión, el Gobierno, y el Capitalismo Transnacional se manifiestan como tres insidiosos y ubicuos parásitos-carroñeros del espíritu humano, que conspiran para reducir a la gran masa de la humanidad a un estado de esclavitud generacional y a meros objetos de producción-consumo, nos referiremos a los tres colectivamente como la “Terna Negrera”.
“En este ensayo introduciremos brevemente (1) cuál es la auténtica causa del estado original de alienación humana y cómo liberarnos de ese estado; (2) cómo operan los confabulados de la Terna Negrera independientemente y en unísono para lograr sus objetivos individuales y colectivos a la vez; cuáles han sido, histórica, social y culturalmente, los efectos de sus exitosos operativos;  y finalmente, (3) resumiremos de qué manera MAMBA prepara al adepto, como agente social primario y libre, para desprogramarse a sí mismo de la aculturación esclavizadora de la Terna Negrera y facilitar a que también lo hagan aquellos que caen en su radio de influencia inmediata.
“ALIENADO Y DESENCAJADO: LA ALIENACIÓN INTERIOR CONGÉNITA.
Podemos reconocer tres afirmaciones o argumentos separados pero interdependientes en el preámbulo citado: (1) el estado de alienación interior e inicial en la que nace el ser humano, y (2) el desacoplo externo que experimenta el ser humano con respecto a todo lo exterior a él, es decir el cosmos entero – lo cual incluye no solamente a su prójimo, sino incluso a los miembros de la familia en la que se cría; el tercer argumento combina los anteriores y especifica la interrelación entre ellos: (3) el ser humano nace alienado y desencajado y mediante el proceso de adaptación a su ambiente sociocultural va empeorando ese estado de alienación y de desacoplo.
“¿Qué es la alienación, o más específicamente, el estado de alienación del ser humano? ¿En qué consiste? ¿Cómo se siente? ¿Cómo se manifiesta? ¿Cómo se supera? Cuando empleamos el término ‘alienación’ nos referimos a un estado de alejamiento angustioso, de separación dolorosa, de ausencia atormentada que experimenta el ser humano con respecto a diferentes factores de su existencia, pero principalmente de sí mismo. El desencajado es un extranjero en su propio país, un extraviado en su mismo hogar, un forastero indeseado rodeado de familiares, un desubicado en su propia red social, un huérfano con padre y madre; sobre todo, cuando hablamos en términos de la alienación interior, hablamos de un extraño a sí mismo, a sus estados emocionales y sus causas, a sus patrones conductuales y sus orígenes, a sus patrones de pensamiento y sus principios. Hay diversos, numerosos tipos de alienación y de desacoplo (alienaciones externas) cada uno con sus causas y efectos particulares, pero todos tienen algo en común: la sensación angustiosa de no encajar, de no pertenecer.
“El estado de alienación interior del ser humano es algo congénito con el cual entra en existencia, es decir, nace en él y es inevitable. Esta alienación interior es inherente a nuestra especie y consiste en un estado que cada individuo de nuestra especie hereda biológicamente, neurocognitiva y afectivamente – en pensamiento y en emoción –  y que no puede evitar. Es el equivalente neurocientífico al concepto  del ‘pecado original' del Cristianismo, pero en este caso no hubo pecado, ni actual ni heredado, solamente hubo un larguísimo proceso de adaptación evolutiva que garantizó nuestra supervivencia como especie con el desarrollo progresivo de la facultad neurocognitiva que identificamos como la ‘imaginación’. Nuestro estado de alienación interior congénita como especie es precisamente el resultado de la evolución del cerebro, ese ‘órgano de la imaginación’ – un arma de doble filo. Sobrevivimos gracias a la imaginación pero igualmente sufrimos debido a ella – sufrimiento que cesa cuando aprendemos a disciplinarla, a formarla, a forjarla, a someterla en vez de ser sometidos a ella.
“La alienación a la que nos referimos es sintomáticamente y fenomenológicamente similar a la que nos habla el marxismo – pero es muy anterior a la alienación de Marx. Marx decía que el hombre, mejor dicho, el proletario, mediante los mecanismos de producción propios del sistema capitalista, se encuentra alienado del fruto de su trabajo, de su labor. Aunque estamos de acuerdo con el efecto alienador y enajenador social, cultural, y psicológico del capitalismo, la alienación a la cual nos referimos en MAMBA es mucho más profunda que la alienación de la que nos hablan los marxistas. La alienación interior a la que nos referimos en MAMBA es congénita, es mucho más esencial, mucho más primordial que la alienación marxista. De hecho la alienación humana a la que nos referimos en MAMBA tiene un carácter ontológico. Con ‘ontológico’ nos referimos a la naturaleza del ser (como ser vivo), del estar (de existir en el cosmos), y de la realidad humana – tal y como la interpretamos y la formulamos los seres de nuestra especie.
“La ontología es una rama antigua de la filosofía occidental que trata de la naturaleza esencial o del ‘ser’ de las cosas. Podríamos decir que la naturaleza ontológica del ser humano, desde su nacimiento, consiste en o se define por una alienación interior congénita. Nacer humano y estar alienado, por lo tanto, es una misma cosa. El propósito de la vida humana, a parte del propósito básico de la propagación genética impuesta por la biología, precisamente consiste en superar este estado de alienación interior congénito y lograr ese estado de serenidad, de felicidad, de satisfacción que se obtiene al alcanzar lo que en el Budismo se conoce como nirvana, en el Hinduismo como moksha, en el Zen como el satori, y en MAMBA como el Gran Entendimiento
“En MAMBA nuestra postura ante la ‘alienación original’ – la alienación interior congénita – del ser humano es diferente, pero no del todo incompatible, con la que profesan las corrientes taoístas sobre el estado de desarmonía y de ignorancia de ser humano. Los taoístas afirman que la alienación que sufrimos es el mero resultado de un proceso de aculturación que nos ha ido alejando cada vez más y más de nuestra naturaleza original; de ahí que en el taoísmo nos informan que los seres humanos tenemos que regresar al ‘bloque sin tallar’ o al ‘tronco no esculpido’ – un estado previo al proceso enajenador de la aculturación – para lograr una superación de nuestro estado de alienación/desacoplo. La propuesta aquí es, si el ser humano lograra volver a ese estado original, anterior al proceso cultural que nos inculca esquemas mentales (cognitivos y emocionales) preferenciales, parciales, dualistas (sobre todo a aquellos que se refieren e insisten a la dicotomía entre el ‘yo’ y ‘lo otro’), etc., lograría ser ‘uno con el Tao’, es decir, lograrían la Iluminación. Nuestra naturaleza auténtica, nos dicen los taoístas, es la de una integración con el todo, con el cosmos, con el Tao.
“En MAMBA coincidimos con los Taoístas en que la Iluminación – Gran Entendimiento, Taoísta (yo = Tao), Budista (yo = ilusión), Hinduista (yo = Brahmán = todo), y budista Zen (yo = lo otro) – nos lleva automáticamente a una superación total de todo tipo de estado de alienación/desacoplo. Coincidimos, igualmente, con los taoístas en que el efecto de la cultura empeora la condición de alienación/desacoplo para el ser humano. No concordamos, sin embargo, con su afirmación de un estado original del ser humano que no sea uno de alienación, puesto que postulamos que la alienación/desacoplo humano – que comienza con la alienación interior congénita – es de carácter ontológico, es decir, para superar la alienación interior congénita no basta con reprogramar los efectos nocivos de la cultura – cualquier cultura – sino que es preciso someter al individuo a un arduo proceso de entrenamiento y adiestramiento cognitivo, emocional, y conductual entrado en entendimiento esencial de la psicología de la imaginación – precisamente la formación a la que se dedica MAMBA.
“Tampoco en MAMBA estamos de acuerdo con Jean Jacques Rousseau que abre su famosa obra titulada ‘El contrato social’ con la siguiente afirmación: ‘El hombre nace libre y en todas partes se encuentra encadenado’. No es cierto: no nacemos libres, y no nacemos libres puesto que como miembros de la raza humana tenemos una alienación interior congénita que nos esclaviza y que es independiente de la cultura. En MAMBA nuestro análisis del ser humano comienza desde el punto de partida de que nuestra alienación interna es el resultado de nuestra evolución: con la imaginación nacemos alienados de todos y del ‘Todo’.
“¿Por qué este efecto alienador de la imaginación? ¿A qué nos referimos? ¿En qué consiste la alienación interior congénita que impone la imaginación? Para comenzar, la imaginación nos aliena, nos enajena casi constantemente del momento presente, del ‘aquí y ahora’ y abre en nosotros ese abismo al que caemos, al que nos fugamos casi constantemente, del ‘allá y entonces’. El lector puede confirmar esta afirmación por sí mismo llevando a cabo experimentos simples pero concluyentes sin mayor material del cual ya está provisto con su propia mente, y sin mayor gasto o inversión que unos pocos minutos. Trate de enfocar sus pensamientos en la siguiente palabra y no quite su pensamiento para nada de ella durante al menos diez minutos: ‘ATENCIÓN’.
“Sin duda alguna verá como a los pocos segundos comienza a distraerse y que su atención se desvía a información interna, interior – pensamientos, recuerdos, fantasías, etc. – es decir, a ideas, a imaginaciones, muchas ni siquiera estimuladas directamente por estímulos sensoriales (percepciones) presentes en este momento, en el aquí y ahora, de su campo visual. Puede repetir el experimento tantas veces como quiera y al menos que sea un experto en alguna disciplina mental como el MAMBA Mindfulness, se encontrará ineludiblemente desviando su atención a objetos mentales, proveniente del interior de su mente. Puede cambiar de foco de concentración a cualquier objeto que desee, y el resultado será el mismo – con certeza empezará a recordar, a fantasear, a planificar, etc., es decir, a huir del preciso presente – del aquí y del ahora – hacia un ‘allá y entonces’ de su invención, de su creación, de su fantasía… de su imaginación. Puede, si aún no está convencido, partir de un objeto mental, es de su elección, no importa ya que el resultado será el mismo. Puede imaginarse, por ejemplo, un triángulo de su color y configuración favorito, y verá  cómo batalla inútilmente para conservar el color, el tamaño e incluso la forma de su objeto inicial puesto que sin falla el enfoque de su atención mental comenzará a desviarse de entre una infinidad de posibles recreaciones de su memoria y creaciones de su fantasía imaginaria.
“Esa desviación mental hacia la imaginación es normal y es tan ubicua, tan generalizada en nuestra especie que pasa desapercibida de igual manera que el pez no es consciente del agua que le rodea y que empapa constantemente. Conforme navegamos en nuestras interacciones con el mundo, andando, conduciendo, subiendo escaleras, conversando con personas, atendiendo (supuestamente) clases y lecturas, la inmensa mayoría de nuestro tiempo no está en contacto sensorial, perceptiva, con nuestros alrededores, sino perdidos en el ‘espacio mental’ de nuestros pensamientos, un espacio mental que a su vez está constituido por memorias (desplazamiento mental temporal al pasado), planes (desplazamiento mental temporal futuro) y especulaciones (desplazamiento espacial). Es el espacio imaginario del ‘allá y entonces’ donde el ser humano ‘habita’ regularmente. Tan regular es la ubicación existencial del ser humano en ese espacio imaginario, que solamente sale de él para lidiar con presente real del “aquí y ahora” cuando es absolutamente necesario. 
“Esta ‘mente-portación’ del ‘aquí y ahora’ al ‘allá y entonces’ es tan veloz como lo es automática, y es lo que nos permite, por ejemplo, el lenguaje. De seguro el lector se habrá dado cuenta en algún momento que las configuraciones gráficas que llamamos palabras (o en caso de idiomas orientales por ejemplo, ideogramas), nada tienen que ver por regla general con los objetos o con las experiencias a las cuales se refieren. En nada se asemeja la palabra ‘perro’ con cualquier miembro de la especie ‘canis familiaris’. De hecho, la reflexión sobre el significado de la palabra ‘perro’ evocará en el hispanohablante una respuesta mental automática, prácticamente imposible de resistir, que resultará, aunque sea de forma abstracta, en la creación de una idea mental consistente en alguna variedad de la especie de can que conocemos como perro. 
“Así y mediante esta facultad mental de la imaginación es como se hace posible tanto el lenguaje escrito como el hablado, al igual que toda forma de comunicación simbólica, como la matemática, por ejemplo. La palabra ‘perro’ suscita en el receptor una idea – es decir, una imagen mental – asociada automáticamente con al menos ciertas de sus experiencias asociadas con miembros de la especie. Digo ‘ciertas de sus experiencias’ porque la idea formulada en el receptor viene a ser altamente condicionada por efectos de contexto espacial (que está experimentando en sus alrededores) y temporal (que acaba de experimentar). ‘Perro’, sentado con un pastor alemán ladrando amenazadoramente es una cosa, y ‘perro’ en términos de un cachorro acurrucado en nuestro regazo es otra. Además, de los efectos contextuales del tiempo y del espacio que influyen en la formulación de nuestra construcción mental del concepto de ‘perro’, están los efectos experimentales: nuestras experiencias personales con la especie va a afectar nuestras ideas al respecto. Adicionalmente, las ideas representadas en nuestra imaginación pocas veces están completamente desligadas de acondicionamientos emocionales: por ejemplo, si tenemos un pavor a los perros porque fuimos atacados por uno de pequeños, la representación simbólica de ‘perro’ acarreará  una carga emocional y por lo tanto un impacto fisiológico, sistémico. Si cambiamos ‘perro’ por ‘araña’ o ‘serpiente’ – dos ‘villanos’ comunes en nuestra cultura occidental – seguramente facilitaremos la comprensión de nuestro mensaje: las imaginaciones no están deslindadas de las emociones, ni las emociones de reacciones fisiológicas, sistémicas.
“Para cada idea o concepto existe una referencia cultural, comunal y una personal, individual – ambas existen solamente en ese dominio mental, imaginario que creamos los seres humanos. Ese dominio imaginario está más allá de las cuatro dimensiones del espacio y del tiempo material. Esta dimensión interior, infinita, mental, imaginaria es la que en MAMBA denominamos la ‘Quinta Dimensión’ – ‘Quinta’ porque trasciende las tres dimensiones del espacio y la cuarta del tiempo. Toda comunicación simbólica es una referencia simultánea al concepto imaginario (la idea) perteneciente 1) a la Quinta Dimensión colectiva de la cultura, y 2) a la Quinta Dimensión personal del intérprete del mensaje simbólico. De hecho, toda comunicación entre seres humanos que no sea bioquímica, como las feromonas, o directa mediante experiencias en perceptivas se hace mediante referencias simultáneas a la Quinta Dimensión colectiva-cultural y a la Quinta Dimensión psicológica-personal. 
“La Quinta Dimensión se va componiendo de toda la gama de posibilidades (fantasías, ilusiones, temores, supersticiones, creencias, etc.) que nuestra imaginación – individual y colectiva (social y cultural) – permite. Dotados con la imposición especifica de la especie de imaginar compulsivamente, es decir, de crear una Quinta Dimensión, padecemos de los trastornos mentales (cognitivos y emocionales) y fisiológicos que una Quinta Dimensión impuesta acarrea, sin estar provistos de un correspondiente chip genéticamente implantado que nos enseñe, mucho menos que nos programe, para controlar, manejar, y aprovechar esa funcionalidad o capacidad mental que es la imaginación. Bienvenidos a la ‘Matrix’  del mundo ‘real’: ¿Cómo vamos a poder ser libres cuando nacemos, sin decisión propia, en una cultura que nos implanta patrones de pensamiento, de creencias, de emociones, y de conductas anteriormente a la formación de una voluntad propia y sobre todo anteriormente a la formación de un raciocinio individual que nos permita escoger, seleccionar, cuestionar, o analizar esos patrones?
“La imaginación, la misma facultad neurocognitiva evolucionada con la cual aseguramos nuestra supervivencia como especie, nos causa un estado de patología inherente, un estado ontológico de alienación al cual en MAMBA denominamos acertadamente ‘la Condición Existencial Humana’.  La imaginación por lo tanto, implanta en nosotros mismos la semilla de un espacio, la Quinta Dimensión, que con la convivencia familiar y la adaptación sociocultural se convierte en una jungla, en una vorágine de incertidumbres, de temores, de supersticiones, de complejos, de creencias incoherentes , inservibles y hasta autodestructivas, etc... Es una jungla mental – la Condición Existencial Humana – a la cual tenemos que superar para poder estar ‘íntegros’, primero con nosotros mismos y luego y por consecuencia, con el mundo social en el que vivimos y con el cosmos en general que nos rodea. Padecemos de fobias, de obsesiones, de compulsiones, de inseguridades, de complejos, de iras, de rencores, de resentimientos, de odios, de temores, etc., la inmensa mayoría de las cuales no corresponden a ninguna realidad objetiva presente en el ‘aquí y ahora’ – y que sin embargo son decisivos en nuestras vidas. Formamos toda una personalidad, un ‘ser’ y ‘estar’ en el mundo, en torno y como consecuencia de esa ‘jungla mental’, (un ‘ser’ y ‘estar’ que en MAMBA conocemos como el ‘Yo Sombra’). Y lo peor de todo es que nunca aprendemos a imponer límites y parámetros a nuestros atormentados viajes mentales por las infinitas inmensidades de la Quinta Dimensión – la preocupación por lo que existe detrás de la muerte es quizás el mayor ejemplo de este hábito patológico de malgasto y nocivo empleo de la imaginación tan propia de nuestra especie.
“Llegamos entonces al nexo del problema del estado de alienación interior congénito del ser humano, del estado de alienación de ser humano consigo mismo. Los pensamientos – los escenarios y las imágenes mentales – tienen la propiedad neurofisiológica de ocupar los mismos circuitos cerebrales que emplear las percepciones de la realidad, es decir, imaginar una naranja y ver una naranja ocupan los mismos circuitos neuronales; lo mismo sucede con imaginar el sabor del chocolate y saborear un pedazo de chocolate, imaginarse una canción y oír la canción, imaginar tocar una superficie y realmente tocarla, etc. Con respecto a las mismas modalidades sensoriales, la imaginación y la percepción ocupan los mismos circuitos biológicos que resultan en la creación de una experiencia: de ahí que imaginar una escena triste nos invoca la reacción similar que verla en la realidad, de ahí también la fuerza emocional de las pesadillas. Las imaginaciones tienen consecuencias emocionales, para bien o para mal, y si no obtenemos un control sobre nuestras imaginaciones – nuestros pensamientos – tampoco obtendremos un control sobre nuestros estados emocionales.
“De hecho, en la cultura occidental la mera idea de que podamos, mucho menos que debamos, imponer un control y una disciplina a nuestros pensamientos es una idea tan inaudita que nos resulta (por convenio cultural) totalmente absurda. El resultado de ese incapacitante convenio cultural es que nos resignamos a una existencia dominada por la tiranía mental de procesos imagino-aleatorios cuyas consecuencias sufrimos en términos de un aislamiento, a modo de infiernos personales, dentro de nosotros mismos: a eso nos referimos en MAMBA con la alienación interior congénita.
“Las formas y las causas de los diferentes tipos de alienación humanas son múltiples, pero todas parten y originan de la “alienación interior congénita”, como consecuencia de la facultad de la imaginación, y por la falta de la aplicación a nivel individual, familiar, social, y cultural de un corpus disciplinario para su control, manejo y desarrollo. De hecho todas las filosofías espirituales de la iluminación – el Budismo (nirvana), el Hinduismo (moksha), el Zen (satori), y MAMBA (el Gran Entendimiento) – aplican en sus discípulos un programa estricto de adiestramiento mental (cognitivo y emocional) como disciplina preparatoria para superar ese estado de alienación – pero solamente en MAMBA diagnosticamos y tratamos el origen neurocognitivo-evolutivo de ese complejo de alienación, es decir, lidiamos directamente con la verdadera naturaleza y con la causa originaria de esa alienación interior congénita. Se continuará.”
[  “¿Y para Usted, Maestro Sennin, esta ‘alienación interior congénita’ es la causa que lleva al ser humano a emplear su imaginación en la creación de paradigmas en busca de un remedio?”
[  “Precisamente. Con la imaginación el ser humano crea la religión en busca del remedio del mal – la alienación interior congénita – que la imaginación misma crea.”
[  “A ver, explíqueme eso, que ya me tiene intrigado”, dijo el Presunto.
[  “La religión no es sino la imaginación tratando de resolver el problema que la imaginación misma ha causado – por eso mismo ningún otro animal precisa de religión: ¡No tienen imaginación! No imaginación en el calibre de la humana, claro. La imaginación causa la alienación interior que luego el ser humano trata de solventar usando la imaginación misma. Lo cual es imposible. Es como un martillo tratando de amartillarse a sí mismo, o...”
[  “O un ‘ojo que se ve’ o un ‘filo que se corta’, Maestro Sennin?”, preguntó el Presunto con expresión de intriga.
[  “¡Ah! ¡‘El ojo que se ve, el filo que se corta’, del ‘Gran Entendimiento’! Excelente cuestión Sr. Freedman. Es una paradoja propia de una perspectiva más allá de la perspectiva de la dualidad ‘yo’–‘lo otro’. Si la discutimos nos llevará a rumbos dialécticos fascinantes pero muy lejanos de su objetivo del Purusha Sukta. ¡Con mucho gusto emprendemos ese viaje!”, comentó nuestro Sennin con auténtico entusiasmo.
[  “¡No por favor! ¡No! Borre ese comentario del registro presente, siga con lo que me estaba diciendo antes. ¡Por favor!”
[  “Está bien, como Usted quiera. Le decía que la solución al problema de la imaginación está en realidad más allá de la imaginación misma; está en el ‘ser’ y ‘estar’ de la percepción libre, emancipada de apegos y desprovista de miedos; una percepción independiente de proyecciones en el tiempo y en el espacio del ‘allá y el entonces’ y ubicada en el momento presente del ‘aquí y el ahora’.”
[  “¿Y todo esto tiene que ver con los purusharthas?”
[  “¡Rayos! ¡Los purusharthas! ¡Es cierto! ¡Se me había olvidado de esos! ¡Gracias por recordarme!”, exclamó nuestro Sennin.
[  “¿Bromea?”, saltó el Presunto auténticamente atónito.
[  “Jajaja. ¡Le pillé! Sí, Sr. Freedman, en este caso al menos sí estoy bromeando.”
[  “Los purusharthas por favor.”
[  “Estoy en ello, pero fíjese en el método: Antes de hablar del Purusha Sukta había que hablar del significado de purusha, ¿sí?”
[  “Sí, estaba aquí, ¿se acuerda? Algunos de nosotros no tenemos memoria de coladera. Siga.”
[  “Pero para aclarar el significado de purusha había que entrar en una aplicación filosófica del término en cuanto a los deseos o las necesidades del ser humano, del hombre como especie.”
[  “Los purusharthas, los cuales Usted aún no me ha explicado.”
[  “¡Hábil Usted! Pero antes de eso había que entrar en ese concepto había que ver un ejemplo claro de cómo el ser humano es percibido universalmente como portador de un vacío interior que trata de rellenar pero que no consigue.”
[  “No ‘había’ que hacer nada de eso. Usted decidió hacerlo, pero no puede con certeza decir que era necesario hacerlo”, aseveró el Presunto.
[  “Tiene Usted toda la razón. Quizás no fuera necesario relatar ese cuento de los mayas para tratar con los purusharthas en el sentido de objetivamente indispensable, pero sí lo fue para tratarlos desde el punto de vista del argumento que quiero presentar. Cuando dije ‘había que’, debí decir que ‘decidí’ para poder llegar a discutirlos desde la perspectiva MAMBA. Bien, entonces, recalcando: Decidí incluir una versión del cuento maya sobre el insaciable vacío humano, y concluimos, o al menos yo concluí, que este cuento capta la esencia de lo que impulsa al ser humano universalmente hacia lo que venimos a llamar la religión o la espiritualidad. Luego, ahora sí ‘había que’, hice referencia a ese mismo vacío insaciable en términos de la filosofía existencial de MAMBA, según la cual la religión no es más que la imaginación creando paradigmas imaginarios para lidiar o tratar con el problema de la alienación interior congénita creada por la misma facultad de la imaginación. Todo eso para poder, ahora, finalmente, describir los purusharthas en términos de mi filosofía, es decir, representar ese esquema propio de la filosofía hindú pero en términos de la filosofía MAMBA. Al final de cuentas Usted no vino aquí para aprender del hinduismo sino para discutir mi adversidad al concepto de Dios y de lo ‘divino’ en general, ¿no es cierto?”
[  “Excelente recapitulación. Pero Shodai, ¿cuántas citas tiene Usted con una mujer antes de por fin darle un beso?”
[  “¿Cómo dice?”, preguntó nuestro Sennin, algo perplejo.
[  “Nada, nada, déjelo por favor. Seguro que la respuesta me marearía. Decía que hasta por un momento llegué a creer que Usted es capaz de la brevedad. Prosiga, por favor”, insistió el Presunto.
[  “Ahora por fin llegamos a los purusharthas”, dijo Shodai.
[  “¡Los purusharthas!”, exclamó el Presunto, para agregar: “¡Usted sí que sabe cómo crear un suspenso en su audiencia, Maestro Sennin!”
[  “Es parte del ‘efecto’ de la enseñanza – o de una enseñanza.”
[  “¿El ‘efecto’ de la enseñanza?”
[  “Sí Sr. Freedman, el ‘efecto’. Al igual que cuando se cuenta un chiste no se trata solamente del contenido, sino de la expresión para lograr el efecto adecuado en el oyente, el efecto que se desea, que en el caso del chiste es el de humor.”
[  “¿Y en el caso de una enseñanza?”
[  “Hmmm… diría que el efecto que se desea es una combinación de fascinación y de asombro. El alumno tiene que sentirse fascinado durante la enseñanza por una parte, y por otra tiene que sentirse asombrado con la forma en la que el aprendizaje le abre un nuevo portal de entendimiento a su vida entera, conectando el nuevo conocimiento adquirido con el conocimiento que ya tenía para alcanzar una nueva comprensión de su conocimiento anterior. Teoría didáctica mía.”
[  “Fascinante y asombrosa”, dijo el Presunto.
[  “Gracias. Pero ahora, los purusharthas.”
[  “Los purusharthas. ¡Aleluya!”
[  “Se me olvida lo que le había dicho ya sobre ellos”, dijo Shodai, logrando contenerse la sonrisa pero no la picardía.
[  “¡Ugh! ¡Usted Maestro Sennin y su memoria infame! Dijo que eran los cuatro objetivos del ser humano.”
[  “¡Ah sí! Gracias. Entonces, como le iba diciendo, los sabios del hinduismo que se han dedicado durante milenios a estudiar la psicología del ser humano, se han dado cuenta, al igual que los mayas y todos las culturas del planeta, que el ser humano necesita un propósito para dar significado a su vida. Vivir para vivir, o mejor dicho para simplemente sobrevivir no es suficiente; los seres humanos necesitamos de algo más para rellenar ese vacío existencial. Pero la gran contribución de los sabios hindúes está en que lograron identificar cuatro grandes categorías de designios a los cuales los seres humanos se dedican en su intento de dar un significado satisfactorio, pleno a sus vidas. Y esas cuatro categorías son los purusharthas; un esquema psicológico-existencial, y espiritual si gusta, según el cual el ser humano, todos los seres humanos, tratan de rellenar el vacío intrínseco en sus existencias.”
[  “¿De superar el estado de alienación interior congénita, como Usted lo llama?”, preguntó el Presunto para aclarar el Punto.
[  “Así es. Precisamente. Entonces. El primer lugar donde los seres humanos típicamente tratan de buscar cómo rellenar ese vacío está en el ámbito del placer sensorial o sensual; este es el primer objetivo, lo que los hindúes llaman kama, o el placer.”
[  “¿Kama? ¿Cómo en el Kama Sutra?”, indagó el Presunto.
[  “¡Precisamente! Kama puede referirse al placer en general que se puede obtener de cualquier actividad o experiencia, incluso de cumplir con el dharma, que es la disciplina o el deber, pero se refiere de forma más específica al placer sensual en particular, al placer que ofrecen nuestros sentidos.”
[  “Pero según Usted kama es uno de los cuatro objetivos. ¿Qué tipo de sistema existencial-espiritual pone al placer como objetivo de vida? ¿No es eso hedonismo puro y simple?”
[  “Es uno de los cuatro objetivos de vida, Sr. Freedman, pero solamente uno. De los otros tres, el segundo es ‘artha’ que se traduce como poder y éxito material, económico, social; el tercero es ‘dharma’ que es el deber, la obligación, la disciplina; y el cuarto es ‘moksha’, la liberación – digamos el verdadero objetivo al cual todos los demás tienen que subordinarse mediante un sistema de aprendizaje de sabiduría y auto-maestría – lo que en el hinduismo constituiría un yoga o en Japón un do o en la China un tao. En realidad no se puede hablar de los purusharthas en términos exclusivos de uno, dos, tres, y cuarto, pero lo más fácil es explicarlos en términos del orden en los cuales tendemos los seres humanos a darles precedencia en nuestras vidas antes de superarlos en camino a la meta final que es la liberación o moksha.”
[  “No sé si le entendí bien, ¿podría explicarlo de otra forma?”, preguntó el Presunto.
[  “Sí, claro. Vale, los cuatro purusharthas son metas en la vida en el sentido de objetivos pero también son ocupaciones, procesos necesarios para conseguir metas. Kama, por ejemplo, puede ser ambas una meta y a la vez un paso para lograr un objetivo. Así que kama puede verse como un objetivo secundario, necesario para lograr otras metas, o como un objetivo primario que se busca por sí misma. Los purusharthas en general son necesidades del ser humano para vivir una vida plena, y a la vez son metas, objetivos de acuerdo a esas necesidades. Las podemos ver como objetivos necesarios en sí, o como propósitos de vida, dependiendo de nuestro enfoque. Fíjese, Sr. Freedman, que ni en el hinduismo ni en MAMBA se ve el placer como algo malvado o pecaminoso. Eso lo dejamos para los cristianos. Jejeje. Es natural que se busque en la vida cierta comodidad sensual – saciar el hambre cuando lo tenemos, salir del frío cuando lo sentimos. El tener relaciones sexuales, ingerir comidas que deleitan el paladar, observar imágenes que encantan la vista, oír música que complace el oído, etc., etc., no es un problema. Privarnos artificialmente de esos placeres se puede convertir en un problema. Hay que dar reconocimiento al placer como uno de los objetivos en la vida; eso no es un problema. El problema es cuando el placer sensual se convierte en el objetivo primordial de la vida. Entonces nos convertimos en esclavos del placer. Cuando el placer se convierte en el objetivo primordial, sacrificando los demás objetivos se convierte en una perversión, en un apego, y no permite que logremos nuestro objetivo primordial y esencial…”
[  “La liberación.”
[  “Así es, el moksha, o en MAMBA el Gran Entendimiento. Acuérdese de que el ser humano desarrollado, superior, busca la libertad, busca dominio sobre ese 5% de entre que le queda a él de entre lo que está predeterminado y predispuesto ya que por biología y/o por sociología, cultura, familia, contexto, o ambiente; buscar dominio sobre ese 5% sobre el cual puede tomar decisiones libres de los engaños que le impone la cultura – y sobre todo la religión.”
[  “Espere un momento, Maestro Sennin, no vaya tan deprisa. Para el creyente en el Dios del monoteísmo, ya sea Yahveh, Cristo o Alá, los deseos del cuerpo son las primeras cadenas del alma, hay que liberarse de ellos para ponerse en contacto con nuestro interior divino, eso es lo que pone un alto al impulso de buscar el significado de la vida en el placer, eso es lo que evita el hedonismo que no encuentra más significado en la vida que ‘comamos, bebamos, y cojamos para ser felices’. ¿Ve a dónde se degenera su concepto de la liberación de la influencia divina en la consciencia humana? Qué tiene que decir para contrarrestar el argumento de que si no hay ni alma inmortal, si no hay ni cielo ni infierno, si no hay ni Dios ni Demonio, si no hay ni premio eterno ni castigo perpetuo, ¿por qué simplemente no buscar refugio ante la insensatez del sufrimiento humano, ante lo absurdo de la muerte, en complacer los sentidos, en complacer los deseos del cuerpo y en convertirlos convertir al placer mismo en el objetivo primordial de la vida? ¿Si no ofendemos a Dios con nuestros comportamientos pecaminosos por qué no satisfacernos a nosotros mismos y dar rienda suelta a nuestros placeres?”
[  “Usted mismo lo ha dicho Sr. Freedman.”
[  “¿Yo? ¿Qué he dicho yo?”
[  “Bueno, no directamente pero de forma algo implícita, pero cuando dijo, ‘¿por qué no satisfacernos?’ lo dijo todo.”
[  “No entiendo”, insistió el Presunto.
[  “Lo dijo todo porque el placer sensual nunca satisface salvo a corto plazo, no es un objetivo que sea lo suficientemente profundo, ni amplio, ni duradero para satisfacer la ambición humana. Complacer a nuestros deseos sensuales mediante el placer jamás nos dará la satisfacción necesaria para lidiar con nuestro vacío existencial, para rellenar ese hueco del que habla el cuento maya, para solventar el estado de alienación interior congénita”, dijo Shodai.
[  “¿Y por qué no? ¿Porque va contra nuestra verdadera naturaleza divina?”
[  “No, Sr. Freedman, porque va contra nuestra naturaleza humana. Para comenzar, el ser humano es un ser social, pero la experimentación del placer es siempre una experiencia personal, individual; se puede sentir placer en la presencia ajena, en la presencia intima incluso, pero ni el dolor ni el placer se traspasan de un sistema nervioso central a otro y por lo tanto son experiencias personales. Segundo, el placer solamente se puede sentir de forma temporal. Tenemos hambre y comemos, y durante minutos, horas quizás, a lo sumo, nos sentimos saciados, hasta que inevitablemente con el tiempo el hambre vuelve a tocar de nuevo a nuestras puertas para ser saciado otra vez. Lo mismo con cualquier tipo de placer sensorial, sensual. Vagamos de la saciedad a la escasez y de nuevo a la saciedad; esa es la naturaleza del placer del cuerpo, nunca puede llegar a darnos una satisfacción duradera, siempre es temporal. Tarde o temprano, al igual que un niño madura y se cansa de jugar con juguetes, el ser humano madura y se cansa de ser un esclavo siempre en busca del placer sensual y en fuga perpetua de la incomodidad corporal. Por eso. Sr. Freedman, el placer, kama, no puede ser el último o supremo objetivo de la vida humana, y no por cuestiones divinas o de divinidad, sino por cuestiones humanas, porque simplemente no cumple las infinitas exigencias de la naturaleza humana, solamente con una pequeña parte de esa naturaleza y por un período de tiempo breve.”   
[  “¿Así que un iluminado ya no siente placer?”, preguntó satíricamente el Presunto.
[  “¡Claro que siente placer! Al igual que dolor, por cierto. Pero lo que sucede es que un iluminado lo que siente es satisfacción, no solamente placer, porque el placer que siente es parte de algo mucho más grande, infinito, y más duradero, inmortal. El placer que siente pertenece a otra esfera de existencia más allá de la comúnmente humana, pero ya llegaremos a eso. Digamos que el placer que siente al sentirlo como satisfacción lo experimenta de una forma mucho más profunda que un no-iluminado. Para empezar no lo busca para saciarse, que es donde está la gran diferencia entre el liberado y el no-liberado. El liberado, el iluminado está satisfecho siempre, de una forma permanente, profunda, así que el placer que experimente lo recibe de forma rebosante, Sr. Freedman, buscando saciar una necesidad insaciable; no siente placer como el que recibe una cantidad de dinero en una cuenta bancaria en números rojos, sino como quien recibe un ingreso en una cuenta existencial rebosante de una fortuna inmedible”, respondió Shodai.
[  “¿Inmedible, eh?”
[  “Inmedible sí. El liberado siente satisfacción, Sr. Freedman, lo cual es duradero; no siente simplemente placer, lo cual es temporal”, aseguró nuestro Sennin.
[  “Bueno, ese es el primer objetivo, el primer purushartha, vayamos al segundo. ¿Cuál toca ahora?”, preguntó el Presunto.
[  “Ahora debemos hablar de artha, el éxito social, el poder sociopolítico y económico, el poder sobre los demás, el éxito económico mismo, la fama, la posición social”, dijo Shodai.
[  “Un momento, Maestro Sennin, pero no habrá ciertas tendencias culturales aquí, me refiero que ciertas culturas deben ser más predispuestas hacia kama como objetivo de vida que otras. No todas las culturas son iguales en ese sentido, me imagino.”
[  “¡Brillante deducción, Sr. Freedman! ¡Brillante deducción! Efectivamente. ¿Ve? ¡Ya está resaltando las predeterminaciones o fuertes predisposiciones culturales de las que ya hemos hablado! Por ejemplo, todos sabemos, que los espartanos no eran – por cultura, no por biología sino por cultura – no eran muy dados a buscar el placer de los sentidos, el placer sensual. Todo lo contrario, se criaban rudos, indiferentes al frío y al calor. Eso de quedarse apegados a kama no era un defecto que pudiéramos decir que fuese muy propio de los espartanos. ¿Verdad? Hoy en día, por ejemplo, es también muy reconocido que la cultura hispana, o latina como también se la conoce, es mucho más dada que muchas otras a lo que pudiéramos denominar la veneración del placer. Es una cultura de kama, es una cultura que enfatiza muchísimo el placer por encima, por ejemplo, del éxito social o del deber o de la disciplina. Tanto la realidad histórica como la social, la actual, me respalda por completo al decir que la cultura hispana es una cultura de kama, con todo lo que eso implica y conlleva. Es una cultura que pone mucho más énfasis en la diversión de la fiesta, del baile, de los placeres sensuales logrados a través de la música, de la bebida, de la comida, de la compañía social, generalmente hablando del placer por el placer mismo y en todos los sentidos que el cuerpo ofrece. Por lo contrario, y mientras tanto, los vecinos del norte, los angloamericanos, son mucho más una cultura del artha, del éxito material, del logro socioeconómico, del poder militar, del esfuerzo industrial para la ganancia comercial.”
[  “¿Y eso es debido a…?”, inquirió el Presunto.
[  “Bueno, si vamos a indagar en eso acabaremos descubriendo que lo que las culturas más valoran, y lo que resulta en cómo emplean los recursos principales de su esfuerzo, de su energía vital, de su tiempo libre suelen tener, digamos, ‘impulsos religiosos’. En Europa, por ejemplo, tenemos la reconocida ética laboral protestante, propia del calvinismo y del luteranismo, según la cual la mejor y mayor evidencia de la salvación eterna viene a darse en términos del éxito socioeconómico; eso es lo que impulsa a los países protestantes – Inglaterra, Alemania, Los Países Bajos, Suecia, Noruega, Suiza, etc. – a destacarse económicamente, industrialmente, tecnológicamente por encima de los católicos. De hecho podemos ver claramente cómo los países protestantes del norte de Europa contrastan dramáticamente con los países católicos del sur, siendo Francia y el norte de Italia casi como una frontera entre esas dos ideologías de kama versus artha. Podríamos hasta ver como mundialmente los países protestantes dominan a los católicos, con raras excepciones, en cuanto a riqueza material y estatus socioeconómico. En las Américas, por ejemplo, todos los países protestantes son de primer mundo y todos los católicos son de tercero, siendo los países católicos ejemplos de culturas mucho más dedicados a kama que a artha y los protestantes todo lo contrario. Cultura, religión y kama y subdesarrollo y artha y desarrollo Sr. Freedman. Pero hay algo más, ahora que lo pienso, los países hispanos figuran mucho más altos en religiosidad que los anglófonos, por lo general. ¡Fíjese Sr. Freedman! Esto nos deja con la correlación de alta religiosidad, kama, subdesarrollo por un lado y menor religiosidad, artha, y desarrollo por otro lado.”
[  Touché Maestro Sennin”, admitió el Presunto dando tres palmaditas lentas y leves acompañadas de una leve sonrisa y de un brillo diabólico en su mirada.
[  “Gracias Sr. Freedman”, respondió nuestro Sennin, haciendo muestras de reverencias inclinando la cabeza.
[  “Pero aún no ha terminado nuestro encuentro. Ahora me tiene que explicar cuáles son las deficiencias de artha ya que sabemos perfectamente que el éxito, el poder, y la riqueza material tampoco dan esa liberación o moksha de la que Usted tanto alardea. Sin lugar a dudas Usted que tanto ha estudiado culturas, civilizaciones y sociedades, tanto históricas como actuales se ha dado cuenta de que la felicidad se les escapa tanto a los ricos como a los pobres. ¿Qué tiene que decir la filosofía psicológica, moral y espiritual de los purusharthas al respecto?”, preguntó el Presunto, auténticamente curioso.
[  “Para comenzar artha, tampoco logra satisfacer las necesidades espirituales del ser humano; tampoco logra rellenar ese hueco, ese vacío existencial…”, comenzó a explicar nuestro Sennin.
[  “El estado de alienación interior congénita”, interrumpió el Presunto con el objetivo de aclarar.
[  “Precisamente. Artha es en muchos sentidos un paso en la dirección apropiada porque requiere de más disciplina, sentido del deber, de la organización, de una mayor madurez en el dharma, pero en última estancia también fracasa en dar al ser humano lo que precisa. Para empezar es algo personal, individual y sabemos que el ser humano es social. Artha como objetivo supremo falla en este sentido de la misma forma que kama. El poder no lo puedes compartir, la riqueza tampoco. Si tengo $1,000 y los comparto con otros me quedo con menos para mí; si estoy a cargo y concedo el poder a otras personas pierdo parte del mío. Tampoco se puede conservar; el dinero se gasta; irremediablemente el poder se pierde cuando otros te lo arrebatan, y de hecho no te ofrece ninguna tranquilidad porque siempre estás preocupado por quien te lo va a quitar; las acciones suben y bajan de valor; los mercados cambian porque nuevos productos y tecnologías entran al mercado haciendo los previos que se vendían obsoletos. La adquisición de bienes, de riqueza, de poder, de éxito tiene su función, son todos partes constituyentes de lo que se viene a conocer como artha, y son indispensables para establecer un mínimo de seguridad y bienestar social y económico: no puede haber prosperidad sin ello. Los hospitales, el arte, las ciencias, las carreteras, los colegios, las universidades, la investigación médica para combatir enfermedades, los descubrimientos científicos para mejorar la productividad laboral, etc., son todas posibilidades que solamente van a surgir de un espíritu competitivo que promueva la riqueza material, del artha. Pero no es bastante para satisfacer a las personas, al ser humano”, afirmó Shodai.
[  “Puesto que necesitan a Dios en sus vidas, en su corazón”, agregó el Presunto.
[  “Jajajaja. No Sr. Freedman, en absoluto. Porque necesitan estar más en contacto con su humanidad, con sus necesidades humanas.”
[  “Necesidades que incluyen a Dios”, insistió el Presunto.
[  “No, necesidades que incluyen una comprensión de qué es lo que verdaderamente precisa el ser humano para ‘ser’ humano. El ser humano desea permanencia, desea control, desea seguridad, y todo eso porque se siente alienado, enajenado de todo y de todos y de sí mismo. Tratan de olvidarse, o de esquivar, o de ahogar ese sentido de enajenación interior y exterior recurriendo al placer, y cuando este últimamente falla, porque se da cuenta de su futilidad, se ocupan como un hámster en su rueda de la ganancia material, del éxito social, del poder socioeconómico para escudarle de esa misma sensación. Por algún tiempo funciona, pero solamente por un tiempo. ¿Y qué hace con esa ganancia si no ha superado este estado de inmadurez? Lo emplea precisamente para satisfacer sus deseos sensuales en la forma de sexo, drogas, alcohol, o sus deseos materiales en la forma de compras compulsivas y de adquisiciones innecesarias.”
[  “Los excesos materialistas del primer mundo”, comentó el Presunto.
[  “Precisamente. Cuando artha se busca como fin último, como fin en sí mismo, o como medio para kama se convierte en otra perversión más, en otra distracción más, en otra forma de esclavitud, en otro asedio a nuestra verdadera libertad, en un tremendo impedimento a nuestra liberación. Es tan frecuente esta tendencia de buscar significado final, máximo, último, en la vida tanto en los placeres sensuales como en los materiales, y tanto en la adquisición de medios – dinero, influencia – como en el del éxito y del poder para conseguirlos que los sabios hindúes combinaron a kama y a artha en un solo grupo, en una sola trayectoria llamada el ‘Camino del Deseo’. El Camino del Deseo corresponde a una vida donde dominan ambos el deseo y el miedo, que juntos constituyen las dos caras de la moneda del apego. Representa la mayor inmadurez o perversión espiritual en el ser humano. Y claro, aplica tanto en un individuo como en una sociedad, tanto en una cultura como en una civilización entera como es el caso de la civilización occidental. El Camino del Deseo es el camino dominante en la civilización occidental entera, nos aleja por completo de la liberación, del moksha, y su prevalencia en el mundo del occidente se debe precisamente por la presencia del concepto del Dios monoteísta, Sr. Freedman, tal y como explicaré en mayor detalle más tarde –  ya que por ahora tenemos que llegar al Purusha Sukta”, afirmó nuestro Sennin.
[  “Entonces le dejaré, Maestro Sennin, que exponga su caso con respecto a Dios más adelante. Prosiga ahora con el siguiente de los purusharthas.”
[  “El siguiente de los purusharthas es el dharma.”
[  “Usted ya lo mencionó, significa disciplina, deber. ¿Qué más?”, preguntó el Presunto.
[  “Se refiere al deber, sí, y a la disciplina también, pero a la vez se refiere al deber social, a la disciplina para la superación personal con vistas a un propósito social. Dharma incluye la disciplina moral que pone en jaque y da contexto y propósito a nuestro kama y a nuestro artha. Dharma es el ‘recto proceder’, y corresponde a nuestra misión de vida, una misión que varía de acuerdo a nuestra identidad, por eso mismo en MAMBA hablamos de la Identidad-Misión. Dharma como disciplina está siempre presente en todo lo que hacemos, más aún en artha que en kama, pero cuando se establece como el foco de central de nuestra existencia, cuando ya no es ni el placer por el placer sino el placer de cumplir con nuestro deber, lo que viene ya a ser satisfacción, cuando ya no es el poder por el poder, sino el poder para cumplir con nuestro deber, con nuestra misión de vida de acuerdo a nuestra identidad; cuando ya no es el éxito por el éxito, sino el éxito correspondiente al cumplimiento de nuestro deber, etc., entonces se dice que hemos transcendido el Camino del Deseo para comenzar en el Camino de la Renuncia – ¿la renuncia a qué? La renuncia a la esclavitud del deseo, del apego, del miedo. Comenzamos entonces el camino del vivir de acuerdo a nuestro objetivo final: moksha”, explicó el Maestro Sennin.
[  “¿Y una cultura dharma sería?”, preguntó el Presunto.
[  “¡La cultura japonesa, Sr. Freedman! ¡La cultura japonesa!”, exclamó Shodai con tremendo entusiasmo, agregando: “Es una cultura donde los principios del kaizen industrial están incorporados como valores culturales – la excelencia, el deber, el sacrificio por el grupo, el respeto a la jerarquía, la importancia de la armonía organizacional, el saber trabajar en equipo, etc.”
[  “Eso es el MAMBA KAIZEN que usted tanto promueve con su libro y programa ‘Maestros KAIZEN’, ¿no es así?”, dijo el Presunto más como afirmación que como pregunta.
[  “Exactamente, Sr. Freedman, exactamente. Empieza Usted a ver el panorama completo de MAMBA, de MAMBA Ryu, y del Movimiento MAMBA. La idea es de crear un núcleo de conocimiento, de sabiduría dharma, que se vaya extendiendo por las sociedades hispanas y se convierta en una revolución cultural – una revolución sin violencia, sin agresiones, sin destrucción...”
[  “Y sin Dios”, interrumpió el Presunto.
[  “Especialmente y sobre todo sin Dios. Dios y dharma son incompatibles”, contestó nuestro Sennin.
[  “¡Pero ahí tiene Usted a los hindúes, Maestro Sennin, con dharma y con miles de dioses!”, refutó el Presunto.
[  “¡Ah! Pero ahí tiene Usted una tremenda diferencia, Sr. Freedman, miles de dioses pero meras manifestaciones de un Todo, del Hombre Cósmico, ¡o sea del Purusha! Mientras, en el occidente tenemos un solo Dios pero que existe aparte de la creación, separado de él, pero eso es algo que llegará a ser evidente cuando lleguemos a comentar el Purusha Sukta. Así que, para recapitular, los países latinos son, generalmente hablando, o quizás sería mejor decir, constituyen culturas de kama, donde lo más importante es la comodidad y el placer, donde a lo que más se aspira es a la conveniencia social, familiar, personal, con el mínimo esfuerzo posible; donde la disciplina se ve como imposición, donde la jerarquía imprescindible para cualquier orden organizacional se ve como autoritarismo; donde los hijos se crían sin formación disciplinaria porque se considera una violación a su libertad fundamental de ‘ser’ lo que quieran y cómo quieran; donde el concepto mismo de formar a los hijos de acuerdo a un modelo de carácter, de inculcarles un afán por la labor, por el estudio para el conocimiento mismo, por la industria para la superación personal, para la competitividad, no sólo es totalmente ajeno a la cultura, sino que es algo que por lo general rechazan por completo”, afirmó Shodai.
[  “¿Y Usted culpa a Dios por ello?”, comentó el Presunto.
[  “En gran parte sí. Tiene que entender que la idea de Dios como figura cultural suprema en los países hispanos aplasta la posibilidad de una superioridad humana. ¡Acaba incluso con la idea de la heroicidad misma! Mientras que el Extremo Oriente y hasta los EE.UU. están repletos de héroes tanto históricos como ficticios, mitológicos…”
[  “¿Cómo en el animé o los comics?”, interrumpió el Presento.
[  “¡Ahí lo tiene! Iron Man, el Increíble Hulk, Batman, Superman, Linterna Verde, Spiderman, el Capitán Kirk de Star Trek, Kwai Chang Caine de Kung Fu, Luke Skywalker de Star Wars, etc., etc., etc., todos forman parte de una mitología heroica moderna creada por la cultura americana. ¿Ha visto usted la lista de superhéroes del animé japonés? Yo no los he seguido mucho pero basta que haga una búsqueda online para darse cuenta de que es extensísima y refleja los valores culturales de una gran admiración tanto por la heroicidad como por la alta tecnología. ¡Algunos dejan al Iron Man de Marvel Comics en la edad de piedra! Pero el punto al que quiero llegar, Sr. Freedman, es que la heroicidad hispana brilla por su ausencia. Es un concepto que va totalmente contra la corriente cultural. La Hispanidad se caracteriza por la ausencia de héroes. No hay nadie que inspire a los jóvenes a ser grandes, a ser superiores, a superarse y a superar por la gloria propia y por el beneficio de su país”, afirmó nuestro Sennin.
[  “No hay Dragones Guardianes, es lo que me quiere decir”, respondió el Presunto.
[  “Precisamente.”
[  “Eso me recuerda a su poesía, ‘Pueblo de Nadie’. ¿Me permite recitarla?”, preguntó el Presunto.
[  “Sería un honor para mí. ¡Adelante!”, declaró Shodai con sumo entusiasmo.
[  “Pueblo de Nadie:
“Tierra parca de sueños
Almas de esclavos
Pueblo que implora dueños
Y se vende por centavos.
“Tierra sin piernas ni ilusiones
Caminan arrastrados
Pueblo sin visiones
Donde se paran acostados.
“Tierra de pesadillas
Ni a soñar se atreve
Pueblo que nace de rodillas
Y lo mediocre promueve.
“Tierra de futuro ausente
Pueblo sin ídolos ni figuras
Colonizados de cuerpo y mente
Héroes sin bravuras.
“Tierra sin riqueza de visionarios
Pueblo de corruptos y vicarios
Exiliado de guerreros
Desterrada de sabios.
“Tierra de fueros
Pueblo de soberbias y apatías
Vacía de causas
Repleta de rebeldías.
“Tierra ignorante que rechaza enseñanza
Tierra supersticiosa y con eruditos resentida
Pueblo de infancia malcriada
De juventud desperdiciada y consentida.
“Tierra tan pobre que solo el dinero adquiere
Donde el que más tiene es el que vale
Pueblo sin compromiso ni disciplina
Tierra perdida, Pueblo de nadie.”
[  “¡Impresionante rendición Sr. Freedman! ¡Como siempre! ¡Bravo! ¡Bravísimo!”, dijo nuestro Sennin aplaudiendo y sinceramente encantado por la maestría dramática de su ‘cliente’.
[  “Gracias, gracias”, respondió el Presunto, ahora tomando ligeras reverencias en respuesta a los aplausos de su anfitrión.
[  “Es Tierra sin dharma, Sr. Freedman, con muy poco, poquísimo artha, y casi todo kama. Ese es el problema de la Hispanidad, resumiéndolo en términos de los purusharthas”, recalcó nuestro Sennin.
[  “Es un esquema muy poderoso ese de los purusharthas”, concedió el Presunto.
[  “La Hispanidad es una cultura de chapulines, Sr. Freedman, de saltamontes que viven para la fiesta porque creen que la vida debería ser siempre un verano en un mundo de otras naciones que son hormigas y que trabajan los veranos para sobrevivir durante el invierno.”
[  “¡Jajajaja! Y la parábola del chapulín o del saltamontes y la hormiga es muy sabia. Me gustó mucho su versión en la que las hormigas se comen al chapulín al final. Muy satírica por su parte.”
[  “¡Jajajaja! Quizás lo sea. Pero volviendo a los purusharthas, demuestran la sabiduría profunda del hinduismo en cuanto a la naturaleza humana, por eso se puede aplicar universalmente. Hispanos aparte, luego tenemos a los americanos, la cultura de artha, donde la crianza de los hijos también refleja los valores de la cultura: se les enseña la importancia del trabajo, de la disciplina laboral, pero sin un concepto de dharma como objetivo final, es decir, toman al artha como objetivo supremo y no como instrumento del dharma y de ahí las tremendas perversiones de esa cultura: la corrupción, la violencia, las adicciones, la superficialidad, el anti-intelectualismo, el materialismo del que hemos hablado antes, y un largo etc. Su cultura…”
[  “¡Espere un momento Shodai! ¡Pero la Hispanidad tiene a Don Quijote, al héroe por excelencia! ¿Cómo encaja eso en su teoría sobre la falta de heroicidad cultural? Es que me quedé pensando en eso.”
[  “¡Sí! ¡Pero fíjese bien! El Quijote es un héroe literario del siglo XVII y cómico además. El mensaje de Cervantes, héroe real, de carne y hueso, veterano de guerra condecorado de la Batalla de Lepanto, una de las batallas navales más sangrientas de la historia, quedó claro con el Quijote: en España ya no había espacio para héroes, al menos, claro está, que uno se pudiera burlar de ellos. Lo más heroico que un latino puede tolerar tiene que venir en la forma de parodia. La única heroicidad que el latino puede aguantar tiene que venir enmascarada de payaso o sino simplemente la rechaza por completo. El héroe de la Batalla de Lepanto regresó a una España donde no fue respetado ni mucho menos honrado, a una España donde los valores heroicos de la caballería andante eran ya cosa del pasado e incompatibles con sus valores culturales – los mismos valores culturales que exportó a la América Latina. Durante la Reconquista de España, cuando los reinos católicos se batían contra los musulmanes en una especie de cruzada que duró siglos y que concluyó en 1492 con la conquista del reino de Granada por los denominados Reyes Católicos, año que coincidió con la expulsión de los judíos y de los moros, y con el descubrimiento de América. Durante esa época de la Reconquista el gran héroe español fue el Cid, Don Rodrigo Díaz de Vivar, personaje ambos histórico y mítico o épico más bien, ya que sus proezas inspiraron los juglares – de ahí el Cantar del Mío Cid.”
[  “¿Fechas?”, preguntó el Presunto.
[  “¿Mediados del siglo XII? Por ahí más o menos”, afirmó nuestro Sennin, no del todo seguro.
[  “Sí claro, su memoria infame.”
[  “Mi memoria infame”, respondió Shodai con su ‘sonrisa de Buda’.
[  “¡Pues para tener una memoria infame vaya que si Usted se acuerda de cosas! Jajajaja. Continúe por favor”, insistió el Presunto.
[  “Pues el Mío Cid es el héroe español por excelencia – y fíjese que data a más de 800 años en la historia. Desde entonces el gran héroe, el Quijote, tiene que ser no solamente obra de ficción, sino objeto de burla y del ridículo. El español, el hispano en general, no tolera la heroicidad. La heroicidad ajena le hace sentirse a sí mismo inferior, rebajado, de ahí que la envidia en España se considere el verdadero deporte nacional; viene a ser un valor cultural el no poder admirar a otros sin acabar queriendo reducirlos, buscando defectos y excusas para acabar rechazando la admiración y reemplazándolo por un desdén corajudo, intenso. Por eso mismo los latinos detestan a los americanos por una parte, y sin embargo no quieren sino ser como ellos – en el sentido de ricos y poderosos y decadentes, claro, no en cuanto a trabajadores y disciplinados.”
[  “Me temo que los días del americano trabajador, Maestro Sennin, disciplinado y austero de acuerdo al… ¿artha?”, preguntó el Presunto, pidiendo aclaración.
[  “Sí, al artha”, respondió nuestro Sennin.
[  “Me temo que el Americano laborioso, industrioso como icono cultural ya es cosa del pasado. También quieren ser ricos, poderosos y decadentes sin tener que trabajar. Las generaciones nacidas después de los setentas no son nada comparados a sus padres.”
[  “Bueno, sin dudas es cierto lo que dice. Son flojos relativos a sus padres, pero relativo a los países latinos créame no”, aseguró Shodai.
[  “Es Usted muy duro con los latinos, Maestro Sennin. ¿Por qué tanto resentimiento? ¡Pensé que eso lo tenía reservado para Dios!”, inquirió el Presunto.
[  “¡En absoluto! Nadie es más crítico de la cultura americana que yo, Sr. Freedman, basta leer mi libro ‘Mandated Report’ para reconocerlo, pero es una crítica honesta, franca, sincera, fundamentada, pero no resentida. Y mi crítica de la cultura latina es lo mismo. El camino a la superación, Sr. Freedman, se fundamenta en la honestidad, en una autoevaluación sincera. Sin ser sinceros con nosotros mismos vivimos en la mentira. ¡La verdad libera! Y la verdad de la cultura latina es que desperdicia sus recursos y potenciales porque vive de acuerdo a unos valores que son una inversión de los valores que llevan a la superación.”
[  “Sí, pero Shodai, como Usted mismo ha admitido, eso es también el resultado de un proceso histórico, de la colonización. Su poesía ‘El Colonizado’ lo dice todo:
“Lleva arrastrando a la cadena de su presente
El ancla de su pasado del que no se libera
De una historia que ignora y de mitos
Y fantasías de una gloria ancestral que añora
Pero que nunca y jamás hereda.
“Deplora la disciplina,
Desdeña la corrección,
Rechaza el aprendizaje y detesta
La llamada de atención a la falta propia
Pero con el lamento del ajeno en la garganta
Vive de queja en queja – eso sí le encanta
Y se resiente y se espanta de cualquier consejo sabio
Que incluyan un “tú mismo”, “cambia” o “levanta”
Así se planta el Colonizado.
“Adora a una idea de su confianza y conveniencia
Hecho en su imagen y apática semejanza
Que nada le exige pero que todo lo perdona
Como una estatua impasible
A la aborrecible miseria humana.
Es lo que emana del mentado
De sus cuatrocientos años de arrodillado.
“Condenado al patíbulo de su propia fe
Sigue orando al mismo dios sordo e inepto
Votando por el político cuan más infecto
Tocando la misma tecla en la vida
Y esperando nuevo sonido…
Indiferente al implacable pitido del tiempo que pasa.
Es la verdad rasa del Colonizado.
“Despilfarrando la vida entre trancas libertinas
Pasiones vanas, arranques sin subidas,
Y demás desatinos desechables de su soberbia
Se declara “¡libre!” en su condicionada mente
Pero en su demente conformidad de necio iluso
Es recluso en una realidad que no quiere ver…
La realidad de ser… un Colonizado.”
[  “Sí, Sr. Freedman”, comentó el Maestro Sennin, esta vez sin reparar en elogiar a su huésped por su excelente recitación poética, “los efectos de la colonización. Pero la única forma de superar el legado de ese efecto es atacándolo de la raíz. Y a la raíz de la estrategia de la colonización estuvo siempre la religión, y el arma decisiva de la religión ha sido Dios; la creencia en Dios es el legado y la presencia de la colonización, Sr. Freedman, la causa y el efecto colonizador. El latino no se molesta en salir de su estado de aletargo para superar su condición de colonizado porque se cree moralmente superior al primermundista, se cree la víctima en la Tierra pero el heredero del Reino de los Cielos debido precisamente a esa victimización. Ha convertido su indolencia, su apatía, su ignorancia, su soberbia, su anarquía, su rebeldía sin mayor propósito que la rebeldía misma, en valores culturales, valores que lo condenan a perpetuar su condición de colonizado. Una vez que la idea de Dios quede transformada, una vez que la idea de Dios refleje no una fantasía ilusoria, sino una dura realidad, comenzará la liberación completa del latino”, afirmó el Maestro Sennin, añadiendo: El latino aún cree fundamentalmente en el argumento teleológico Sr. Freedman.”
[  “¡Teleología! Buena palabra. ¿Cómo la definiría? ¿Cómo se lo explicaría a un ‘neófito’ como yo? Al fin y al cabo no soy un hombre de letras como usted, solamente las aprendo de memoria y recito las que me dan ya escritas por otros.”
La sonrisa en la cara del Presunto resaltaba el obvio sarcasmo tras el contenido de su alocución – ni él mismo se lo creía ni pretendía darse a creer. ‘¡Estamos listos para una buena bronca!’, pensó Shodai con tremendo entusiasmo y gran emoción. ‘¡Llevamos quizás horas y ni siquiera ha pasado un minuto!’ Efectivamente, estaban en los primeros instantes del primer asalto de lo que prometía ser un Gran Enfrentamiento. ‘No sé todavía quién es este Presunto, pero de que es un oponente digno no cabe duda. ¡Ni Sócrates en persona! Habrá que cuidar cada palabra, cada respuesta, y analizar cada detalle de sus preguntas, incluso y sobre todo las más aparentemente inocuas’, pensó sin pensar nuestro querido Sennin.   
[  “¿Está Usted investigando para una película nueva, Sr. Freedman?” respondió Shodai, cambiando el tono y tema de la conversación y disipando momentáneamente la nube de tensión que había invadido de pronto la sala, a la vez que soltando una leve carcajada ante la sonrisa versada del Presunto.
[  “¡Jajajaja! ¡Por eso dicen que Shodai lee mentes! Algo así. Solamente estoy investigando personajes. Mi nuevo proyecto precisa de un personaje recio, altivo, firme, de carácter, de principios, inflexible, potente. Así que digamos que estoy haciendo trabajo de campo con Usted.”
[  “Me halaga, Sr. Freedman.”
[  “No hay para que, Shodai”, respondió el Presunto, sonriente. “Ahora explíqueme la palabra ‘teleología’ si no le resulta mucha molestia, recuerde que estoy aquí como alumno privado insistiendo en beneficiarme de sus conocimientos y enseñanzas”, persistió el Presunto diplomáticamente, pero con firme insistencia.
[  “Déjeme decirle que la palabra ‘teleología’ tiene historia y por lo tanto su significado ha variado con el contexto del tiempo. No todos los eruditos se pondrían de acuerdo sobre su significado. No obstante, habiendo dicho eso, por teleología aquí y ahora, tal y como la empleo yo, entendemos el argumento que el universo, incluyendo la naturaleza misma y todo lo que contiene, o sea, la sociedad humana, progresa de acuerdo a un plan, de acuerdo a un diseño, y que por lo tanto todo lo que sucede – y esto también aplica a la historia, a la sociedad, y a toda la civilización humana – sucede por un motivo, por una causa, y en pos de un propósito final, es más, por lo general la teleología supone que todo sucede en pos de un buen propósito. Es decir, por teleología se entiende que hay un progreso implícito en todos los eventos, que todo sucede de acuerdo a un plan, a un diseño,  de acuerdo a un diseño benévolo. Según la doctrina teleológica todo lo que sucede es en realidad bueno, y si nos parece malo es solamente malo en apariencia puesto que todo sucede por una razón, y esa razón en el fondo es buena y en pos de un gran objetivo benévolo. A mi modo de entender ese es el pensamiento teleológico”, asentó nuestro Sennin.
[  “Pero usted no cree en eso”, afirmó el Presunto con gesto casual de la mano para que Shodai continuara con su razonamiento.
[  “En absoluto. Pero supongamos que sí existiera tal gran plan. Digamos que sí; digamos que sí existe tal plan y que todo lo que sucede de hecho sucede por un motivo, ¿vale?”, preguntó el Sennin enderezándose en su sillón e inclinándose sobre la superficie de su escritorio hacia el Presunto, su lenguaje corporal revelando su disposición para ‘entrar al trapo’ como se decía, es decir, ¡para entrar en el combate del debate!
[  “¡¿Ve?!”, exclamó el Presunto con tremendo entusiasmo, sus ojos de pronto tan avivados que Shodai hubiera jurado que se volvieron incandescentes por meros instantes. “¡A por eso mismo he venido! Para ver en sus propios ojos ese arrojo con el que usted batalla tan apasionadamente sus ideas. ¡Siga por favor!”
[  “Supongamos”, dijo Shodai, pausando brevemente para dejar resonar bien sus próximas palabras en la consciencia de su interlocutor, “que aceptamos de momento su proposición de que sí exista un plan universal para todos y para todo. ¡Pero solamente para el propósito temporal de este presente momento en este presente diálogo, el cual presiento va a ser el inicio de varios y dilatados encuentros dialécticos! Supongamos, como acabo de decir, que sea cierto, que sí exista un plan universal, según el cual todos y todo forman una parte. La primera pregunta que podríamos, que deberíamos hacernos sería la siguiente: ¿Cómo podemos asegurarnos de la benevolencia o de la bondad o de la justicia del mismo? ¿Quién o qué cosa nos lo aseguraría?”
[  “¿Me lo está preguntando a mí o es una de sus preguntas retóricas que usa en su discurso y que va a responder por su cuenta?”, indagó en Presunto, de poco algo sorprendido y más que un poco incómodo de encontrarse en lo que sentía ser el banquillo de los acusados.
[  “Sí, se lo pregunto a Usted y es una pregunta que no precisa de conocimiento previo para responderla, solamente de raciocinio. ¿Qué es lo que posibilita la idea misma de un plan a tal enorme escala? ¿Qué nos avala, qué nos garantiza, qué nos demuestra o afirma que ese gran plan sea bondadoso y no en última estancia algo totalmente malévolo? ¿Algo perverso? ¿Maligno? Esa sería mi primera pregunta – suponiendo claro está, que tal plan exista. Y sí, le pregunto a Usted puesto que me ha contratado como maestro de este Instituto y en este Instituto es frecuente que se le hagan preguntas a los alumnos de este tipo para que ellos mismos comiencen a razonar. Eso es como hacemos filosofía aquí, razonando, no memorizando razonamientos de otros. Responda por favor. ¿Dónde yace la posibilidad de tal plan? ¿Dónde está su garantía, su prueba, su argumento razonado para convencerme a  mí de que ese plan no es algo obsceno, algo perverso, o algo podrido, corrupto?”
[  “¿Quiere que yo se lo garantice?”, preguntó el Presunto asombrado tanto por la pregunta misma como por el repentino cambio de tono y dirección de su interlocutor.
[  “Si fuera tan amable sí, por favor”, respondió Shodai, conforme disponía tranquilamente de unos papeles que congestionaban la superficie de su escritorio.
[  “¿Quiere que yo le ofrezca una garantía de que el gran plan, según el cual todo sucede por un motivo, que ese motivo en última estancia sea benévolo y no malévolo? ¿Y por otra parte quiere que le diga qué es lo que hace que tal plan sea posible?”
[  “Sí, me hiciera ese gran favor se lo agradecería muchísimo”, añadió nuestro Sennin, ahora encendiendo un incienso como era su costumbre cuando daba seminario o consulta privada.
[  “¿Pero si el único que puede ofrecer esa garantía es Dios mismo?”, respondió el Presunto algo desconcertado.
[  “¡Dios! ¿Esa es su respuesta? ¿Dios?”, aseveró nuestro Sennin que aparentaba estar ligeramente distraído, todavía ocupado en unos quehaceres alrededor de su escritorio y por lo tanto sin atender visualmente al Presunto. 
[  “Sí, sí, Dios, y por eso mismo las personas precisan creer en Dios, en un Dios benévolo que les garantiza que todo su sufrimiento no sea en vano y que al final les asegure que todo va a salir bien en sus vidas, o si no en su vida presente al menos después de su muerte en la vida póstuma”, respondió el Presunto con una gran sonrisa, luciendo una dentadura envidiosamente impecable. Pero a pesar de la seguridad de su respuesta el Presunto también estaba a la vez algo confuso por los movimientos de Shodai el cual, detrás de su escritorio, parecía buscar algo extraviado. “¿Le puedo ayudar encontrar lo que está buscando?”, finalmente preguntó el Presunto a nuestro Sennin.
[  “Espere… ¡Ya lo tengo!”, exclamó Shodai de pronto, sacando de repente un librito negro de uno de los estantes de un pequeño librero situado a mano izquierda debajo de su escritorio. “Disculpe la interrupción. Siga, siga. Sí le estaba poniendo atención. Dios, ‘y por eso mismo las personas precisan creer en Dios’, etc., etc., porque eso les da seguridad de que ‘todo al final va a salir bien en sus vidas si no después de su muerte en la vida póstuma’, ¿verdad?”
[  “Sí, precisamente.”
[  “¿Pues se da cuenta del grandísimo lío que tenemos entonces?”, exclamó con entusiasmo nuestro Sennin.
[  “No, de qué lío me habla”, dijo el Presunto, ahora sí que sinceramente confundido.
[  “Vale, deja que se lo plantee con claridad.”
[  “Perdone que le interrumpa, pero me acabo de dar cuenta de que aún no me ha respondido a la pregunta que le plantee sobre la realidad o irrealidad de la situación presente”, insistió el Presunto.
[  “Mis disculpas, pensé que sí lo había hecho”, respondió Shodai algo sorprendido.
[  “En absoluto”, aseveró el Presunto.
[  Sum conscious, ergo sum.”
[  “Sí, eso es lo que me dijo, pero eso no responde a mi pregunta.”
[  “En realidad sí lo responde. Veamos, y fíjese bien. Lo que quiero decir con ello es que da lo mismo que estemos en un sueño, alucinando, o en una realidad virtual como la de la ‘Matrix’; el caso es que estoy consciente de ello y por lo tanto de alguna forma existo. No importa que estuviéramos soñando o no, al menos yo sé que existo. ¿Está Usted de acuerdo con eso?”
[  “Suena lógico, sí”, respondió el Presunto.
[  “¡Exacto! ¡Mi otro punto precisamente! ¡‘Suena lógico’ porque es lógico!”
[  “Sí pero Usted no sabe si yo existo o si soy un producto de su imaginación. Acabo de leer sus artículos sobre la Matrix y estaba también ansioso por debatirle sobre ello. Entonces, Usted no puede saber si yo de hecho soy real o un producto de su mente.”
[  “El Punto es que no importa”, respondió nuestro Sennin.
[  “¡Otra vez el ‘Punto’!”, exclamó el Presunto.
[  “Siempre el ‘Punto’, Sr. Freedman; por eso no importa.”
[  “¿No importa? ¿Cómo que no importa?”, saltó el Presunto, incrédulo.
[  “Para los propósitos de los argumentos, de la lógica de los mismos no importa.”
[  “Me ha perdido Shodai.”
[  “Partamos de algo que sí sé: sí sé que yo existo. Segundo, sé que al menos estoy experimentando un diálogo con Usted; y tercero, la lógica, el raciocinio de ese diálogo es compartido – sea Usted real, el producto de mi imaginación, o una ilusión implantada por un sistema virtual.  Y si no los compartimos, es decir, si no compartimos el mismo sentido de lo racional, de la lógica, eso va a salir a relucir inmediatamente durante el diálogo mismo. Al menos esa es mi postura en este momento.  O sea, si Usted es el producto de mi imaginación entonces es el resultado de mi inconsciente, en cuyo caso definitivamente vamos a compartir el mismo sentido de lo que es o no racional. Y si Usted es una implantación virtual, por ejemplo, que me quiere convencer de la realidad de mi experiencia, será mejor que comparta mi sentido lo racional porque si no le voy a descubrir inmediatamente y su intento de engañarme va a fallar por completo. Si para mí dos y dos son cuatro y Usted insiste en que no, que son tres, o cinco, o seis, tendremos un problema. ¿Me explico ahora?”
[  “¡Totalmente!”
[  “Me alegro, por eso mismo le digo que no importa la naturaleza de la realidad en la que estemos, el proceso filosófico va a ser el mismo y si Usted es un ente irreal incapaz de filosofar se va a dar a conocer tarde o temprano.”
[  “¿Y por ahora, qué tal?”, preguntó el Presunto
[  “Por ahora muy bien. Continuemos.”
[  “¡No! ¡Espere! ¿Y si estamos en la realidad pero Usted está dialogando con alguien irracional?”
[  “Entonces sabría que estoy tratando con un loco o al menos con alguien cuyas facultades racionales están seriamente impedidas. Los principios de la lógica, de la racionalidad, son universales, por eso mismo puede existir una ciencia. Lo que difiere de cultura en cultura, de individuo en individuo, son las premisas fundamentales sobre las que se aplican esos principios. Es decir, podemos no estar de acuerdo – por convicciones, por cultura, por estudios, etc. – en cuanto a lo que es real o no, pero lo que es lógico o no, irracional o no, parece ser universal. Las personas pueden tener premisas irracionales, a modo de artículos de fe, pero sus argumentos basados en esas premisas tienden a ser racionales, y sus conclusiones logrados mediante procesos igualmente racionales. Si el proceso de razonar mismo no fuera universal, no podríamos tener ni las matemáticas, ni las ciencias. Pero eso lo vamos a ver a continuación, si me permite continuar”, insistió diplomáticamente nuestro Sennin.
[  “Está bien, continúe por ahora. Ya le avisaré si tengo más preguntas”, advirtió el Presunto.
[  “Gracias.  A ver… ¡Sí! Entonces, primero tenemos un tremendo plan místico-universal manejado por un poder ubicuo que lo controla todo, hasta en el más mínimo detalle, hasta la última partícula subatómica y de acuerdo al cual todo va a ir bien para todos al final. ¿Verdad?”, preguntó Shodai.
[  “Sí, y muchas personas del mundo, quizás la inmensa mayoría viven de acuerdo a esa creencia.”
[  “Lo sé. Lo toman como la premisa dominante de toda su existencia. Pero pocos lo han analizado en profundidad. Si se acepta esa premisa, entonces las decisiones racionales de acuerdo a la misma son unas, pero si se cuestiona, si se analiza, si se somete a un escrutinio lógico, algunas personas – algunas no cegadas mentalmente por sus miedos y apegos – van a descubrir que no es tan racional como creían puesto que lo aceptaron sin pensar.”
[  “Deme un ejemplo.”
[  “Bien. Imagínese que usted está en la cuarta planta de un edificio y detecta humo proveniente de las plantas inferiores. Si Usted determina que el edificio está en llamas y que su única salida posible es saltar por la ventana a pesar de saber que se va a romper una pierna, ¿qué sería lo lógico hacer?”
[  “Pues entre perder la vida y romperse la pierna solamente un imbécil escogería morir.”
[  “Precisamente. ¿Pero y si resulta que no es un incendio tan serio, sino solamente humo proveniente de una cocina?”
[  “Usted quiere decirme entonces que el filósofo, o sea, en este caso Usted, se va a dedicar a indagar si es un incendio o solamente humo.”
[  “Así es. Y si me permite continuaré con ese propósito…”
[  “Continúe entonces.”
[  “Gracias. Bien. Entonces…Primero tenemos la idea de un universo que funciona de acuerdo a un plan místico-magistral y por supuesto benévolo, según el cual ‘todos’ se benefician. Pero, segundo, no sabemos a qué o a quiénes nos referimos por ‘todos’ – ¿será que ‘todos’ se refiere a algunos seres humanos especiales o todos los seres humanos? ¿Y los animales? ¿También forman parte de ‘todos’? ¿O solamente algunos? Y son solamente algunos, ¿cuáles? ¿Será  todos seres humanos, los animales, las plantas, las bacterias, los insectos o solamente los seres humanos? No tenemos ni idea. Eso sería lo siguiente que habría que aclarar.”
[  “¿Y por qué precisa saber eso exactamente? ¿No le bastaría creer que le aplica a Usted y a sus seres queridos, por ejemplo?”
[  “Porque la filosofía requiere que sepamos la verdad, Sr. Freedman, y llegamos a esa verdad a través del proceso de cuestionamiento tal y como lo estamos haciendo ahora. La filosofía es la disciplina de la indagación para llegar a la verdad, no importa lo que esa verdad no revele. Su propósito no es aplacar a las masas adormeciéndolas con los humos del opio de su comodidad, sino despertándolas con la luz de la realidad, de la verdad. Ese es el legado principal de Sócrates, nuestro santo patrón por decirlo de alguna forma.”
[  “¿Pues con preguntas así no le extraña que Sócrates acabara sentenciado a muerte?”
[  “Todas las grandes causas tienen sus mártires, Sr. Freedman. Bueno, prosigo. Después, tercero, tenemos que tener un ser superior, un ser supremo, a Dios por seguir el convenio, que es lo que permite, no, que es Él que nos garantiza tanto la vigencia, la posibilidad, la validez, la eficacia, etc., de tal plan místico-magistral universal, al igual de que de hecho esté puesto en acción. Sin un ente que pueda haberlo diseñado y que lo esté poniendo en acción mediante actos de su voluntad tal plan no puede ni existir ni efectuarse. ¿Cierto?”
[  “Cierto. Siga”, afirmó el Presunto.
[  “Cuarto, para lograrlo ese tal Dios tiene que tener ciertas características y atributos, los Cuatro Atributos Fantásticos de Dios, los que le permiten y que le comprometen al plan mismo: tiene que ser, uno, omnipresente, estar en todas partes a la vez; dos, tiene que ser omnisciente, saberlo todo, todo, todo lo que ha sucedido, lo que sucede y lo que va a suceder; tres, tiene que ser omnibenévolo, todo benévolo, solamente bueno y nada más que bueno, o sea, la bondad por excelencia; y finalmente, cuatro, tiene que ser todopoderoso, o sea, omnipotente, poderlo hacer absolutamente todo. Eso es lo que se precisa, Sr. Freedman, para que su idea de la teleología funcione.”
[  “Y para miles de personas eso es más que suficiente creer que ese Dios existe y que ese plan está de hecho en operación en sus vidas. Es lo que les da esperanza y propósito. ¿Por qué quiere Usted quitarles eso?”
[  “Yo no les quito nada Sr. Freedman. No se puede quitar a alguien algo que no existe. Yo solamente les ofrezco la posibilidad de no ser esclavos de una ilusión y de no tirarse por la ventana innecesariamente.”
[  “No, Usted les pone al borde de un gran abismo. Del abismo del nihilismo que Usted dice en su libro ‘Las Enseñanzas de un Sennin’ que desprecia tanto.”
[  “No Sr. Freedman, el ser humano, el creyente, ya está al borde del abismo y la idea de Dios es el que le ha puesto ahí. ¿Y sabe por qué?”
[  “Dígamelo Usted.”
[  “Para empezar, no hemos establecido, uno”, puntualizó nuestro Sennin con el pulgar de la mano izquierda, “ni la existencia de Dios; y de existir no hemos establecido dos”, indicó con el dedo índice de la misma mano, “su moralidad – o sea, que no hemos establecido que Dios sea benévolo, malévolo, o moral, inmoral o amoral; tres”, señaló con el dedo medio,  “tampoco hemos establecido su potencia, es decir, no hemos demostrado que sea capaz de cumplir con esa garantía.  O sea, que uno, podría existir, dos, ser benévolo, pero tres, ser impotente. Tampoco hemos establecido cuatro”, puntuó ahora con el dedo anular todavía de la mano izquierda, “su intención, o sea, el posible compromiso que Dios tuviera con cumplir con tal tarea. En resumen, Sr. Freedman, Usted me dice que Dios da esa garantía de que el gran plan benévolo exista, pero ahora le toca ahora demostrar que Dios existe, que tiene buenas intenciones, que es capaz, y que está motivado. Cuatro condiciones indispensables. ¿Qué me dice ahora? ¿De dónde sacamos evidencia para comprobar esas tres condiciones?”
[  “¡No se necesita evidencia Sr. Sennin! ¡Solamente se precisa de fe! ¿No fue usted quien escribió que las cosas de fe no precisan evidencia porque de tener evidencia no habría necesidad de fe?”
[  “Gracias Sr. Freedman, pero es una cita original del filósofo danés Soren Kierkegaard, yo solamente la parafrasee en mi comentario, y estoy seguro de haberle dado crédito a Kierkergaard por ello. Hay que siempre dar crédito a quien se lo merece.”
[  “Ah, claro, sí, sí, sí, es cierto, Usted sí mencionó a Kierkergaard”, respondió el Presunto, y por su sonrisa era obvio que ya lo tenía muy presente antes de atribuirle a Shodai autoría de una idea que no fue originalmente suya. ‘¿Una prueba?’, se preguntó Shodai.
[  “¿Fe?”, preguntó nuestro Sennin alzando involuntariamente las cejas con auténtica, y no fingida, incredulidad. “¿Cómo que ‘fe’?”
[  “Sí, Sr. Sennin, fe, fe en que Dios exista, fe en que Dios sea omnisciente, omnipotente, omnipresente, y omnibenevolente.”
[  “¿Fe? Vale. Pues fe entonces; pero si solamente sería una cuestión de fe, ¿para qué precisan fe en ese Dios si pueden prescindir de Él completamente y tener la fe por sí sola?”
[  “¿Cómo dice?”, preguntó el Presunto algo confundido.
[  “¡Imagíneselo, cada uno simplemente tiene fe sin tener que comprometerse moralmente a un código de conducta – salvo evitar castigo por las leyes civiles y penales!  ¿No sería mejor tener fe en algo menos exigente que Dios, tal vez un dios menor o un espíritu o algo así con menos mandamientos, ¡o mejor sin mandamientos en absoluto!, como una gran madre cósmica y consentidora que nos perdonara todo sin exigirnos nada?”
[  “¡Cada uno no puede crear su propio Dios en su cabeza! ¡Eso llevaría al caos! ¡Sería la anarquía!”, resaltó el Presunto controlando su evidente disgusto con esa idea. “¡Pero eso no es posible! ¡Bueno es posible, pero no habría bases para tal fe!”
[  “¿Cómo que no habría ‘bases para tal fe’? ¿Bases?”
[  “Sí, Shodai. ¡Bases! ¡Evidencia! ¡Lógica! ¡Razón!”
[  “Pero, Sr. Freedman, ¿para qué molestarnos con un detalle tan insignificante como ‘bases’? ¿Pero no era que precisábamos solamente de fe sin ‘bases’? No, mejor prescindimos del todo de la evidencia, de toda lógica, de las bases y vayamos directos a la fe. Así cada uno cree en lo que le da la real gana y cada uno vive de acuerdo a esa ilusión de que todo lo que haga y lo que le hagan, y lo que le pase también, va de acuerdo a un gran plan y si no somos mimados y compensados en esta vida lo seremos en una inmortalidad póstuma donde todo nuestro sufrimiento va a compensarse de acuerdo a nuestros más codiciados deseos y fantasías. Amén”, concluyó nuestro Sennin.
[  “¡Pero eso sería absurdo!”
[  “Tiene razón, lo sería. ¿Y? ¿Qué más da que fuera absurdo? ¡Sería cuestión de fe!”
[  “¡Pero Usted no cree en eso! ¡No puede creer en eso! ¿Cómo iban los seres humanos a tener un concepto del bien y del mal, ¡de la justicia!, de la empatía, de… de… no sé… del bien y del mal?”
[  “Usted mencionó el bien y el mal dos veces.”
[  “¡Pues son importantes! ¡Merecen ser mencionados muchas veces más! ¡Usted no puede creer en que sería mejor que cada uno tuviera su propia fe individual! ¡Otra persona quizás, pero Usted no!”
[  “¿Yo? En absoluto. No se preocupe por eso. Ya le dije que no creo en eso para nada. No me trago ninguna de esas patrañas de la fe o de Dios. Solamente estamos filosofando, Sr. Freedman, y cuando se filosofa a mí manera hay que considerar las últimas consecuencias de nuestras ideas”, afirmó nuestro Sennin, tranquilizando al gravemente alterado Presunto. “Eso en filosofía se llama ‘reductio ad absurdum’, es una técnica retórica que consiste en reducir un argumento hasta sus últimas consecuencias para revelar lo absurdo que es. Y como ve, su idea de una fe sin raciocinio alguno, sin ‘bases’, sin ‘evidencias’, sin ‘lógica’, sería algo totalmente absurdo. La mente humana rechazaría tal absurdo. Por eso mismo el ser humano trata de aplicar cierto raciocinio, ciertas bases – como Usted dijo – a su fe. Una fe absurda es lo mismo que ninguna, peor. Eso es parte de lo que voy a establecer en mi libro. Tenemos que tener cuestionar las bases de la fe, Sr. Freedman, y las tenemos que cuestionar de acuerdo a nuestro raciocinio y a los descubrimientos de las ciencias; solamente así podremos salvarnos del abismo. Hay que crear un nuevo paradigma de transcendencia no basado en una fe fundamentado en imposibilidades, incoherencias e inconsistencias, sino basado en la verdad, sea cual fuera esa esa verdad”, afirmó nuestro Sennin.
[  “Bueno, a eso he venido Shodai, porque me inquieta mucho su libro de filosofía que está escribiendo, ‘Las Enseñanzas del Sennin’.”
[  “¿Ah sí? ¡Bueno, ya llegaremos a eso más tarde, pero no perdamos el hilo!”
[  “Está bien, continúe Usted.”
[  “¿Por dónde íbamos? ¡Ya me he perdido!”
[  “Usted me iba aleccionando sobre las fallas inherentes en el concepto de la teleología.”
[  “¡Ah sí! Ya me acuerdo. Bien, entonces, hace falta un ser con ciertas cualidades más que extraordinarias para llevar a cabo esa idea”, recapituló nuestro Sennin.
[  “Omnisciencia, omnipotencia, omnibenevolencia, y omnipresencia”, enumeró el Presunto.
[  “¡Las mismas! Pero Usted insistió en que no se precisa de evidencia de esas cualidades para la existencia de ese ser, sino solamente hacía falta fe en la existencia del mismo.”
[  “Eso dije sí”, afirmó tentativamente el Presunto.
[  “Pero hay un problema más”, indicó Shodai con una sonrisa pícara.
[  “¿Otro problema? ¡Shodai, Usted no hace más que crear problemas! ¡Ahora entiendo por qué a los filósofos les va mal en el mundo!”
[  “Jajajaja! Sr. Freedman, los filósofos no creamos los problemas, solamente los señalamos, no es lo mismo, es distinto.”
[  “¿No es eso de una canción?”
[  “Sí, de Alejando Sanz. ¿La conoce?”, preguntó Shodai algo sorprendido.
[  “De paso, prefiero la música clásica y el jazz. Siga.”
[  “Claro, claro.”
[  “El ‘problema’ Maestro Sennin.”
[  “¡Ah sí! Hay otro problema, y Usted mismo aludió a él hace un momento.”
[  “Deme una pista porque con tanto vuelta me he perdido”, indicó el Presunto.
[  “El bien y el mal.”
[  “¿El bien y el mal?”
[  “Pues sí. Usted dijo que sin un concepto compartido de Dios, es decir, ¿si cada uno tiene su idea personal de Dios qué pasaría con la moralidad?, ¿dónde quedarían los conceptos del bien y del mal?”
[  “Sí, dije eso, sí. ¿Y bien?”
[  “Pues que es una de las condiciones indispensables para que exista tal plan mágico-místico-ilusorio. Dios tiene que ser omnibenevolente, todo benévolo, todo bueno, y que todos concordemos en su naturaleza bondadosa.”
[  “Claro. Siga. ¡Siga!”
[  “¿Pero cómo sabríamos lo que es el bien y el mal para poderle atribuir el bien a Dios? O sea, ¿cómo sabríamos que el bien es el bien y no el mal para podérselo atribuir, el bien quiero decir, a Dios y por consecuencia poder afirmar que es todo benévolo?”
[  “Usted, Shodai, ¿quiere decir que sin un concepto objetivo universal del bien entonces lo que es bueno para alguien podría ser malo para otro? ¿Es eso lo que quiere decir?”, preguntó el Presunto, buscando concordancia y a la vez aclaración.
[  “O sea, vamos a dar por supuesto que Dios exista, por el momento al menos; ahora tenemos que verificar que Dios sea bueno y no malo, y siempre bueno y nunca malo, para que así el gran plan que él ha creado o al menos del que se nos asegura, sea un plan benévolo y no malévolo. ¿Cómo vamos a saber la diferencia entre el bien y el mal para poder reconocerlo en Dios si no partimos desde un concepto claro, universal, de lo que es el bien y el mal?”, inquirió nuestro Sennin.
[  “¡Pero eso es muy obvio Shodai!”
[  “¿Obvio? ¿Muy obvio? ¡A ver! ¡Ilumíneme!”, insistió Shodai a modo de reto.
[  “¿Creí que Usted ya estaba Iluminado?”, preguntó el Sr. Freedman. 
[  “Diferente concepto”, respondió nuestro Sennin con un guiño.
[  “Pues Dios es bueno por definición.”
[  “¿Y por lo tanto todo lo que Dios hace por definición es bueno?”
[  “¡Usted lo ha dicho!”
[  “¿Entonces no existe un estándar del bien independiente de Dios al que Dios mismo tenga que estar sujeto?”
[  “La conducta y la voluntad de Dios y el concepto del bien son una misma cosa.”
[  “Entonces Dios no es omnipotente.”
[  “¿Cómo concluye eso?”
[  “Pues hay dos posibilidades. Una, que exista un estándar, un codigo universal del bien al cuál un Dios todo benévolo está automáticamente sujeto, lo cual le rinde no-omnipotente puesto que no podría hacer el mal a su conveniencia y antojo; o dos, todo lo que hace Dios es el bien por definición y podría cambiar de situación en situación o de momento a momento en cuyo caso el concepto mismo del bien es un estándar arbitrario sujeto al antojo de un ser amoral y posiblemente psicopático. ¿Cuál de los dos es? ¿El uno o el dos?”, insistió en saber nuestro Sennin.
[  “Ya le dije que la conducta y la voluntad de Dios y el concepto del bien son una misma cosa.”
[  “Perdone que le insista, Sr. Freedman, pero eso no responde a la pregunta ni aclara la cuestión. O Dios está sujeto a cierto código moral absoluto, o Dios va creando el código moral por el mero hecho de ser Dios. ¿Cuál de los dos?”
[  “No sé si le entiendo Shodai.”
[  “¿Ve Sr. Freedman, cuanta lata da esto de la teleología? Pero tengo otra pregunta para Usted.”
[  “¡Gracias a Dios es una pregunta y no otro problema!”
[  “¡No tome el nombre de Dios en vano Sr. Freedman! Jajaja. ¡Además, aún no sabe si es un problema! Fíjese, ¿si Dios existe por qué no se muestra a nosotros los seres humanos? ¿Por qué dejaros en este estado de incertidumbre en vez de sacarnos de la duda y simplemente mostrarse y dar evidencia de sus cuatro supremos atributos?”
[  “¡Eso no es un problema Shodai! Ya hemos hablado sobre ello: la fe. Si se mostrara a nosotros no precisaríamos fe porque tendríamos evidencia.”
[  “Pero ya hemos establecido que sin algún tipo de evidencia que nos guie a cierto convenio caemos en la anarquía de la creencia. ¿Entonces?”
[  “Entonces… la Biblia.”
[  “¡La Biblia! ¡Sí!”, exclamó nuestro Sennin alzando el librito negro que había esculcado hace unos minutos. “La Biblia, o su equivalente dependiendo de la fe, es lo que nos ofrece esa base, ese raciocinio, esa evidencia para la fe. ¿Pero evidencia de qué?”
[  “Evidencia de la existencia de Dios y de sus atributos supremos.”
[  “Exacto Sr. Freedman. Pero ahora sí lamento decirle que hay un tremendo problema.”
[  “¡Lo sabía! Usted no me iba dejar tranquilo tan fácilmente.”
[  “Claro que no. Y ahora el problema está en la Biblia misma”, anunció nuestro Sennin.
[  “¿No le entiendo? ¿No habíamos resuelto que el problema de la evidencia para unificar la fe estaba en la Biblia?”
[  “Para los creyentes en el Dios bíblico sí, pero ahí mismo, en la evidencia, está el problema”, afirmó Shodai. “Sobre todo si lo aplicamos al concepto del bien y del mal, y del sufrimiento justificado en pos de un bien superior, ulterior. Y para ese ‘Punto’ no hay mejor lugar para comenzar que por el Libro de Job, Sr. Freedman. Comencemos por el Libro de Job y el concepto del bien y del mal, y la idea de un Dios siempre benévolo.”
De pronto la tierra comenzó a temblar, y tremendos relámpagos alumbraron el cielo, un cielo despejado y azul.